• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

 

Aunque las cifras de contagios y fallecimientos a causa del Covid-19 pudieran parecer bajas para Tlaxcala, la realidad es que son altas si se toma en cuenta que nuestra entidad es la segunda más pequeña del país (solo mayor en territorio que la Ciudad de México) y la quinta menos poblada de la nación (apenas con más habitantes que Colima, Baja California Sur, Campeche y Nayarit, según la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI).

 

Desde ese punto de vista, resulta cuestionable el manejo que nuestras autoridades estatales y municipales le han dado a la pandemia, a pesar de que algunas encuestas señalen que el gobernador MARCO ANTONIO MENA RODRÍGUEZ es uno de los mandatarios mejor evaluados por su forma de hacer frente a esta contingencia. La cruda realidad es que hasta el pasado 4 de octubre, la Secretaría de Salud local confirmó un total de 7 mil 709 casos positivos y mil 178 defunciones relacionadas con el SARS-Cov-2.

 

Para darnos una idea de que el manejo de la pandemia en Tlaxcala no ha sido mejor que a nivel nacional, basta hacer un cruce de datos entre la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI y los reportes diarios sobre Covid-19 que emiten las autoridades federales y estatales de salud. De acuerdo con lo anterior, la población total de Tlaxcala representa el 1.06% de la población del país, pero la proporción de defunciones por coronavirus registradas en nuestra entidad alcanza el 1.49% del total de fallecimientos nacionales. Lo anterior significa que, proporcionalmente, aquí han muerto más personas a causa del Covid-19 aunque se afirme lo contrario.

 

Y cómo no iba a ser así, estimado lector, si muchos de nuestros servidores públicos estatales y municipales están más concentrados en el proceso electoral del año próximo, que en vigilar que la ciudadanía efectivamente cumpla con medidas preventivas como la sana distancia y el uso de cubrebocas en espacios públicos. Además de que a nuestras autoridades les ha faltado ingenio para implementar medidas para el manejo de la pandemia, también han carecido de firmeza y legitimidad para exigirle a la sociedad que cumpla con las acciones mínimas de prevención.

 

Un ejemplo muy claro es lo que sucede en Apizaco. Cada día de tianguis, es decir cada miércoles, sábado y domingo, la autoridad municipal cree que cumple con su deber de contener la propagación del coronavirus por acordonar durante algunas horas el tianguis, aplicar gel antibacterial y exigir el uso de cubrebocas. Estas acciones del gobierno municipal resultan a todas luces insuficientes porque el lugar siempre está abarrotado al no controlarse el número de personas que ingresan y tampoco se vigila que vendedores y compradores realmente hagan uso de las mascarillas.

 

Además, en las calles del centro de Apizaco no hay ninguna regulación ni restricción para el tránsito de peatones. La vida de la ciudad ha permanecido igual antes y durante la contingencia sanitaria. Salvo el hecho de que los funcionarios municipales se resguardaron durante varias semanas en sus domicilios para evitar contagiarse del virus, poco o prácticamente nada ha cambiado en la cabecera municipal. Ahí la movilidad de miles de personas se ha mantenido intacta durante los últimos 6 meses sin importar que el semáforo epidemiológico marque rojo, naranja o amarillo.

 

Pero los números no mienten. Después de ubicarse fuera de los primeros lugares de contagios y muertes por Covid-19, Apizaco se ha mantenido durante las últimas semanas como el segundo municipio del estado en el que la pandemia del coronavirus ha azotado con mayor fuerza. Al 4 de octubre registró un total de 868 personas infectadas y 101 fallecidas, lo que significa que este municipio acumuló el 11.25% de los contagios y el 8.57% de las defunciones de todo el estado.

 

Así que aunque se diga lo contrario, en Tlaxcala el manejo que las autoridades estatales y municipales han dado a la pandemia no ha sido bueno. Prueba de ello es el considerable repunte de accidentes automovilísticos registrado en los últimos días por la venta indiscriminada de alcohol en centros de esparcimiento, pues a pesar de estar en medio de una pandemia mundial, nuestras pusilánimes autoridades justifican su tibieza y permisividad en el semáforo epidemiológico.

 

 

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.

 

Nota: Los datos considerados en esta columna no contemplan un ajuste metodológico que hace unos momentos acaba de informar el gobierno federal, con un incremento de 28 mil 115 contagios y 2 mil 789 muertes por Covid-19. Esto evidentemente incrementará las cifras reportadas por nuestras autoridades estatales, que están obligadas a dar a conocer a los ciudadanos el verdadero número de personas contagiadas y fallecidas hasta el día de hoy en Tlaxcala.