• José Vicente Sáiz Tejero
Focos rojos: endeudarse exige prudencia y sensatez, cualidades ausentes en nuestros ediles y diputados


 

     Tiempos de Democracia

 

Si de pedir dinero fiado se trata, aplica el adagio “ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”

Trabajo, crédito y desarrollo, valores indisociables en el modelo capitalista que rige en el mundo occidental

  Corría el año de 1997, quinto de su mandato. José Antonio Álvarez Lima, luego de dejar en ceros la deuda pública de los municipios tlaxcaltecas de la que su gobierno era por ley garante, envió al Congreso una iniciativa que impuso severas restricciones a la contratación de nuevos créditos. La finalidad no podía ser más clara y precisa: se trataba de impedir que, en adelante, los impagos de los ayuntamientos comprometieran el de por sí precario equilibrio de la hacienda pública. Como era previsible, aquella decisión tuvo dos efectos contrapuestos: frenar la actividad económica del estado a cambio de protegerlo de desastres financieros semejantes a los que han quebrado las finanzas públicas de entidades federativas cuyos irresponsables gobernadores buscaron notoriedad política con obras -casi todas de relumbrón-, construidas con empréstitos cuyo monto excedía cientos de veces su capacidad real de pago. Parte de esas cantidades ingentes de dinero fiado acabaron engrosando fortunas mal habidas y/o canalizándose a campañas políticas basadas en el derroche ilimitado e ilegal de recursos públicos. O a ambas cosas.

Criterios cambiantes

 La vigencia de la medida adoptada durante la gestión de Álvarez Lima se mantuvo once años, y dejó de tenerla en el 2008, año en que el Congreso aprobó una nueva Ley de Deuda Pública para el Estado y sus Municipios que, de hecho, derogó la anterior disposición y abrió la posibilidad para que el gobierno estatal pudiera contratar deuda hasta por el 20% de su presupuesto anual y para que los municipios hicieron lo propio, con un 15% como techo. La norma no establecía limitaciones al tiempo pactado para la amortización de los dichos créditos. Mas tarde, en el 2015, la legislatura local en funciones dio su autorización para que los empréstitos gestionados ante Banobras -Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos- se pagaran con recursos provenientes del Fais -Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social-. Y ahora, hace unos cuantos días, los actuales diputados ratificaron a los ayuntamientos los topes porcentuales de sus créditos, fijando como tiempo máximo para su liquidación el término de sus periodos constitucionales.

Mi experiencia

   El tema, por lo menos en el ámbito de lo teórico, lo conocí a profundidad en virtud de haber sido -a título honorario- representante del gobierno de Tlaxcala ante Banobras durante la segunda mitad de la gestión de Emilio Sánchez Piedras. Esta es mi experiencia personal y se las cuento por partes: educado que fui desde niño en la disciplina del ahorro siempre he tenido reservas para recomendar que se acuda al crédito a fin de resolver problemas de carácter coyuntural. Otro enfoque muy distinto, aunque siempre cauteloso, es el que ha de darse a la contratación de una deuda que tiene por objeto reunir el capital necesario para financiar actividades privadas con alta probabilidad de convertirse en negocios rentables. Esa, aclaro, es la óptica desde una perspectiva individual o familiar; distinta, muy distinta, es la estrategia que debe adoptarse cuando lo que se pretende es resolver carencias sociales que atañen a grupos de personas cuya capacidad de pago en lo individual es reducida, pero que se potencia cuando se asocian formando frentes solidarios. Juntos se vuelven sujetos de crédito.

La fuerza de la unión

 Así por ejemplo, un comerciante en pequeño es probable que no tenga recursos suficientes para construir su propio tendajón, pero si puede pagar una reducida cuota diaria que le permitirá convertirse en propietario de un puesto dentro de un mercado municipal que reúne colectivos con diferentes giros comerciales. Unidas las fuerzas dispersas de los interesados, la materialización de ese hipotético mercado se vuelve financiable con recursos de la banca de desarrollo, contratados a tasas sensiblemente inferiores a las que privan en la banca privada, y con plazos para su amortización que -en la época a la que me refiero- llegaban a ser hasta de treinta años. El criterio explicado era -y supongo que sigue siéndolo- igualmente aplicable a la construcción, por ejemplo, de rastros, centrales camioneras, sistemas de agua potable, etc., o a la adquisición de flotillas de vehículos de carga, de autobuses y de taxis, entre otros.

Aliado del progreso

  Los créditos que fueron bien planeados y administrados con honestidad hicieron viable -a lo largo y ancho del territorio nacional- un número muy considerable de obras y servicios. Sin ellos, su concreción habría tenido que diferirse, a la espera de que los gobiernos pudieran atenderlos con recursos provenientes de la recaudación fiscal. El tema, siendo de importancia, entiendo amigo lector que es árido y no fácil de explicar, razón por la cual no abuso de su paciencia y lo concluyo. Reconozco, sí, que, sin reglas de operación claras y con personal sin escrúpulos a cargo de su gestión administrativa, esos créditos acaban convertidos en fracasos que comprometen las finanzas públicas. Mas la premisa contraria es también cierta y, por esa razón, la apuesta debe ser, a mi juicio, abrir de manera ordenada la puerta a las posibilidades que ofrece el crédito para mejorar la condición de vida de las comunidades. Y si el enemigo es la corrupción y la incompetencia, hay que enfrentarlo con otras armas y por otras vías. Es cierto que Tlaxcala fue hasta poco un estado que se distinguió por ser el único sin deuda ninguna, pero también es verdad que, esa política restrictiva, limita las expectativas de superar los indicadores de pobreza que por años han descrito nuestra realidad económica.

ANTENA NACIONAL -1-

De la secrecía del voto parlamentario

  Las distintas modalidades que existen para votar en los congresos de los países que viven en democracia -sea esta apenas incipiente o ya consolidada- se volvió la pasada semana tema central. Dos eventos -uno en México, el de la destitución del fiscal Santiago Nieto, y otro en España, el de la pretendida independencia de Cataluña-, impulsaron el asunto a las primeras planas de la prensa. Esta es mi opinión al respecto. El elector -me refiero al ciudadano que, en ejercicio de su derecho, acude a las urnas para elegir a quien lo representará en las cámaras, ese elector, repito, con su sufragio, delega en su diputado y en su senador la facultad de decidir lo que juzgue conveniente a los intereses, primero, de la comunidad que lo votó y, segundo, de la ideología del partido al que pertenece y con cuya propuesta obtuvo la mayoría que lo llevó a su curul, si es diputado, o a su escaño, si es senador. Pero ni la aceptación de ambas premisas ni la libertad representativa que el ciudadano les confirió, les exime del compromiso ético de votar de cara a la sociedad, y no en forma secreta. Ese ocultamiento, de ocurrir, supone una cobardía o, peor aún, una venalidad inconfesable. Y en cualquiera de los dos casos, la acción equivale a traicionar a quien, como usted o como yo, depositamos en sus personas la confianza de representarnos con transparencia y dignidad.

ANTENA NACIONAL -2-

Colección de absurdos

  Tenemos petróleo pero, al no poder refinarlo con honestidad y eficiencia, importamos de Estados Unidos su principal derivado, la gasolina, a los precios que rigen en el mercado especulativo internacional. La situación tiene dos responsables conocidos: el sindicato improductivo y corrupto, y las comaladas de funcionarios ladrones con que sexenalmente nos obsequia el sistema. Y ese no es el único absurdo que nos aqueja; vea usted este otro: en México se cultivaba marihuana de alta calidad -v.gr. la célebre Golden Acapulco-, pero en lugar de gestionar espacios para la normalización de su comercialización, nos dedicamos a perseguir a sus cultores. Gracias a esa irracional política hemos atestado las cárceles de consumidores, y los cementerios y las fosas clandestinas de productores y distribuidores de la hierba. Para subrayar el despropósito, adquirimos en Estados Unidos los compuestos médicos que usan como elemento activo a ¡la marihuana que aquí obsesivamente destruimos! Otro caso difícil de entender: México -la sierra de Guerrero- tiene un clima excepcionalmente apto para cultivar la amapola, planta de la que se extrae la sustancia precursora de la morfina, medicamento de alto costo eficaz para el alivio del dolor. Pues bien, en lugar de legalizar su producción seguimos empeñados en aniquilar a los campesinos que la siembran. Estos son sólo algunos apuntes en la larga lista de estupideces surrealistas que caracterizan a este mundo al revés que han construido nuestros ccos;ar s males.  tivo a nstruido  goma. tores izacila producen. uestos que se utilile conferñaia) ensieron estrepitosamente. Dpolíticos a lo largo de los años.  

 

Postdata: A efecto de cumplir con la encomienda que año con año me asigna Máximo Hernández Cervantes, director de El Sol de Tlaxcala, para escribir los Especiales Taurinos de la Feria de Tlaxcala, dejará de publicarse Tiempos de Democracia los tres siguientes lunes. Hasta entonces.