• Adriana Dávila Fernández
Para nadie es desconocida mi posición respecto de las alianzas, coaliciones o figuras electorales que la ley permite construir para ganar elecciones. Desde que me formé en el Partido Acción Nacional, lo hice pensando en lo que significa creer en algo y contribuir a la construcción de mejores gobiernos y políticas públicas eficientes.

 

Hasta la fecha y aún con las distintas interpretaciones que se le puede dar a un posicionamiento como el mío, he buscado ser congruente en este sentido, pues creo que la identidad partidista debe ser la base para plantearle a los ciudadanos una propuesta clara sobre lo que significa tener opciones, más allá de los electorales o como una forma de repartirnos cuotas entre la clase política. Pienso, que este tipo de figuras han mermado la fuerza de las instituciones y yo creo en ellas.

Lamentablemente los partidos hemos sido rebasados, hay quienes piensan que por los ciudadanos y yo estoy segura que no es así. Nos rebasaron las grupos políticos que se colocan en cualquier partido con tal de obtener beneficios personales. He escuchado comentarios de cómo debemos aliarnos para sacar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de los gobiernos ya sea federal o estatal. 

Ese argumento por demás débil, no debe ser el centro de la discusión, pensar que todos los priístas son iguales o todos los panistas son los únicos buenos o todos los perredistas quieren aliarse con el Partido Acción Nacional, es una falacia; las instituciones se construyen con personas que no necesariamente deben pensar idéntico pero si deben tener un mismo objetivo.

¿En Tlaxcala de verdad ha habido alternancia? Hay quienes aseguran que si, yo puedo afirmar que no. Es cierto, aparentemente gobernó el PRD a través de Alfonso Sánchez Anaya y el PAN mediante Héctor Ortiz Ortiz y ¿eso cambió en algo la forma de hacer gobierno en el estado cuando ambos se formaron políticamente en el PRI y en el mismo grupo?. La respuesta debe razonarla cada uno de nosotros, basta con hacer una revisión de quienes se han mantenido en cargos clave durante los últimos sexenios. 

A muchos de ellos los he escuchado criticarse y culparse de lo que pasa en el estado, cuando siempre han estado trabajando juntos, es más en sus gobiernos son las mismas familias las que están colocadas y ocupan esos cargos. Usan las mismas prácticas electorales para ganar, desde la difamación, la simulación de supuestos “pleitos” entre ellos, hasta las mismas prácticas para coaccionar el voto. Las mismas estrategias para destruir a los adversarios internos y externos con tal de no perder el poder.

Por eso, mi voto en abstención en la Comisión Permanente Nacional, como hasta ahora lo he hecho, respetaré lo que la mayoría de mis compañeros y compañeras decidieron, pero expuse los motivos de mi voto.

También lo hice ya ante los dirigentes de mi Partido y del Partido de la Revolución Democrática, que vamos a comunicar a los ciudadanos, porque hablar del frente no es sólo decir que la suma de los votos nos harán ganar.

En las últimas campañas y especialmente en la campaña 2016, el PRD y su candidata con origen priísta y ahora morenista, orquestaron una campaña llena de lodo y descalificación, guiada por dos “prominentes priístas, el Nayarita Víctor Canovas y el tlaxcalteca Daniel Herrera Murga, acompañados de otros “destacados priístas” como César Carvajal y Elia Sánchez. Por cierto, beneficiados en los gobiernos panistas.

Nadie desconoce que la campaña negra y vil, planeada en el cuarto de guerra donde estos personajes generaron la estrategia, fue cruenta, baja y sin escrúpulos porque el objetivo era ganar a costa de lo que fuera. Tampoco nadie desconoce que el PRI uso también esta coyuntura para golpear de la misma forma y desde el “anonimato” usar todas las armas del gobierno para difamar y aventar el mayor lodo posible hacia los adversarios. La única diferencia es que se cuidaron entre parientes, pues de cualquier forma saldrían ganando como ha sido hasta ahora.

Por ello, es fundamental que si de verdad se quiere construir un frente por Tlaxcala, empecemos por entender que el diálogo va más allá de sólo seguir la línea nacional. Se debe empezar por hablar con honestidad, de frente, la reconciliación y el perdón sólo puede lograrse si entendemos que quienes están en otros partidos también son seres humanos. Que se hizo mucho daño a personas a seres humanos y sus familias.

No coincido con esa frase de que “quien está en política debe aprender a comer… sin hacer gestos”, esa frase fue acuñada en la vieja política; con tanta violencia en el país, lo que ahora se requiere es respeto, y por supuesto que se entiende que entre adversarios políticos las debilidades deben señalarse pero estas deben estar fundamentadas y nunca ser personales.

El PAN y el PRD no pueden cometer ahora, el mismo error que tanto criticamos a López Obrador, que de pronto aquellos que han sido juzgados y acusados cuando participan en otros gobiernos, se “purifican” sólo por el hecho de ser parte ahora de los apoyos a Morena.

Si el frente avanza, los más importante deben ser los ciudadanos y la política pública, el diálogo y la construcción de un programa que retome lo mejor de ambas instituciones.

Las unión debe ser para construir y no para destruir a quien sea, Tlaxcala está muy lastimado, necesita crecimiento, sus ciudadanos reclaman mejores condiciones de vida; el país también lo está y no podemos caer en la hipocresía de que todos “somos hermanos” y que esto nos una, pero si debemos lograr el objetivo que es el planteamiento inicial del porqué se construyó este Frente: que los ciudadanos tengan mejores opciones, un congreso digno, mejores representantes y por supuesto una presidencia de la República que puedan responder ante los miles de problemas que aquejan a los mexicanos.

Hoy me parece que es un fundamental la congruencia y el respeto como valores esenciales que deben predominar no solo en el discurso sino en las acciones que emprendamos, no es una oposición al Frente porque ya mi partido decidió hacerlo, respetaré y apoyaré esa decisión; es una oposición a que el Frente tenga un solo objetivo: que sea electoral; mi posición es una acción afirmativa para que la gente sepa también que somos capaces de discutir los problemas propios de la vida interna del PAN y somos capaces de superarlos. 

Mi posición no tiene que ver con un asunto personal, aunque evidentemente, los ataques de muchos fueron dirigidos hacia mi persona; y si hoy estoy cuestionando lo que vamos a contestar, es porque estos cuestionamientos en nombre de la “reconciliación” deben ser congruentes, basados a partir de la disculpa pública, no hacia mi, sino a los ciudadanos que al final terminan siendo rehenes de discursos de odio, campañas negras y muy pocas propuestas. 

El Partido Acción Nacional tiene como uno de sus pilares el respeto a la dignidad de las personas, como construí mi candidatura en el 2016 y como he pedido a quienes de alguna u otra manera tenemos coincidencias internas, lo que quiero es que estas campañas no sean el reflejo del lodo para ver quien es peor, sino para decir a los ciudadanos que la clase política se puede poner de acuerdo para hacer lo mejor para ellos, los mexicanos y no solo para las cúpulas partidistas.