• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

En medio de la crisis sanitaria que vivimos y de las “destacadas notas” en las que se celebra que el gobernador de Tlaxcala se ubique entre los 5 mandatarios locales mejor calificados por su forma de enfrentar la pandemia de Covid-19 (a pesar de que el número de contagios y muertes demuestre lo contrario), el tema de la transparencia y la rendición de cuentas ha sido terriblemente relegado en la entidad.

El gobierno de MARCO ANTONIO MENA RODRÍGUEZ ha colocado a Tlaxcala como el SEGUNDO ESTADO MÁS OPACO del país, de acuerdo con el Índice de Transparencia y Disponibilidad de la Información Fiscal de las Entidades Federativas (ITDIF) 2020, elaborado por la consultora AREGIONAL.

El ITDIF es un instrumento que la firma de consultoría elabora año con año para fomentar la práctica de la transparencia en los gobiernos estatales, a través de la revisión de sus portales electrónicos oficiales.

Este índice sirve no solo para evaluar el desempeño en el manejo, administración y ejecución de los recursos públicos, sino también para conocer las acciones realizadas por cada gobierno con el fin de transparentar el desempeño de su gestión.

De acuerdo con los datos publicados en el ITDIF 2020, Tlaxcala se ubica en el nivel más bajo de transparencia fiscal, junto con otras 6 entidades federativas que también mantienen desactualizados o prácticamente abandonados sus sitios de transparencia.

En una escala de 0 a 100 puntos posibles, en donde 0 es nada transparente y 100 es altamente transparente en materia fiscal, Tlaxcala obtuvo apenas una puntuación de 32.35, cifra que lo coloca como el segundo estado que más ha relegado la transparencia y la gestión de la información fiscal en su escala de prioridades.

La baja calificación obtenida por el gobierno de Tlaxcala en el ITDIF 2020 podría justificarse absurdamente por un cambio de prioridades en la agenda pública ante la emergencia sanitaria. Sin embargo, la caída en el puntaje de la entidad en materia de transparencia fiscal ha sido consistente en los últimos años. 

El ITDIF refleja que de 2018 a 2020, la calificación de Tlaxcala cayó más de 37 unidades, al pasar de 69.76 a solo 32.35 puntos. Por ese descenso, el estado bajó del lugar 20 al 28 en el periodo señalado.

Considero, estimado lector, que ningún gobierno se puede escudar en la pandemia para justificar sus malos resultados. Tampoco nuestros políticos y sus equipos de comunicación deberían aprovechar la tragedia provocada por el coronavirus para hacer alharaca con encuestas que les favorecen.

Como líder de la Gobernanza Moderna, académico y experto en Administración Pública, el gobernador MARCO MENA no puede eludir su responsabilidad en los malos resultados obtenidos por su administración en materia de transparencia fiscal. Además, tiene la obligación de hacer más eficiente la rendición de cuentas.

Los malos resultados obtenidos por el gobierno estatal en instrumentos como el ITDIF, se prestan -cuando menos- a sospechas y malas interpretaciones respecto del manejo de los recursos destinados a obras emblemáticas como la ampliación del estadio Tlahuicole, el nuevo Hospital General y la modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco.

En un país como el nuestro, en el que existe una predisposición para calificar de antemano a nuestros políticos como corruptos, ineptos y tranzas, ningún gobernante con conciencia histórica debería menospreciar el valor de la transparencia y la rendición de cuentas.

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.