• Enrique Gasga Ventura
Lo que prácticamente se ha convertido en un combate inexistente contra la delincuencia por parte del gobierno de Tlaxcala y de todo el país, en que las estrategias para supuestamente atender este grave problema han sido ineficaces y burdas;

 

 el gobierno tlaxcalteca con el anuncio de poner “arcos de seguridad”, en las entradas al estado -medida que por sí sola de ningún modo significa blindar a Tlaxcala-, sólo muestra la continuidad en la implementación de estrategias fallidas con malos resultados donde se han utilizado; esta situación se agrava cuando la delincuencia organizada y de todo tipo desde el sexenio anterior vive en un paraíso en Tlaxcala.

Y es que en los últimos años el incremento en la existencia de todo tipo de delitos no ha podido frenarse en la entidad.

De acuerdo a los resultados obtenidos por el Semáforo Delictivo Nacional en 2017 Tlaxcala figura como una de las entidades con presencia de la delincuencia organizada ocupando el lugar diecinueve en ejecuciones del crimen organizado por encima de entidades como Hidalgo, Puebla, Jalisco, el Estado de México y la Ciudad de México; así como otras entidades del norte del país identificadas como de fuerte presencia delictiva.

Y en que en este mismo rubro de Ejecuciones de Crimen Organizado en 2017 contra los resultados obtenidos en 2016; Tlaxcala aparece vergonzosamente entre los tres primeros estados de la República donde se dio el mayor incremento en este delito con el 216 por ciento; sólo por debajo de Baja California Sur y de Nayarit, y por encima de todos los demás.

Pero eso no es todo en cuanto a datos preocupantes para nuestra entidad; en el delito de secuestro el Semáforo Delictivo Nacional muestra en estos mismos resultados que Tlaxcala ocupó el lugar número dieciséis apenas por debajo de la media nacional; mientras que en robo de auto, Tlaxcala ocupó el lugar doce con semáforo en rojo con 163 delitos sufridos tan sólo el año pasado según los registros.

Lo anterior además de los delitos de robo a casa habitación, autopartes, asalto, extorsión, violación y diversos delitos contra la mujer, trata de personas, entre otros que también se han incrementado en la entidad.

Y ante todo este clima de inseguridad que hoy tiene Tlaxcala resulta reprobable la actitud por parte de los gobiernos federal, estatal y municipales, debido a que los pésimos resultados obtenidos para combatir a la delincuencia no hablan, sino de la implementación de estrategias fallidas que a sabiendas de que no garantizan la disminución de delitos, las aplican; y lo cual convierte a dicha actitud institucional en mera simulación en el combate real a la delincuencia.

El poner denominados “arcos de seguridad” en las entradas a la entidad de ningún modo blinda a Tlaxcala como se anunció en varios medios de comunicación; ya que esto –aplicado de manera adecuada, sólo podrá ayudar en algo a detectar posibles autos robados, o cargamentos ilegales durante el ingreso a la entidad, que apenas representan un porcentaje mínimo de los delitos que se cometen a diario en el estado.

Eso sin contar que las experiencias en ese tipo de operativos no han sido satisfactorias para combatir la delincuencia, y más bien han servido para extorsionar a miles de automovilistas que transitan por dichos arcos con el pretexto de que les falta un documento, o algún trámite para circular, y lo cual además representa una entrada significativa de dinero a las arcas de las instituciones policiacas, o a los bolsillos de los elementos policiacos como se ha denunciado en muchos lugares donde se aplican estos operativos.

En este sentido, por ejemplo, la Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos de Tlaxcala (CONATRAM), en reiteradas ocasiones han denunciado extorsiones a los operadores de camiones de carga en operativos similares en carreteras federales del estado, mientras que el robo a camiones de carga continúa creciendo; así como los casos de extorsión.

Es así que con bombo y platillo el gobierno del estado de Tlaxcala anunció la implementación de dichos “arcos de seguridad”; sin embargo, y lamentablemente se continúa dejando fuera el asunto de las deficiencias en la procuración de justicia donde no sólo son muy escasas las sentencias condenatorias contra delincuentes; sino que las investigaciones por este tipo de delitos son extremadamente lentas, y nunca, o casi nunca dan justicia a las víctimas, o a su familia.

De esta manera urgen estrategias integrales objetivas y eficaces reales contra la delincuencia; urge una limpia en las corporaciones policiacas; urge la aplicación adecuada de los recursos; la profesionalización del personal encargado de la procuración de justicia; así como la voluntad de las autoridades para realmente combatir a la delincuencia; y cuando lo hagan, esto se deberá reflejar en la disminución gradual de los delitos; por lo pronto, y lamentablemente para las familias tlaxcaltecas lo hecho por las autoridades en este tema sigue siendo sólo simulación.