• Pedro Morales
Tlaxcala se encuentra a la cabeza en la trata de personas con fines de explotación sexual,. Situación que parece no importar a la actual y pasadas administraciones que voltean para otro lado, en lugar de enfrentar efectivamente este cáncer social.

A través  de  la  Tercera  Jornada  Diocesana  de  Prevención  de  la  Trata  de  Mujeres  y   Niñas,  llamamos  a  la  ciudadanía  y,  principalmente,  a  las  autoridades  a  no  hacerse  las   distraídas  frente  a  esta  problemática.

Aunque  la  ciudadanía  lleva  más  de  10  años   denunciándola  y  dotando  de  elementos  para  la  construcción  de  legislación  y  política   pública, sigue agravándose.  

Las  cifras  oficiales  publicadas  por  el  Secretariado  Ejecutivo  del   Sistema  Nacional  de  Seguridad  Pública  (SESNSP)  respecto  a  la  incidencia  delictiva  del   fuero  común,  señalan  que  en  el  país  se  registraron  154  víctimas  de  trata  en  el  periodo  de enero  a  junio.  

De  ellas,  15  fueron  reportadas  por  las  autoridades  de  Tlaxcala.  Es  decir,   prácticamente,  1  de  cada  10  víctimas  en  el  país  fue  reportada  la entidad tlaxcalteca.

El Centro Fray Julián Garcés” Derechos Humanos y Desarrollo Local, A.C ha establecido que  “el combate a la trata de personas es pura simulación”, porque en lugar de combatirse y erradicarse este problema, ahora se ha extendido en 40 de los 60 municipios de Tlaxcala.

Los luchadores sociales que lo integran definen que el poder económico, de las armas, del terror, el sometimiento, el sufrimiento y la imposibilidad para algunas mujeres de salirse de las garras de los padrotes, hacen de la trata de personas la otra “leyenda negra de Tlaxcala”.  

A la par de la multiplicación de los “huachicoleros” que día con día se roban el combustible de los ductos de Pemex, la acción de los tratantes, padrotes y homicidas en Tlaxcala es tema cotidiano desde hace décadas.

En lo que va del año se han registrado homicidios en diferentes municipios de Tlaxcala, pero la autoridad no da a conocer resultados contundentes y solamente se dice en la Procuraduría General de Justicia del Estado que se trabaja en la integración de las carpetas de investigación.

De las muertes violentas de mujeres, ninguna ha sido declarada como feminicidio, en Apizaco y municipios aledaños hay terror, incluso se menciona de un asesino serial, pero todo es negado por la autoridad municipal y estatal.

Cabe destacar que el cambio en las presidencias municipales y del gobernador, ha sido propicio para la construcción de moteles y la proliferación de antros, muchas de las veces disfrazados de loncherías y otros negocios.

Es evidente que la complicidad de las autoridades municipales, estatales y federales propicia el crecimiento de la trata de personas que en Tlaxcala se convierte en prostitución y explotación de miles de mujeres, dentro y fuera del territorio estatal.

La acción de los padrotes ha extendido sus actividades en municipios en donde no había presencia de esta actividad, esto se puede constatar por las ostentosas residencias que construyen con símbolos de su actividad.

Residencias de ensueño, como de cuentos de hadas o pasteles de quinceañera proliferan ya no solamente por los municipios de la región sur del estado, sino también en barrios y colonias de los 40 municipios donde son evidentemente notorias.

Características propias de estas mega residencias son las famosas construcciones en forma de corona sobre las azoteas, donde también abren sus alas águilas de piedra que en tres posiciones, abajo, en medio y arriba son el símbolo de la jerarquía del tratante.

Además de los colores chillantes, algunas columnas muestran la ostentosidad de residencias que sirven para deslumbrar a las mujeres que son reclutadas cada día en Tlaxcala, Puebla, Hidalgo o Veracruz para engrosar las filas de la trata y la prostitución.

LA TRATA DE MUJERES EN EL ESTADO DE TLAXCALA

Un estudio sobre la trata de personas en Tlaxcala, realizado por el Centro Fray Julián Garcés, ubica que los tratantes varones se van a lugares más alejados, Veracruz, Chiapas o Centroamérica a traer mujeres.

Se hacen amigos de algún indígena cuya hija cumpla con los estándares que se están buscando, lo emborrachan y compran a la muchacha, por 15 mil o 20 mil pesos.

Es un secreto a voces, en Tlaxcala la información sobre la red de “lenones” y su modus operandi, permite circular y operar libremente, éstos delincuentes son conocidos.

La mayoría de las personas conoce los municipios donde se ubican o donde son mayoría, pueden describir la forma en que se mueven los grupos delictivos y hasta los lugares donde están ubicadas las casas de seguridad.

Conocen los mecanismos de reclutamiento, que van desde el matrimonio hasta el secuestro, la violación y las amenazas.

Otro documento de valor lo constituye el “Diagnóstico de la explotación sexual comercial infantil en el estado de Tlaxcala”, elaborado por la División de Estudios de Posgrado del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), a petición del Sistema Estatal DIF.

A partir de estudios del caso y 110 entrevistas con víctimas, profesores, taxistas y dueños de bares, el diagnóstico reconstruye las formas y modalidades del fenómeno en la entidad y documenta la existencia de la explotación sexual comercial infantil.

Llama la atención que en el estudio, al momento de establecer el perfil de las víctimas, las edades de mayor vulnerabilidad se encuentran en el grupo etario de 14 a 17 años.

Seguido de la explotación de niños menores de 13 años; esta última situación, advierten los autores, se da de manera focalizada y afecta, tanto a niñas como a niños.

La investigación para el DIF fue complementada con el diagnóstico “La Merced: Pobreza, Vulnerabilidad y Comercio Sexual”, elaborado por la Asociación para el Desarrollo Integral A.C., que da cuenta de una encuesta con sexoservidoras de la zona de La Merced en la ciudad de México, lo que permitió obtener los testimonios que confirmaron la existencia de las redes de trata en el estado de Tlaxcala y su modus operandi.

El 54% de las mujeres entrevistadas dijeron, haberse iniciado en el sexo servicio entre los 15 y 21 años mediante engaños o amenazas de su pareja, y 32 % dijo ser originaria de los estados de Tlaxcala y Puebla.

El equipo investigador midió también el nivel de percepción institucional sobre el tema de la trata de mujeres. Para ello, reunió a 35 participantes de 27 instituciones, entre médicos, abogados, trabajadores sociales, maestros, antropólogos, sociólogos y sacerdotes.

De la información se desprende la falta de conocimiento sobre el tema, “la falta de claridad respecto a los conceptos y fenómenos relacionados con el intercambio sexual entre adultos y niños es lo relevante”, señala la investigación.

Se advierte que el maltrato, la violación, el abuso y la explotación sexual, son considerados como situaciones que comparten características que los identifican, pero no se reconocen las especificidades que marcan las diferencias entre cada uno de ellos.

La misma percepción limitada del fenómeno es compartida incluso por instancias de procuración de justicia, añade el documento, “las cuales actúan en un marco jurídico desfasado de la realidad social que se vive en la entidad”.

Lo anterior ayuda a comprender la escasa eficiencia que se tiene para enfrentar el problema, aunado a la falta de instrumentos estadísticos y de información de los que se dispone, al no contar con registros sobre delitos específicos de explotación, tráfico o pornografía.

Sin dejar de mencionar la falta de comunicación y coordinación entre las instituciones encargadas de la atención legal y social, para desarrollar acciones efectivas y eficientes en la persecución del delito y atención a la víctima.

De acuerdo con los participantes de los grupos de trabajo, en algunas comunidades hay una plena aceptación de la prostitución de mujeres menores de edad, tal es el caso de Tenancingo, San Pablo del Monte, Papalotla y Ayotla, Zacatelco, Tepeyanco y Acuamanala.

Lo anterior es posible, de acuerdo con los entrevistados, a las “preferencias personales o a la situación económica de las familias”.

En relación con la falta de una cultura de la denuncia, las respuestas rondaron mayoritariamente en torno a lo que señalaron como “una amplia desconfianza hacia las instituciones encargadas de atender a las víctimas y de la procuración de justicia.

Sobre este último, cita el documento, se percibe diversidad de criterios de los Agentes del Ministerio Público para la integración de las averiguaciones previas y persecución del delito, aunado a la relación de parentesco que se tiene con los agresores.

Otra de las causas identificadas, es la protección que reciben los proxenetas y sus familiares, del poder político y grupos de las localidades en donde esta práctica se hace frecuente, “amén del marco legal deficiente para tipificar, sancionar y perseguir este tipo de delitos”.

El documento aporta cuatro situaciones características asociadas con la explotación sexual comercial infantil: el secuestro y el abuso como fenómeno previo; el ejercicio voluntario de la prostitución, bajo el consentimiento de la familia y, finalmente, problemas de pobreza.

En cuanto al tráfico de menores, reportaron una estrecha vinculación con el secuestro de jovencitas.

En este sentido se destaca la pobreza como un elemento de vulnerabilidad, además de los ambientes familiares disfuncionales, y a una “formación donde la mujer tiene una idea de sí misma de subordinación frente a figuras masculinas” lo que, en consecuencia, es campo fértil al problema de la prostitución.

Un dato importante mencionado en la investigación como reflexión propia, lo constituye “el peso social o familiar que ejerce la creencia de que una mujer pierde su valor al ser víctima de una violación o abuso sexual, que ha traído como consecuencia, en ciertos casos, que las jóvenes no vean otra salida más que dedicarse a la prostitución, con la finalidad de mantener a los hijos –con frecuencia- producto del abuso sexual de que fueron objeto”.

El estudio agrega un dato digno de destacar: un fenómeno hasta el momento insuficientemente documentado, como lo es el de mujeres centroamericanas que son trasladadas a Tlaxcala Y Puebla para ejercer la prostitución.

Al mismo tiempo, han servido como justificación social e institucional al sostener que las jovencitas que se prostituyen en la entidad no son de Tlaxcala, esto también puede ser significativo para considerar la participación de grupos delictivos de Centroamérica que operan en México.

La invisibilidad del problema de la explotación sexual y comercial infantil en Tlaxcala se refleja en los informes que se recabaron en dicho diagnóstico, los cuales dan constancia de los hoteles, prostíbulos, bares, cantinas y casas “clandestinas”, lugares donde son explotados los menores de edad, sin que al parecer haya respuesta institucional frente a esta información.

Se llega a tal nivel de detalle, porque se asevera que en las centrales camioneras de Tlaxcala y Apizaco, así como en “diversos sitios de combis” se da la explotación sexual infantil a plena luz del día.

La incidencia de denuncias y consignaciones de lenocinio en el estado, frente a la magnitud del problema que se revela en todas las investigaciones realizadas hasta el momento en el estado, pone en perspectiva lo que el diagnóstico destaca como “producto de la descoordinación entre las dependencias”.

Tal es el caso que ofrecen algunas cifras de la Procuraduría de Justicia del Estado (PGJE) que, de acuerdo con la investigación, comprueban “el crecimiento exponencial del fenómeno en la entidad”.

AVANZA LA OLA DE PROSTITUCIÓN

En Tlaxcala, sobre todo en las principales ciudades como Apizaco, Tlaxcala, Chiautempan, Huamantla o Zacatelco cada vez es más notoria la presencia de sexo servidoras.

Lo mismo que en las carreteras México-Veracruz, Vía Corta Chiautempan desde Apizaco hasta los límites estatales, con mayor presencia de mujeres a la altura de Tenancingo y Teolocholco.

También en otras carreteras como el libramiento de Apizaco, y comienza la incursión en la carretera Tlaxco-Zacatlán, lo mismo que en el oriente de la entidad en los límites de Tequexquitla, Cuapiaxtla y Zitlaltepec.

En esta zona el atractivo es la nueva planta AUDI, que significa movimiento de dinero y de la trata y prostitución que se ejerce disimuladamente o de manera abierta y a plena luz del día.

Se suma a esta situación la tolerancia sospechosa de los alcaldes que permiten el funcionamiento de antros donde se ejerce la prostitución, principalmente los fines de semana.

Cabe decir que en Tlaxcala hay antros que han sobrevivido a sexenios y trienios, lo que indica sin duda que autoridades estatales y municipales tienen fuertes ligas con los padrotes y tratantes.

Esta actividad cuenta con la complicidad de algunos medios de comunicación escritos, que en su sección de anuncios permiten la contratación de publicidad de “salones de masaje”, gimnasios y hasta baños públicos donde se ejerce encubiertamente la prostitución.

Incluso el ejercicio de la prostitución ha sido detectado hasta en la feria anual de Tlaxcala, como quedó evidenciado por la pelea de dos sexo servidoras que delante de los parroquianos se pelearon por la preferencia de un cliente en la pulquería “El Triunfo de las Palmas”, en el corazón del recinto ferial.

Lo último es la promoción a través de las redes sociales, donde las sexo servidoras ofrecen sus servicios, las direcciones y hasta publican imágenes y diferentes tarifas para atraer a la clientela.

En base a los datos recabados por los autores “los casos de lenocinio han venido en aumento a partir de 1999, fecha en que fueron registradas 9 denuncias; cifra similar se produjo en el 2000.

No obstante que en los años siguientes sólo se reportan dos casos en cada uno de ellos, para 2003 las cifras que alcanza el delito de lenocinio es de 12 denuncias, tan sólo en el primer semestre del año.

En la ciudad capital se denunciaron –ante la procuraduría del Estado- 11 casos y uno registrado en San Pablo del Monte”, donde destaca el caso emblemático de la desaparición de la menor Karla Romero Texmol.

Al final de la pasada administración el recuento fue que el gobierno ha realizado operativos que han permitido rescatar a 211 víctimas de las cuales, 85 son menores de edad y se clausuraron 263 establecimientos.

Se han obtenido 12 sentencias condenatorias, “cosa que no había sucedido”.

En tanto la actual administración, ya ha suspendido los rondines de fin de semana, se permite en los municipios y comunidades el libre funcionamiento de antros donde se ejerce abiertamente la prostitución.

Ante este panorama, integrantes de organizaciones impulsoras de la Iniciativa Popular contra la Trata de Mujeres y Niñas en Tlaxcala, definieron en su  informe de labores que, en Tlaxcala, simple y llanamente, la lucha contra la trata de personas ha sido de pura simulación y fracaso.