• Ángelo Gutiérrez Hernández
Ningún estado puede aspirar a ser una sociedad plenamente democrática mientras persistan la desigualdad, la discriminación, y la violencia contra las mujeres.

 Lamentablemente, en Tlaxcala y en México la igualdad de género sigue siendo una asignatura pendiente que lastima no sólo el tejido social sino también la dignidad de las ellas que además, numéricamente, constituyen más de la mitad del país y de nuestra entidad.

Pero las mujeres siguen enfrentando condiciones de gran vulnerabilidad, entre otros motivos por la comisión de feminicidios con impunidad casi total, como el ocurrido hace unos días que enlutaron no solo a la familia de Jazmín, sino a todo Tlaxcala y a México.

 Jazmín Contreras López de 19 años era subgerente en una tienda de telas en Mazatecochco, Tlaxcala. Dos de sus empleados la asesinaron pues no soportaban que una mujer más joven que ellos les diera órdenes.

Miguel “N” y Óscar “N” ambos de 24 años de edad y uno de ellos sobrino de ella, sacaron a Jazmín durante la jornada laboral el pasado 16 de octubre para después ahorcarla y dejar su cadáver en el bosque de La Malinche.

La violencia contra las mujeres debida a su condición de género, se da en todos los ámbitos y por parte de agresores diversos, desde la pareja y familiares hasta desconocidos; constituye un fenómeno extendido con características y matices diferentes

La violencia ejercida contra la mujer se refiere a todo acto, acción o conducta de maltrato basado en su género, que tiene como resultado, posible o real, un daño físico, sexual o psicológico. Ésta adopta numerosas dimensiones y busca someterla en todos los aspectos de su vida; afecta su libertad, dignidad, seguridad y su intimidad; es multiforme, pues tiene diferentes características y se manifiesta con diversos matices, unas veces interrelacionados y otras recurrentes, ya sea en situaciones cotidianas o extraordinarias, y afecta además a personas con quienes ellas mantienen ciertos vínculos afectivos

En 1979, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue el primer organismo internacional que detectó y reprobó la gravedad de la violencia contra las mujeres y reconoció explícitamente que esta situación en el entorno familiar es el crimen encubierto más frecuente en el mundo, y aprobó en 1980 la Convención para Erradicar la Discriminación Contra la Mujer.

Pero aunque existen avances respecto a su inclusión y reconocimiento de derechos y demás, lo cierto es que persiste una marcada condición de vulnerabilidad de la mujer respecto al hombre y por desgracia un sostenido aumento de asesinatos de féminas.

De 1990 a 2015, 290 mujeres tlaxcaltecas fueron asesinadas; de esos homicidios, 42.1 por ciento se perpetró en los últimos nueve años; tan sólo en el trienio 2013–2015 la cifra fue de 53 defunciones por esta causa, lo cual demuestra un aumento acelerado de este delito, lo mismo que en suicidios de personas de este género.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía(Inegi) da cuenta que en 2015 se registraron 2 mil 699 fallecimientos de mujeres y niñas, por diversas causas, sin embargo, de esa totalidad, 3 por ciento corresponde a agresiones intencionales, “es decir, la causa del deceso fue por homicidio”.

Este delito es la tercera causa de muerte entre la población joven, de entre 15 y 29 años de edad, y la principal de las mujeres en este rango de edad, puntualiza.

El Inegi precisa que durante 2014 se registraron 23 defunciones de mujeres que perdieron la vida al ser agredidas intencionalmente; en 2015 fueron 13, lo cual significa 26.1 y 16.3 por ciento del número total de homicidios reportados, respectivamente.

En el periodo 1990–2015, mil 546 personas fueron asesinadas y de esa cantidad, 290 eran mujeres. De 2007 a 2015 “se observa un incremento significativo”, pues en esos nueve años se concentra 42.1 por ciento de homicidios sucedidos en 26 años, mientras el restante 57.9 se cometió a lo largo de 17 años.

Ello “indica que durante los últimos años ha habido un aumento acelerado” de muertes por esta causa. El instituto explica que de esa cifra global de 290, 24.5 por ciento se perpetró en el sexenio 2007–2012, semejante a la del 2001–2006, “mientras que en los últimos tres años, 2013–2015, ya han ocurrido 53 asesinatos de mujeres.

Estos datos nos demuestran que el asesinato de Jazmín, por desgracia, no es un hecho aislado y que los gobiernos, municipales y estatal, deben hacer causa común para establecer políticas públicas que permitan reverter esta deleznable situación.

Pero también los actuales diputados deberían replantear esa decisión que tomaron hace algunas semanas, cuando decidieron disminuir la pena máxima prevista para el delito de feminicidio al pasar de 70 a 60 años de prisión al reformar el artículo 229 del Código Penal para el Estado de Tlaxcala y de paso, cuando redujeron el monto de las multas hasta en un 460 por ciento, al pasar de un índice de dos mil 170 y cuatro mil 620 días, a 500 (37 mil 745 pesos) y mil (75 mil 490 pesos) días del valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).

Tlaxcala no debe ser paraíso de la impunidad y de la agresión a la mujer, no queremos que nuestra entidad viva lo que en su momento pasó en Ciudad Juárez. Todos tenemos una mujer en nuestra razón de ser, hijas, madres, esposas, hermanas, compañeras, luchemos por ellas y con ellas.