• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

Es crudo decirlo, estimado lector, pero Tlaxcala registra la tercera tasa de letalidad por coronavirus más alta del país. De los 385 casos positivos de Covid-19 reportados por el Gobierno del Estado al corte del pasado domingo 10 de mayo, 68 pacientes perdieron la vida.

De acuerdo con los datos sobre el impacto de Covid-19 en México, publicados en la página oficial del gobierno de la República https://coronavirus.gob.mx/datos, Tlaxcala es el tercer estado en el que proporcionalmente mueren más pacientes infectados por el SARS-Cov-2.

Conforme con los datos consultados en ese portal el lunes 11 de mayo, las cinco entidades con las mayores proporciones de personas que no sobreviven al Covid-19 son: Chihuahua, con un 20.02 por ciento; Oaxaca, con 18.80; Tlaxcala, con 17.66; Quintana Roo, con 17.11, y Baja California, con 17.09 por ciento.

A nivel nacional, la letalidad del Covid-19 es del 9.83 por ciento, ya que en el reporte de este lunes se registró un total acumulado de 36 mil 327 casos confirmados, de los cuales 3 mil 573 derivaron en la muerte.

Lo anterior significa que en la entidad la proporción de muertes por Covid-19 está muy por encima del promedio nacional, pues prácticamente se duplica. Las cifras indican que en el país muere casi uno de cada 10 pacientes infectados; mientras que en Tlaxcala se registra, en números redondos, un fallecimiento por cada 5 casos.

Estos datos alarmantes nos deben llevar, tanto a los ciudadanos como a las autoridades estatales y municipales, a reflexionar seriamente y a tomar medidas más drásticas y contundentes para hacer frente a la pandemia.

Aunque los casos de Covid-19 confirmados en Tlaxcala pudieran parecer pocos, el número proporcional de muertes es un dato que debe tomarse con absoluta seriedad y responsabilidad. Nuestras autoridades deben actuar con mayor firmeza para obligar a acatar las medidas preventivas a quienes por gusto o incredulidad hoy continúan haciendo su vida normal.

Es un hecho que en las entidades del país en las que se han implementado acciones más contundentes para reducir los contagios de coronavirus, hoy se registran tasas de letalidad más bajas. En Sonora, por ejemplo, la proporción de muertes en casos de Covid-19 es del 6.34 por ciento, pero este fue de los primeros estados en implementar el programa “Quédate en casa obligatorio”.

En Nuevo León la tasa de letalidad es de solo el 4.81 por ciento. Entre las acciones ejecutadas para combatir la pandemia se restringió el uso del automóvil a una sola persona, se condonó el pago del agua en abril y mayo, se hizo obligatorio el uso de cubrebocas, se montaron retenes especiales para reducir la movilidad social, y se cerraron calles y avenidas no esenciales.

Otro ejemplo es Jalisco, donde la proporción de muertes por Covid-19 es de 9.10 por ciento. Entre otras medidas, ahí se declaró obligatorio el aislamiento social y el uso de cubrebocas, se  instalaron filtros sanitarios en las entradas al estado, y a quienes presentan síntomas se les prohíbe el ingreso.

En Tlaxcala se aplaude y reconoce el esfuerzo que autoridades estatales y municipales han hecho para sanitizar calles y espacios públicos, así como para evitar aglomeraciones en centros de abasto como mercados y tianguis. Pero los datos revelan que las medidas no han sido suficientes.

El combate a la pandemia no puede darse solo a través de recomendaciones a la ciudadanía y no se debe trasladar esa enorme responsabilidad únicamente a la buena fe y el buen criterio de la población. Es necesario implementar estrategias que obliguen a reducir la movilidad de las personas porque en muchos lugares de nuestro estado se sigue haciendo una vida normal.

De acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins, los tres países en los que el Covid-19 ha registrado mayor letalidad son: Bélgica, con el 16.31 por ciento; Francia, con 14.92, y Gran Bretaña con 14.62 por ciento. En los tres casos, la tasa de letalidad es menor que la de Tlaxcala. Eso, estimado lector, no solo debería preocuparnos a los tlaxcaltecas, sino también ocuparnos.

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.