• Alfonso Sánchez Anaya
Mexicanos Unidos en un único propósito nacional

Las desgracias familiares, sociales y económicas que han acarreado los recientes sismos, podrían permitir asomarnos a un México distinto y mejor del que estamos viviendo.

Ese empuje de la gente del pueblo para ayudar a sus compatriotas caídos en desgracia por los impactantes fenómenos de la naturaleza, nos dice que existe una conciencia colectiva que podría despertarse también, para dirigirse hacia otros objetivos igual de importantes a esa solidaridad mostrada para con los afectados por los recientes sismos.

Esa entrega y ese heroísmo de muchos mexicanos comunes, que desde el anonimato han sido generosos y valientes para remover los escombros con la esperanza de encontrar a alguien o a algunos sobrevivientes, le han dado no solamente un ejemplo de cómo comportarse al gobierno, a los partidos, y en general a la clase política de este país, sino un claro mensaje de que unidos pueden generar cambios significativos en la forma en que son tratados por quienes los gobiernan mal  y por quienes deberían de representarlos y no lo hacen.

El contundente rechazo de la población hacia los políticos y gobernantes, por la presencia de éstos en los lugares donde se están llevando a cabo las labores de rescate por el colapso de casas y edificios, debiera ser un llamado de atención para quienes desde sus pedestales de poder miran incluso con desprecio a aquellos que diariamente salen a buscar el sustento de sus familias de manera digna y honesta.

Sin embargo, es increíble y vergonzoso observar cómo gobernantes, partidos y clase política, en lugar de asumir un cambio de comportamiento por el ejemplo recibido de la solidaridad de la gente con el dolor, la necesidad y la desgracia de los damnificados por el sismo, insisten en continuar con sus prácticas corruptas, demagógicas y de simulación, tratando de acaparar los bienes donados por la población para ser ellos los que los repartan y tomando el infortunio provocado por los sismos, con un oportunismo protagónico en cuanta ocasión se les presenta.

Por todo ello, no es extraño que un funcionario federal de primer nivel, al pretender hacer acto de presencia en un inmueble siniestrado de la Ciudad de México, fuera recibido por todos quienes removían los escombros del edificio derrumbado, muchos de ellos con las manos sangrando, con insultos y en medio de una auténtica lluvia de piedras y de gritos: “no te queremos aquí, no los queremos aquí” “ponte a trabajar”.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, dicen, y eso es precisamente lo que les está sucediendo al gobierno de México, a los partidos políticos y a toda la clase política de este país, que tuvo en sus manos la enorme oportunidad de adoptar un comportamiento diferente con motivo de la tremenda y dolorosa desgracia que está viviendo parte importante de nuestra población, pero que en lugar de eso, sólo dio muestras de querer permanecer en el poder a costa de lo que sea sin importarles el bienestar de los mexicanos.

La gente ha dado muestras una vez más de que es capaz de unirse en un gran propósito nacional; ¿seremos capaces de unirnos para cambiar y transformar a una Nación herida también por su mal gobierno? El 2018 está a la puerta y probablemente vuelva a temblar en México, pero esta vez el fenómeno podría traer sólo beneficios para el pueblo de México; será la reconstrucción de las conciencias.

Tres años de impunidad y de mentiras, Ayotzinapa

En el tercer aniversario de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, permítanme citar a Don Epifanio Álvarez, padre de Jorge Álvarez Nava, una de las víctimas del 26 de septiembre de 2014:

“Seguiremos en la lucha porque queremos a nuestros hijos de vuelta, sabemos que el gobierno se los llevó, no nos queda la menor duda de que ellos fueron los que privaron de su libertad a los 43 muchachos. Exigimos que se sigan todas las líneas de investigación que los expertos internacionales dejaron porque no las han seguido, se han hecho sordos, ciegos y nada más dicen estamos trabajando, estamos haciendo y cuando se dan las reuniones en la PGR no tienen nada”.

…“no es posible tanta injusticia, tres años de que las compañeras madres bajo la lluvia, bajo el sol, bajo el frío, con hambre sufriendo y este pinche gobierno no tiene nada, es un coraje, es una impotencia”.*

*El Sur, Periódico de Guerrero, 23 de septiembre del 2017.