• Pedro Morales
Ya entramos a los cien días de ese infausto día del primero de julio para la mayoría de los institutos políticos en Tlaxcala y el país, ese día la clase política tlaxcalteca sufrió lo impensable, Morena y AMLO les ganaron todo, los despojaron por igual de diputaciones locales, diputaciones federales y senadurías.

 

PAN, PRI y PRD fueron borrados de las boletas, una nueva clase, bueno no tan nueva, se perfiló en Tlaxcala, aunque la mayoría de los que se quedaron de chiripa con los cargos de elección popular más codiciados representan al viejo PRI en Tlaxcala.

Fue tan devastadora la derrota que incluso obligó a un golpe de timón del gobierno actual, Marco Mena ha sido el que primero reaccionó al reconocer culpas y tratar de enmendar lo que nunca antes se hizo, ponerse a trabajar en serio.

Sin embargo los excandidatos de su partido siguen en la depre poselectoral, “El Profe”, Anabell por citar algunos, los panistas y perredistas se volvieron en un día cosa del pasado, no se sabe que es de su vida política.

Pero lo que pasó ya pasó, el reto es el futuro inmediato, la elección para el relevo del gobernador está a la vuelta de la esquina, las dirigencias de los partidos tienen el reto de fabricar a sus abanderados a marchas forzadas, pero con poco margen de maniobra.

En un repaso de los más posicionados se tiene a una Lorena Cuéllar que ha desplegado sus estrategias y  quiere posicionarse a la sombra del nuevo gobierno, pero hay muchos retos por delante y el panorama no es claro.

Mucho se habla y se dice, pero al realidad comenzará a partir del que el presidente electo entre en posesión constitucional del cargo y se siente en la silla presidencial.

Mientras todo son especulaciones, falta poco par ver si las promesas de campaña se hacen realidad y dependerá, en el caso de Lorena Cuéllar de los resultados que se tengan antes del proceso estatal, no vaya a ser que el desencanto le tire sus aspiraciones.

Tlaxcala es un laboratorio de la alquimia política, eso nadie lo duda, ya ha gobernado el PRD y el PAN, pero la verdad es que el PRI y sus huestes siempre nos han gobernado bajo el comando de Beatriz Paredes.

“La Doña” nunca ha dejado de ser la que lleva el sartén por el mango, digan lo que digan y ahora el retro es para las dirigencias de los partidos, los que ya perdieron su registro son historia.

Lo mismo que las eternas aspirantes como Adriana Dávila, Martha Palafox, Minerva Hernández, la propia Lorena Cuellar y los demás aspirantes que han pasado sin pena ni gloria, incluidos quienes se prestan para hacer sombra y quitar votos.

Viene un reacomodo para tratar de convencer a los electores tlaxcaltecas que los partidos políticos siguen siendo la mejor opción, aunque es claro que las siglas de los partidos ya son historia y el descrédito y los abusos mataron a la gallina de los votos de oro.

Las señales que nos mandan desde el Congreso local no son halagadoras, se legisla poco y es evidente que el estridentismo de la novatez de los diputados s evidente y las ambiciones políticas nos dicen todo lo contrario a loo que AMLO y su Morena nos prometieron.

Todo sigue igual o peor o peor,  esta LXIII Legislatura ya se perfila peor que ls demás, nunca antes un burro había sido investido como diputado y que el animalito perdone la comparación.

Tenemos a diputados federales y senadores embriagados de poder y soberbia que no hacen nada por el pueblo ¿cuál cambio?, si ya lo dijimos quienes representan en San Lázaro ye en la Cámara de Senadores a los tlaxcaltecas son los del viejo PRI vestidos de Morena, digan lo que digan.

No hay para donde hacerse por el momento, pero algo tiene que pasar, cuando no hay credibilidad en los partidos y desencanto por lo que en Tlaxcala ha pasado con la cuarta transformación, mejor hay que ver para otro lado, antes que Tlaxcala se convierta en una Venezuela chiquita.

Esta nueva experiencia de darle todo a un partido como Morena, es el aceite de ricino que nos hacía falta a los tlaxcaltecas para elegir bien, sin duda que los que resultaron ganadores en la pasada contienda federal no son, por mucho, ni las mejores, ni los mejores hombres, solo fueron los que ganaron.

Sin embargo no tod esta perdido, queda la posibilidad de la candidatura ciudadana, tal ves un una mujer o en un hombre sin partido sea el parte aguasm qu le hace falta a Tlaxcala para alcanzar ese horizonte glorioso que nos prometieron… PERO QUE NOS QUEDAN A DEBER.