• Miguel Ángel Meléndez Nava
Espacio Político

El pasado 26 de septiembre se cumplieron cinco años de que 43 alumnos de la Normal Rural “Raúl  Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, del estado de Guerrero, desaparecieron y con ello se  crearon un sinnúmero de hipótesis, investigaciones, descalificaciones  y hasta una verdad histórica, que más que aclarar el caso cada día mas lo enrarece, esta fecha que debería ser de dolor, respeto y de recuerdo para algunos  grupos ajenos al dolor de perder a un hijo o un familiar, utilizan  esta fecha para sacar sus frustraciones, como los famosos grupos Anarquistas, que lo mismo destruyen monumentos históricos y  comercios, como pueden agredir  a periodistas o personas que desaprueban sus actos vandálicos ante la complacencia de las autoridades federales y estatales, lo que a todas luces es reprobable ya que los anarquistas  son unos verdaderos delincuentes disfrazados de luchadores sociales que al igual que otros grupos, amparados en el discurso del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de respetar la libertad de expresión, vulneran y pisotean a las instituciones y lo más delicado ofenden y  golpean a la policía, al ejército y a la marina, lo que es muy delicado para la seguridad del país. Sin duda que recordar la fecha en que desaparecieron 43 estudiantes debe ser un acto de respeto y apoyo no un show, la historia le tiene un lugar  al gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto,  ya que en  su apresurada salida de término de  su sexenio, difundió una conclusión que según sus funcionarios federales era la verdad histórica, resolutivo que nunca convenció a los padres de familia, ni a gran parte de la sociedad mexicana, ya  que afirmar que  los 43 estudiantes desaparecidos, habían sido cremados en un tiradero de basura en Iguala, creo más  dudas que una verdad convincente, pues según teorías y estudios de  diferentes grupos de expertos en ese tipo de investigaciones dieron  hipótesis y conclusiones, como fue el hecho de señalar que para que un cuerpo se incinere, necesita de temperaturas muy altas que desintegren el cuerpo humano, situación que provoco, que la verdad histórica quedara en duda.

La lucha por conocer la verdad sobre ese hecho lamentable, ha traspasado fronteras, diferentes grupos de derechos humanos y hasta gobiernos de diferentes naciones condenaron el hecho, que debió haber sido esclarecido por el gobierno municipal de Iguala o por  el gobierno estatal   de Guerrero, pero que fue atraído, quizás protagónicamente por el gobierno federal, que encabezaba Enrique Peña Nieto,  quien nombro una serie de funcionarios federales, que más que aclarar el caso lo hicieron confuso, con teorías e investigaciones a medias o en el peor de los casos inventando resultados, lo que le creo un desgaste de credibilidad, en el gobierno Peñista y que en su momento fue  aprovechado por el entonces candidato de Morena Andrés Manuel López Obrador.  

Hoy a cinco años de ese lamentable hecho, el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, ha iniciado nuevas investigaciones que apoyadas por las que ya existían, pretenden llegar a una verdad, que se ve muy difícil que deje conforme a padres y familiares de los 43 estudiantes, ya solo quienes participaron y quienes fueron desaparecidos conocen y conocieron que fue lo que realmente sucedió la madrugada del 26 de septiembre del 2014, algo que si es cierto es que el gobierno federal, ha gastado millones de pesos para tratar de esclarecer ese hecho, que sigue siendo un dilema, aunque  quizás algunos comisionados o jueces si  se han llevado su tajada  del lamentable hecho, pero también hay que recocer de  grupos que solo sean dedicado a  vandalizar y quizás hasta negociar o ganar algunas canonjías económicas, utilizando el dolor y la buena fe de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos.

Quien esto escribe tuve la oportunidad de platicar con un amigo maestro, originario de Ayotzinapa, quien es  tío, de dos jóvenes desaparecidos y me comento que la desaparición de los 43  jóvenes estudiantes, será siempre un dilema, para la sociedad mexicana, aunque para ellos como familiares la situación fue por tres causas, la primera porque las autoridades federales, estatales y municipales, nunca hicieron nada, para combatir la inseguridad y la formación de grupos armados en Guerrero, segundo porque las autoridades educativas han permitido un libertinaje de los jóvenes estudiantes, ya que los directivos no aplican una normatividad para que los estudiantes realmente se preparen para ser maestros con horarios bien definidos ya que no puede ser posible que los  normalistas desaparecidos hayan estado en la madrugada fuera de las instalaciones de su escuela, también me señalo que el cómo ex normalista reconoce que  hay grupos que tienen secuestradas a las normales rurales y que utilizan a los jóvenes estudiantes para realizar boteos, marchas y hasta actos vandálicos, que en ocasiones llegan a tocar intereses de grupos del crimen organizado, que no perdonan errores, el tercer motivo que me señalo fue el desinterés de los padres de familia por sus hijos ya que  pocos son los padres de familia que están al tanto de lo que hacen sus hijos, en las normales rurales, lo que propicia que los estudiantes normalistas, estén solos y sometidos por los comités estudiantiles y al acecho de grupos delictivos.

Ante este panorama diferente al que conoce la mayoría de la sociedad mexicana, será importante saber ¿hasta dónde van a  llegar las investigaciones con el gobierno de la cuarta transformación,  ¿si realmente se va a conocer una verdad real?, o ¿si se van a fabricar chivos expiatorios, ¿si van a  seguir las investigaciones otros cinco años? o ¿si los padres o grupos defensores seguirán utilizando el dolor de perder un ser querido para tener reflectores y tratar de  obtener un beneficio económico o material?  hoy el gobierno federal ha contraído un gran compromiso el llegar a una verdad que explique realmente que sucedió  los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa.

Este trágico episodio debe ser una experiencia tanto para directivos, padres de familia y  estudiantes, de  todas la instituciones educativas de nivel básico, media superior y superior, para que cada quien cumpla su rol.