• Rodolfo Moreno Cruz
Acabo de terminar de leer el libro ¿Y ahora qué? México ante el 2018 editado por Héctor Aguilar Camín y otros autores de renombrado prestigio. Se debe reconocer, en primer lugar, que las credenciales de las y los autores son ya garantía de calidad. En segundo lugar también es necesario subrayar que la relevancia de las ideas ahí discutidas son de vital importancia. Sin embargo y a pesar de los puntos anteriores, hay un grave déficit. Faltan temas ineludibles. Vayamos con calma.

 

 

En sus páginas iniciales se escribe que “¿Y ahora qué? México ante el 2018. No es solo un libro que revisa los problemas centrales de México en vísperas de las elecciones del 2018. Es también una llamada a la acción.” Y agrega enseguida “Mejor: un mapa de acciones posibles, una ambiciosa pero precisa lista de decisiones públicas que están al alcance de la mano: un libro de diagnóstico con soluciones”.

Bajo esas afirmaciones (quizás provocadoras) resulta preocupante que como problemas centrales no figuren diversos e importantes temas que atañen a diversos sectores de la sociedad. Por ejemplo, son cuatro temas ausentes de este “diagnostico”: pueblos indígenas, mujeres, empresarios, grupos invisibilizados.

Ciertamente, en primer lugar poco se aborda la problemática de los pueblos y comunidades indígenas. Son escasas la referencias a este tema y cuando se hace se realiza por conexión de otro tema paralelo. Por ejemplo, una de las pocas referencias a los pueblos indígenas es la de Héctor Raúl Solís Gadea quien resalta que “la unidad de México se ha tratado de cimentar en el ideal de la identidad mestiza, o en la historia de bronce que no reconoce la rica pluralidad de grupos sociales que han participado en la construcción de la nación”. Al igual que este párrafo podemos encontrar, intercalado en diversos textos, otras referencias a pueblos indígenas pero nunca como “diagnostico” y en consecuencia tampoco hay “soluciones”.

En segundo lugar, tampoco existe el “diagnostico” para el tema del pleno respeto a los derechos de las mujeres. Poco se hace referencia a las políticas públicas de salario rosa, seguridad rosa, transporte público rosa. Tampoco se dice nada de los feminicidios y los acosos sexuales en el ámbito laboral y familiar.

En tercer lugar, hay muchas preocupaciones de las y los empresarios mexicanos que no se visualizan. Solo por poner un ejemplo. Tengo un amigo empresario que se dedica (entro otras actividades) a la producción del pollo. Me pidió opinión sobre qué estaba haciendo el gobierno en relación al tema de la investigación antidumping sobre las importaciones de pierna y muslo de pollo originarias de los Estados Unidos de América. Supe opinar poco. Paralelamente le recomendé la lectura de los capítulos de Carlos Elizon “el Estado Incompetente” y el de Fausto Hernández “Impuestos productivos”, que se incluyen en el libro. Dichos ensayos son acertados en su exposición, diagnóstico y soluciones pero son muchas otras las preocupaciones del sector empresarial (y desde luego que nada dicen de la importación del pollo).

En cuarto lugar, los llamados grupos “invisibles” también lo son para este libro. Por ejemplo, ¿sabía usted que en México hay 2.3 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar remunerado? Estas personas son en su mayor parte mujeres y a las que se les denomina trabajadoras del Hogar. Pues tampoco hay un espacio en ¿Y ahora qué? México ante el 2018.

En resumen, hay indudablemente temas de la agenda mexicana que unen a toda la población mexicana: corrupción, narcotráfico, seguridad pública. Pero también hay otros temas que sin ser generalizados deben incluirse en la agenda si se quiere reconocer a un México plural.

En una aspiración tan “coqueta” de “realizar un diagnóstico sistemático de las fallas y carencias de este país” en donde se demuestra que “hay muchas opciones por explorar, más allá de quejarse y repetir clichés”, y que no se trate el tema de los pueblos indígenas, de las mujeres, de los grupos empresariales, o de los grupos invisibilizados, nos percatamos o bien que no se tomaron en serio el diagnostico o que ni siquiera conocían los temas. En lo personal creo que fue la primera hipótesis, por lo cual es deseable que una próxima edición del libro se incluyan los temas ausentes.