• Dulce Mastranzo
La educación sexual ayuda a las personas a obtener la información, las herramientas y la motivación necesarias para tomar decisiones saludables sobre el sexo y la sexualidad. Como anteriormente lo dije, la salud debe constituir una de las prioridades más urgentes en toda administración y ejecución de políticas públicas.

 

El derecho a la educación sexual, es un derecho humano en sí mismo, que a su vez resulta condición indispensable para asegurar que las personas disfrutemos de otros derechos humanos, como el derecho a la salud, el derecho a la información y los derechos sexuales y reproductivos. 

Por ello, en conjunto con mis compañeros diputados y como Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos. Grupos Vulnerables y Derecho de Niñas, Niños y Adolescentes, realizamos la aprobación de reformas a la Ley de Educación del Estado y a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, para garantizar que la educación sexual sea obligatoria en los diferentes niveles de educación básica, así como el deber jurídico de las autoridades estatales, relativo a propiciar un ambiente libre de violencia sexual a favor de niñas, niños y adolescentes.

Pese a posturas que puedan existir respecto a reservar esta educación a niveles escolares más altos, no debe pasar por inadvertido que a nivel mundial, una gran cantidad de adolescentes ya son sexualmente activos antes de cumplir 20 años de edad, y la gran mayoría (alrededor del 60%) no utiliza ninguna protección contra el embarazo, ni contra el riesgo de adquirir una Infección de Transmisión Sexual.

Durante años, la falta de educación sobre temas de salud sexual, trajo consecuencias desastrosas que la sociedad aún está padeciendo, como el inicio no elegido, involuntario y/o desprotegido de la vida sexual, la exposición a embarazos no planeados, no deseados, o en condiciones de riesgo y la exposición a una infección de transmisión sexual (ITS), cuya expresión más dramática es el VIH/Sida.

Las sociedades que promueven una educación de la sexualidad integral, experimenta menos problemas, ya que esta educación no es solo genitalidad, no genera promiscuidad y no solo es reproducción, conlleva formar el sentido de responsabilidad y de que los jóvenes sepan lo importante de valorar y respetar sus cuerpos y los de sus parejas. Así, el derecho a la educación sexual es parte del derecho de las personas a ser educadas en derechos humanos.