• Pedro Morales
Lo peor que nos puede pasar este martes, es que a los tlaxcaltecas nos quieran convencer de que vivimos en esa quimera llamada la “Isla de la Fantasía”, que fue invento de la exgobernadora Beatriz Paredes, donde en ese mundo maravilloso no pasaba nada y ni frío hacía.

 

Luego Alfonso Sánchez Anaya el priista-perredista y exmorenista se le ocurrió la idea de colocar a Tlaxcala en los primeros lugares de seguridad y hasta como el Estado más seguro del país.

Tan fue del gusto de los gobernantes que a la fecha es una de las frases más gastadas para justificar, en estos momentos, el clima de inseguridad creciente que todos los días se vive en los 60 municipios de Tlaxcala.

Es claro que desde la óptica de quienes gobiernan en estos momentos, “son hechos aislados”, que lamentablemente lastimas a las familias y hacen vivir en al zozobra a quienes habitan o cruzan por el territorio tlaxcalteca.

Va a ser lamentable que en el informe que viene además de ser un evento selectivo, donde solo entran burócratas y gente de los pueblos elegida, con gafete y cuidando de que nadie empañe con alguna manta o cualquier manifestación de protesta esta faraónica muestra de poder.

Seguramente nos van a dar a conocer los “resultados” de la coordinación que existe entre las fuerzas estatales y federales de seguridad que resguardan la seguridad de los tlaxcaltecas.

Pero la realidad descubre con crudeza y sin miramientos su rostro con el reguero de muertes, desde mujeres sacrificadas, ciudadanos ejecutados, cuerpos que aparecen de la noche a la mañana y que en su mayoría forman parte de las “carpetas informativas”, sin resolver.

Tal vez y solo tal vez esos viajes al extranjero como por ejemplo a Italia, las múltiples ocupaciones para atraer inversiones, que son esfuerzos palpables, hace perder de vista a los gobernantes que en materia de seguridad vamos como los cangrejos.

Porque al decir que son “casos aislados”, se atenta contra la inteligencia de quienes con su voto llevaron a esta clase política a donde se en encuentra, allá arriba, muy lejos de la otra Tlaxcala, la que desgraciadamente pone los muertos.

No es posible que sean invisibles los cotidianos robos, asaltos y agresiones de la delincuencia nuestros ciudadanos, asaltos a negocios son una constante, las bandas fuertemente armadas se han apoderado de la plaza llamada Tlaxcala.

Esto sin contar los robos de autos que son el pan de cada día, pero ya Tlaxcala cobra fama por lo peligroso de sus carreteras, sobre todo la de México-Veracruz que hace temer por su vida a los traileros desde Calpulalpan hasta Tequexquitla.

Y así vamos desgranando la mazorca de la inseguridad, por ejemplo con el asalto al tren conocido como “La Bestia”, que en este año por concluir no se puede decir que en los once meses que han transcurrido no se haya registrado uno o varios intentos de asalto.

Deveras será tan difícil establecer un cerco de seguridad en el tramo que comprende de Huamantla a Muñoz de Domingo Arenas, que es la ruta en donde los modernos bandoleros ponen piedras y árboles para frenar la marcha de las locomotoras de Ferrosur, los resultados saltan a la vista.

Para los habitantes de Cuapiaxtla y El Carmen Tequexquitla, que son quienes han visto el nacimiento de los “huachicoles” desde hace tres décadas y que es una actividad a la que se dedica gran parte de la población, sobre todo los jóvenes.

La razón es la falta de empleos y oportunidades que no llena la armadora de autos Audi, no hay donde trabajar y el huachicol es el que alimenta a muchas familias, incluso participan en la “desaparición” de tráileres con mercancía a plena luz del día.

No es posible que a estas alturas la gendarmería, el ejército, la PGR o los municipales y estatales no ubiquen los lugares en donde se vende el combustible robado, donde incluso hay gasolineras que posiblemente son centros de venta de miles de litros de gasolina y diesel ordeñados de los ductos.

Ni se diga de la trata de personas con fines de explotación sexual, actividad que ya salió de Tenancingo para extenderse al menos en 35 municipios, sobre todo en las carreteras, donde la prostitución es más que evidente.

No es posible que con cursos de capacitación en los municipios donde operan los padrotes, se pretenda combatir este flagelo, o con iluminar de azul las presidencias se erradique esta nueva “leyenda negra de Tlaxcala”.

De verdad la situación de inseguridad es más que alarmante, mientras se prefiere el lucimiento personal o aplicar cientos de millones en obras de relumbrón que a final de cuentas benefician a unos cuantos.

Es lamentable ser testigos del dispendio en medio de la pobreza de nuestro pueblo, es ofensivo a estas alturas que nos digan que Tlaxcala sigue ocupando los primeros lugares de seguridad en el país ya que eso en nada nos beneficia, mientras crece la inseguridad.

Muestra de este negro panorama es lo que pasó este viernes en Calpulalpan, los vecinos de Zacacalco se enfrentaron con la policía, el saldo fue de un padre de familia muerto y tres jóvenes heridos.

Ahí está claro el mensaje de que en Tlaxcala la inseguridad, sobre todo en los municipios, le gana a ese galardón que nos quieren endilgar, mientras todos padecemos la furia de la inseguridad y la delincuencia… NO HAY MÁS CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER.