• Pedro Morales
Aquí Xicohténcatl…

Hace 500 años ocurrió el encuentro de dos culturas, el choque fue inevitable, los  resultados y sus efectos saltan a la vista, sin duda es el crisol que abrió, desde ese entonces, Tlaxcala hacia la universalidad.

Han transcurrido cinco siglos, en el devenir de los días, meses y años es claro que esta nuestra tierra se ha transformado, pero  con mucho sufrimiento para nuestro pueblo.

Nadie  a los tlaxcaltecas les ha regalado nada, nada ha sido gratis, ni ahora en estos tiempos de la 4-T, donde se dice que “amor con amor se paga”, aunque todos sabemos que hay amores ingratos que llevan a las duras y desilusionantes realidades.

“Prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila y el fin justifica los medios” dirían nuestros abuelos a quienes no les hizo justicia la Revolución, situación que prevalece hasta nuestros días y que sin duda nuestros ancestros llevaron en sus espaldas por siglos el peso de la llamada “Nueva España”.

Pero ya nos acudimos el yugo y los efectos de esa alianza que dio origen al mestizaje y a la mezcla y fusión de costumbres y tradiciones que se amalgamaron y dieron resultado a un pueblo que a la fecha mantiene su independencia y coraje por sobrevivir en las condiciones más adversas.

Es evidente que no podemos borrar la historia, mucho se ha dicho y se dice, pero la verdad es que los tlaxcaltecas desde esos tiempos han mostrado valor e inteligencia para enfrentar sus problemas.

Inteligencia que nos ha llevado a ser independientes, a no ceder ante la adversidad y menos ante las carencias, pero ya han sido 500 años de sufrimiento a manos primero de los hispanos y luego de malos políticos que se vuelven gobernantes y que se han eternizado en los cargos públicos.

A veces hasta es mala suerte, porque bajo la sombra de los procesos electorales, hay quien sigue con las pretensiones de perpetuarse en el poder, vía reelección o de plano de brincar de partido en partido, lo importante para la clase política es no vivir fuera del presupuesto.

Ahora bajo el fruto de la democracia y alternancia las cosas han empeorado y el cielo se nubla ante cada proceso electoral, donde los electores sucumben al embrujo de las falsas promesas de que todo va a cambiar y seguimos peor.

Pero en la agonía de este 2019 y antes de que se acabe la celebración de los 500 años del encuentro de dos culturas, ya aparece cada vez más cerca una luz al final del túnel.

Ahora podemos decir que esa Nueva España quedó en los libros de historia para la posteridad, ahora vivimos nuevos tiempos, con nueva política, con otras administraciones que por fin parece que dejan el lastre del continuismo y el amiguismo, y pasar al terreno de la preparación y la competencia.

Este viernes se va a registrar en la Nueva Tlaxcala como el parteaguas de libertad y de avance hacia el porvenir, por fin vemos más cerca ese “futuro esplendoroso” que tanto nos prometieron y que nunca nos cumplieron, por el contrario todo se lo llevaron para amasar fortunas mal habidas.

Son tiempos de reflexión para ver a dónde vamos, porque esta Nueva Tlaxcala ya asoma el rostro hacia la modernidad, pero no bajo los deseos de buenas suerte o la maldita improvisación.

En esta Nueva Tlaxcala lo que cuenta son los resultados, todo cambio es como un parto, doloroso y con penurias, pero al final los resultados no se pueden ocultar, pese a los agoreros  aldeanos fomentadores del oscurantismo y de algunos otros que tienen la desfachatez de decirse tlaxcaltecas.

Esos son los verdaderos traidores.

Pero la Nueva Tlaxcala es como una familia donde hay hijos brillantes, buenos y otros nacieron para renegar de esta vida, allá ellos y quien loes haga caso y los siga, es tiempo de subirnos al tren de la modernidad, la ciencia y sobre todo a tecnología.

La celebración de estos 500 años quedará en la historia registrado como el año en que Tlaxcala se sumó de a deveras a la modernidad y los tlaxcaltecas nunca más volverán a aceptar a los políticos transas y mentirosos.

Son tiempos de reconocer que en Tlaxcala hay resultados, de que si a la actividad política se suma buen juicio, empeño, voluntad y determinación, lo que se logra no es buena suerte, es preparación.

Por eso decimos que en Tlaxcala nunca más políticos sin preparación, a partir de ahora los electores van a estudiar con lupa a los partidos que han sido superados por su realidad, pero no hemos llegado a la meta.

Sin embargo lo que cuenta es la realidad, la Nueva Tlaxcala cambia drásticamente su paisaje y su entorno, sin duda la infraestructura será el arma que nos lleve a ese futuro esplendoroso.

El camino es largo, pero en el corto plazo y en dos años se van a ver los frutos de todo ese esfuerzo y si ahora no se reconocen es porque desde hace 500 años o antes Tlaxcala ha sido víctima de la avaricia, el saqueo y la tranza.

Ahora es mal visto reconocer las acciones que se convierten en buenos resultados, pero es de gente bien nacida decir que por ejemplo todos esos programas de becas, que iniciaron en Tlaxcala, es la semilla del futuro, como lo es la educación en todos los niveles.

Nadia había hecho eso, lo mismo que combatir de frente la pobreza extrema que lacera cada día a nuestra gente, es de reconocer que en esta ocasión los apoyos que llegan de nuestros impuestos serán bien empleados.

A nuestra gente en desgracia se le van a dar herramientas para enfrentar el porvenir, pero sin el paternalismo del cochupo político, sino para que la gente tenga herramientas para superarse y en dos años ser independientes y dejar la miseria.

Son varios frentes en los que se trabaja, nuestra gente no lo cree, pero con orgullo ya presume a sus hijos que se van a estudiar a otros países y que sin duda cuando regresen van a ayudar al progreso de esta Nueva Tlaxcala.

La llegada de industrias y empresas que generan los empleos que se presumen a nivel nacional no es cualquier cosa, sin embargo poco a poco se cumple el sueño de Don Emilio Sánchez Piedras de hacer de Tlaxcala un mejor lugar para vivir.

Sin duda los empujes que se han dado en la celebración de estos 500 años, significan por ejemplo en materia de seguridad, con la entrega de 200 patrullas, regresar la tranquilidad a nuestras casas y familias, estamos en sus manos.

Y baste finalizar con un comentario sobre este mega concierto con el que la Nueva Tlaxcala despega hacia nuevos horizontes, la presentación de Carlos Rivera en el moderno y enorme estadio Tlahuicole, en su primera etapa, sin duda será una sorpresa para propios y extraños.

Quien diría que la fuente de inspiración fue la organización de ese concierto tan comentado del tenor Placido Domingo, que para su concierto exigía infraestructura que en Tlaxcala ni se imaginaba.

Ahora a la distancia, Marcio Mena hace realidad un sueño, dotar a la Nueva Tlaxcala de las herramientas para ese futuro esplendoroso que ya asoma su rostro en el 2020.

Son tiempos de esperanza y de reflexión, para sumarnos a ese esfuerzo y subirse a ese barco en el que vamos todos y que es el de mostrar la nueva cara de Tlaxcala, que es la misma Tlaxcala de hace 500 años, la orgullosa, digna y  altiva que nunca, nunca en el devenir de los siglos… JAMÁS HA SIDO CONQUISTADA.