• Jorge Fernando Martinez Meza
Mucho se ha hablado del tema de las escaleras eléctricas, que pertenecen a un centro comercial que fue inaugurado en la ciudad de Apizaco. El hecho fue noticia incluso en el noticiero más visto en México: del nocturno por el “canal de las estrellas”.

“¡¡Que chinguen a su puta madre!!, todos aquellos que se han estado burlando de nosotros por aquello de las escaleras eléctricas, entre ellos por supuesto "La Estaca" "El Videgaray" y el estúpido llamado "Callo de Hacha". ¡¡Ah!!, y ofrezco una sincera disculpa por las palabras altisonantes que he utilizado pero estoy seguro mucho de ustedes compartirán mi indignación y molestia ante los comentarios sin sentido que están haciendo de Nuestro querido Estado”, expresó en su red social, el siempre bronco Reyes Ruiz, ex alcalde de Apizaco.

Y como él, miles de tlaxcaltecas indignados. Pues redes sociales y medios de comunicación dieron mayor importancia a la “nota” en donde se establece que  supuestamente es la primera escalera eléctrica de la Entidad;  que a la inauguración como tal, de dicho centro comercial.  

Todo comenzó a raíz de que el Sol de Tlaxcala, en su crónica estableció en forma irónica, ¡Histórico!” o “Ya tenemos escaleras… ¡eléctricas!”,, que fueron retomados por distintos medios locales, regionales y nacionales.

“En pleno siglo XXI a Tlaxcala llegó la primera escalera eléctrica”, empezó la nota del ‘Sol de Tlaxcala’, pero también el ‘Sol del Puebla’ calificó el evento como “histórico”.

Los medios de comunicación detallaron que fue con la apertura de las Fábricas de Francia, una cadena de tiendas departamentales que llegó este invento a la demarcación. “Con la apertura de Fábricas de Francia, en Apizaco, el gobernador Marco Mena fue el primero en estrenarlas, de la mano de su inseparable esposa, Sandra Chávez Ruelas”, se lee en el diario. Y mientras la entidad está de fiesta, los usuarios de las redes sociales no se contuvieron y ya se burlan de la noticia de ocho columnas de los diarios locales. Vía El Sol de Tlaxcala.

Hay algunos comentarios que debemos plasmar. Y es que en efecto, Tlaxcala ha sido objeto de críticas y burlas, a lo largo de su historia por parte de otras entidades federativas a raíz del desconocimiento real de la historia. Pues siempre han tachado a los tlaxcaltecas como traidores, cuando los tlaxcaltecas nunca traicionaron a los mexicas, al tener acuerdos políticos con los españoles, después de cruentas batallas que dieron los tlaxcaltecas contra los invasores, pues los mexicas y los tlaxcaltecas eran civilizaciones antagónicas.  De hecho en la historia de nuestro Estado en algún momento pasamos a formar parte de Puebla.

Históricamente y después del México independiente, a Tlaxcala por ser un Estado pequeño de dimensión, los recursos que recibimos de la federación han sido raquíticos. Pero a lo largo de la historia, las generaciones se han sabido acostumbrar a las penumbras a pesar de la corta distancia con la capital del país. Hablar de Tlaxcala es hablar del paisaje pintoresco que lo caracteriza. Tenemos todos los climas y por ello no hemos sufridos catástrofes climáticas. Debemos saber que siempre hay sociedades que se encuadran en un tiempo y en un lugar determinado; en Tlaxcala pareciera que el tiempo se detuvo. Lo moderno llega lentamente, pero hemos sabido apreciar que ni todo lo nuevo es bueno ni todo lo viejo es malo. 

El Tlaxcalteca se distingue por su vida apacible. Gozamos de buena calidad de vida. No somos un Estado cosmopolita, pero vivimos y disfrutamos los días de la semana a plenitud. No es lo mismo perder 4 horas al día de tu tiempo en el trasporte público como en la ciudad de México, en donde prácticamente ahí la gente no vive: sobrevive.

O en el caso de Puebla, recuerdo haber leído a Fernando Montiel Tiscareño, en el portal ‘Sinembargo’, del 22 de septiembre de 2015 en donde inicia su reportaje preguntándose “¿Es Puebla como Bogotá hace treinta años? Como Puebla hoy, Bogotá se llenó de inversiones e inversionistas, de fraccionamientos y automóviles de lujo. Después se dieron cuenta… era el narcotráfico. Parece ser que, en materia de narcotráfico, Puebla no era un estado de enfrentamientos como Tamaulipas, ni un estado de siembra y cosecha de drogas como Sinaloa, Chihuahua y Durango –particularmente el área entre los tres estados conocida como el “Triángulo Dorado”-. Tampoco era un estado de trasiego como Veracruz o de internacionalización como el Distrito Federal, Baja California o Coahuila, sino un estado de residencia y de lavado. Un colombiano me lo señaló hace algún tiempo: “Puebla es como Bogotá hace treinta años”. ¿Cómo? Recuerdo que le pregunté. “Como Puebla hoy, hace veinticinco o treinta años Bogotá se llenó de inversiones e inversionistas, de fraccionamientos y automóviles de lujo, después nos dimos cuenta… era narcotráfico”. Esta conversación tuvo lugar hace siete años”, hasta aquí lo narrado en el portal ‘Sinembargo’.

O que te parece un Pachuca cada vez más moderno, pero en  donde tuvieron origen a banda delictiva de Los Z.

El Tlaxcalteca es feliz viviendo en lo todavía rural.  “Siempre proclive al gusto por las fiestas típicas, las fiestas de pueblo, el mole en sus diferentes variedades, los toros, los jaripeos, charrería, peleas de gallos, las comilonas en ranchos y haciendas, los mariachis. El Estado de Tlaxcala pudo ser el mejor escenario para películas con Jorge Negrete o Pedro Infante, en vivo y a todo color. En Tlaxcala en toda celebración no es más que una fiesta de amigos”, como lo describiera un columnista de talla nacional.

Así nos tocó vivir y que alivio. Ningún estado de la república moderno escapa al aumento de la delincuencia. Ojo Tlaxcala cada vez más estamos notando que los índices delictivos van en aumento.

En torno a las burlas hechas por esta “noticia” tonta y absurda, pues tengo el conocimiento que muchas casas de Tenancingo y otros municipios cuentan con escaleras eléctricas. Pero en relación a ello tomémoslo para reírnos: "dichoso el que sabe reírse de sí mismo porque su dicha no tendrá fin.

Por ultimo les recuerdo que Tlaxcala ha tenido grandes hazañas que incluso Jean-Jacques Rousseau en su libro “El Contrato Social”, publicado en 1762 cita: “La república de Tlaxcala, enclavada en el imperio de México, prefería carecer de sal antes que comprársela a los mexicanos, y menos de aceptarla gratuitamente. Los sabios tlaxcaltecas vieron la asechanza oculta bajo esta liberalidad. Se conservaron libres, y este pequeño Estado encerrado en tan grande imperio”.