• Enrique Gasga Ventura
Una de las razones por las que la democracia en Tlaxcala y en el país no ha funcionado para resolver la enorme problemática social, económica y política existente, es que la clase política que gobierna ha operado no para el beneficio de la comunidad;

sino para sus propios intereses, y los resultados de esto en los años recientes están a la vista: inseguridad, pobreza, retroceso en salud y educación, etc., etc., y mientras esa clase política estatal se ocupa en preparar alianzas para las próximas elecciones la situación en el estado es cada vez más grave.

México como la dictadura perfecta de la que hablaba Mario Vargas Llosa a inicios de los años noventa, muy lamentablemente para los mexicanos, no ha cambiado; más bien se ha seguido perfeccionando, donde la clase política que la ha sostenido sigue mal gobernando para su beneficio.

El ganador del premio nobel de literatura 2010; no encontró diferencias significativas entre las tradicionales dictaduras latinoamericanas de entonces y el régimen mexicano. En las primeras permanecía un hombre en el poder, en el caso de la mexicana, enfatizó, se eterniza a un partido, el PRI.

En el actual momento que vive Tlaxcala y el país, es oportuno recordar esto; porque como referí dicha dictadura no ha cambiado, a lo más ha hecho los ajustes necesarios para continuar en el poder.

Es así que ya no digamos con la complicidad; sino con la subordinación de los supuestos órganos autónomos como el INAI, la CNDH y el INE, entre otros, todos éstos órganos que en otras partes del mundo podrían aportar a un gobierno democrático, en México por el contrario debido a la dependencia de sus titulares hacia quien opera para que ocupen dichos cargos que es el propio gobierno, resulta prácticamente imposible que sirvan al pueblo mexicano; sino más bien al gobierno emanado del PRI.

Así, también en Tlaxcala los brazos del gobierno priista cubren a dichos órganos y se extienden a los otros dos poderes al legislativo y al judicial.

Sin embargo, el principal problema lo ha mostrado la historia y el escenario actual en que ese exceso de poder priista no ha sido ocupado para beneficiar al pueblo tlaxcalteca, ni para mejorar las condiciones de los diferentes sectores que hacen funcionar al estado; sino para beneficio de esa clase política en el poder.

Tanto en Tlaxcala como a nivel nacional a inicios del presente siglo la alternancia en el poder parecía abrir una oportunidad para una democracia que sirviera realmente a los intereses de la comunidad; pero luego el PRI recuperó el poder gubernamental para fortalecer la dictadura perfecta ahora perfeccionada.

Es así que con dádivas y mendrugos; así como con programas sociales electoreros el PRI ha logrado permanecer en el poder; esto claro con excepciones en que en algunas entidades algunos gobernadores principalmente de oposición han generado avances en infraestructura y otras áreas.

En el caso de Tlaxcala algunas excepciones han permitido a la entidad no quedarse en el atraso total como con las aportaciones del ex gobernador priista Emilio Sánchez Piedras cuya aportación a la economía estatal e infraestructura en algunos sectores, y más en la política le permitió destacar hasta nuestros días.

Y en el caso de las dos alternancias de los ex gobernadores Alfonso Sánchez Anaya y Héctor Ortiz Ortiz con el primero abriendo las inversiones extranjeras para Tlaxcala, y con el segundo consolidando dichas inversiones e incrementándolas significativamente; así como generando la transformación del estado en varios rubros como salud, educación, obra pública y turismo con una nueva imagen del estado; se obtuvo una variación ante el sistema dictatorial priista.

Sin embargo hoy, rumbo a las elecciones de 2018 a nivel nacional los partidos de oposición al régimen priista no ven otra forma de quitarlo del poder que haciendo alianzas; pero debido a los conflictos internos que permanecen en la mayoría de éstos, el PRI se les ha adelantado como se ha visto en las recientes elecciones participando con una alianza con partidos ramificados del propio priismo como Nueva Alianza y el Verde Ecologista.

Ante esto, los partidos de oposición que en su mayoría están fracturados con grupos que se han alineado al gobierno priista, debilitados tratan de hacer una alianza que quite al PRI del poder; pero que a unos meses de que inicie el proceso rumbo a las próximas elecciones presidenciales no se logra ver con claridad esa alianza que pueda derribar a la dictadura perfecta que ha dañado tanto a México.

Ello, y el hartazgo del pueblo mexicano contra un régimen priista que se ha valido de todo lo sucio; así como de reformas necesarias, pero operadas a modo para el beneficio de esta dictadura;  sin duda han fortalecido más que a la oposición en su conjunto, a la oposición de López Obrador.

Mientras los demás partidos parte de una oposición cuestionada no acaban de solucionar sus problemas internos, MORENA con López Obrador aunque sin un proyecto de gobierno objetivo que haga contrapeso al régimen priista, pero con un discurso romántico mesiánico; es aparentemente lo único que por ahora, sugiere una oposición al priismo rumbo a la próxima elección presidencial.

Para el caso de Tlaxcala en que se elegirán diputaciones federales y locales; así como senadurías,  MORENA y el partido local Alianza Ciudadana son los únicos partidos de oposición cohesionados y con solidez al interior; mientras el PAN y el PRD como partidos de mayor presencia opositora, pero con serios problemas de unidad y conflictos internos, representan todos ellos la oposición en el estado a la alianza priista.

Ante este escenario, nacional y local, antes que las alianzas que se están construyendo rumbo a las elecciones del próximo año; lo que urge para generar una democracia que sirva a Tlaxcala y al país, y no sólo a la actual clase política es una depuración de ésta.

No con una Ley Anticorrupción dirigida que de anticorrupción no tiene nada; sino por el contrario que es una herramienta más al servicio del gobierno para mantenerse en el poder tratando de hacer creer al pueblo que se ataca un mal que no ha sido; sino alimentado por el propio gobierno.

Urge sanear, limpiar, desinfectar a la clase política local y nacional; no sólo quitando del escenario político a los gobernantes y funcionarios que han hecho daño a Tlaxcala y a México; a los duartecitos, pero también a los salinitas; a los ex gobernadores priistas en su mayoría que son investigados por varios delitos, y a todos los que hayan saqueado los recursos del erario público para beneficiarse.

Urge una nueva clase política valiente con proyectos para hacer justicia y para que empiecen ya a construir no más discursos; sino un gobierno que realmente trabaje para la comunidad y no para la clase política corrupta que vive a costa de explotar y pisotear los derechos humanos.

Es necesario iniciar quitando lo malo de la política; a los malos políticos, y lo que quede, aunque sea muy poco, ahora sí hagan una alianza con una clase política reivindicada, que incluya verdaderamente a los ciudadanos honestos y trabajadores para construir juntos una entidad tlaxcalteca sana para todos, y que también contribuyan a la creación de un México sano, antes que una revuelta social con todas sus consecuencias lo haga.