• Pedro Morales
Para la clase política de Tlaxcala y a nivel nacional, el año que agoniza será recordado en los anales de la historia como el año del cambio verdadero, luego de los espectaculares resultados del primero de julio que arrebataron bastiones a todos los partidos.

 

Se acaba el año y es la hora en que aún no se asimilan las dimensiones de la derrota; en Tlaxcala los ahora partidos de oposición perdieron todas las posiciones salvo dos y eso por la vía pluri.

Nunca antes PAN, PRI y PRD fueron derrotados de manera tan contundente y dolorosa, tan es así que no se ve por donde retomarán el camino, la señal es clara, se acabaron los liderazgos y cacicazgos.

No hay de otra, la consigna para quienes viven de las prerrogativas que el INE-ITE les mandan a los partidos políticos, estará enfocada simple y llanamente en renovare o morir, por eso se complica tanto la elección en las dirigencias estatales de los prtidos.

Nadie le quiere entrar a la recomposición de los partidos, eso significa vivir fuera del erario y lo más preocupante que es ahora si, ponerse a trabajar para que regrese la militancia a sus filas.

Sobre todo si se toma en cuenta que la luna de miel a nivel nacional y en Tlaxcala entre Andrés Manuel López Obrador y quienes votaron parejo para renovar la presidencia senadurías y diputaciones federales y locales se acabará con la cuesta de enero.

Las novedades son que en Tlaxcala no prosperó la reelección de diputados locales y los que llegaron hacen de todo menos ejercer sus representaciones con la llamada “austeridad republicana”, más bien aquí esa señal se interpretó al revés.

Haiga si do como haiga sido, de aquí a dos años de distancia entre los aspirantes, el escenario político  se recompone, hay más de cinco tiradores para trabajar en sus respectivos proyectos de convertirse en el próximo gobernador de la entidad.

Lorena Cuéllar Cisneros (MORENA) y Adriana Dávila Fernández (PAN), mantienen firmes sus intenciones de llegar a gobernar el estado, sería la tercera ocasión en que se enfrentan.

Pero también surgen nuevos aspirantes como Serafín Ortiz Ortiz (PAC) y otros que dejaron su zona de confort, para alzar la mano en la muy adelantada carrera por la sucesión gubernamental.

Para nadie es un secreto que en el caso de algunos políticos tlaxcaltecas, los comicios de julio representaron un mero trámite para llegar a cumplir con su objetivo central de despachar en la oficina principal de Palacio de Gobierno.

La ex priista, ex perredista y hoy militante de Morena, y convertida en la súper delegada de AMLO, Lorena Cuéllar, ya pidió licencia por tiempo indefinido como diputada federal.

Explota cualquier oportunidad para seguir con su proyecto rumbo a la gubernatura de Tlaxcala, luego que en las elecciones del 2016 fuera derrotada por el actual mandatario Marco Antonio Mena Rodríguez.

Hay que ver como le va a hacer, luego de que en su toma de posesión el ahora Presidente de México advirtió que se acabaron las imposiciones en los partidos y queda prohibido ejercer el cargo público para satisfacer ambiciones políticas, de grupo o personales.

Ahora la bebe o la derrama y en cada aparición en los medios ya no luce tan sonriente, no se sabe si es de concentración o preocupación, ya lo sabremos en la inminente evaluación de AMLIO a la actuación de la Cisneros en Tlaxcala.

Mientras muy poco se sabe de la panista Adriana Dávila, quien logró una excelente posición en la lista de candidatos a diputados federales plurinominales del PAN, ahora es diputada federal.

Por tercera ocasión la panista buscará el gobierno de Tlaxcala, de ahí que lejos de someterse a un desgaste innecesario le apostó por asegurar en su momento el control del partido y la lealtad de sus liderazgos locales.

Pero la verdad que se le han complicado las cosas, luego de que Pepe Temoltzin se alzó con un triunfo para ser dirigente estatal, en espera de que se validen su elección que a ver si no a la hora de la hora las huestes de Adriana no se la tiran.

De vez en cuando aparece Minerva Hernández Ramos, a quien ya nadie le cree su cantaleta de los dineros, si se toma en cuenta que el discurso de transparencia de AMLO la ha dejado totalmente desarmada y sin fundamentos.

Mientras en el clan de la familia Ortiz va con sus 60 mil afiliados en el Partido Alianza Ciudadana (PAC) desde donde el ex rector de la UAT, Serafín Ortiz Ortiz, se someterá posiblemente otra vez al escrutinio de los electores.

Serafín Ortiz tiene elementos para pensar en serio en su candidatura al gobierno del estado, toda vez que los cambios y reacomodo político lo colocan en buen sitio al ser fuerte opositor de los partidos tradicionales y puede crecer,  pero solo si así se lo propone.

Mientras que en el PRI, Anabel Alvarado Varela ya fue rescatada y nombrada como la coordinadora de los eventos para la celebración de los 500 años del encuentro de las dos culturas en Tlaxcala.

Oportunidad que le cae de perlas, para que a partir del primer minuto del 2019 comience la proyección de Tlaxcala no solo a nivel nacional, sino que se convertirá  en escaparate a nivel internacional.

Mariano González Aguirre (PRI) como era de esperarse ha dejado de aparecer en el candelero político, se ha desinflado totalmente y la derrota fue contundente y ahora ni con el apoyo de su papi logrará remontar la montaña que tiene enfrente en las preferencias de los tlaxcaltecas.

Florentino Domínguez (PRI) ha seguido las indicaciones de su madrina política, quien desde Tulio Hernández no hbía dejado de hacer sentir su mano a la hora de la designación de candidatos al gobierno, aunque sea en siglas diferentes a las del PRI, el profe ya despacha sin pena ni gloria en el Icatlax.

Se suma la chiquillada la hija del ex gobernador Emilio Sánchez Piedras, Guadalupe Sánchez Santiago (PAN), quien fracaso en imponer a su sobrino en Apizaco y no asimila su derrota.

Considera una gran afrenta que los tlaxcaltecas no hayan votado por la hija de “El Tigre”, o mejor conocida como “La Pintita”, como se auto define y sus allegados ya le dijeron que Dios si perdona… el tiempo no.

Seguramente Martha Palafox aún no se acaba de instalas en la que dicen su más reciente aplicación de tooooodos sus ahorros, se compró la hacienda de “La Noria” allá a la entrada de Terrenate.

Cambió su táctica, ya vio que como dirigente de las amas de casa no va a poder lograr nada, pero como hacendada ahora si ya entró a las grandes ligas y dejo el “gatopardismo”.

Lo curioso de este asunto es que su tribu de “chavosrucos”, ahora visten al más puro estilo del “Señor de los Cielos”, con botas, pantalón de mezclilla, camisa a cuadros y sombrero texano y ahora de hacen llamar “Los Amitos”, por eso de la tradición de las haciendas…  Pero ni así.

Hay un  personaje que será impulsado en su momento, se trata del exdiputado federal, Ricardo García Portilla, a quien se le recuerda por ese discurso en su toma de posesión como líder del tricolor allá en el domo blanco.

Ese domingo juntó a varios miles de priistas, ese día dijo que en s oficina siempre ha tenido la foto de quien más admira, Luis Donaldo Colosio Murrieta se notaba que tenía arrastre, pero aún no era su tiempo y se disciplinó.

Ya se acaba este año del 2018, queda para el recuerdo de triunfos y derrotas, pero 2019 abre como dirían por ahí “nuevos horizontes”… PORQUE NO HAY TRIUNFOS ETERNOS, NI DERROTAS PARA SIEMPRE