• Cristal Corona Sánchez
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En las mañanas ver salir el sol detrás del Matlalcuéyetl es una imagen recurrente en el recuerdo y vida de los tlaxcaltecas, ese volcán con forma especial que vigila el valle de Tlaxcala es una parte fundamental de nuestro diario vivir y actuar, si vamos al norte la vemos, si vamos al sur, la vemos, si vamos al oriente la rodeamos, es la Malintzi que nos brinda un paisaje que para gran parte de los habitantes de Tlaxcala tiene un significado especial; incluso decimos que si no la vemos lloramos, y sí.

La Malintzi es un entorno con vida, el bosque es esencial para retener el agua, es nuestro principal pulmón en Tlaxcala, las comunidades de sus faldas han aprendido a convivir en ese medio, a distinguir los hongos silvestres, a recorrer sus senderos, a cuidarla. Algunos la atraviesan en agosto para llegar peregrinando a Huamantla; otros más van al Tlalocan recordando leyendas y creencias ancestrales de ese primer cielo; los deportistas practican en sus alturas esperando mejorar su rendimiento, las familias disfrutan días de campo en sus parajes; subirla es un reto, alcanzar la cima es todo un éxito. 

Quisiera que algún día los que vienen detrás de nosotros la conozcan y valoren así, pero hoy ese entorno maravilloso está enfermo, y de una enfermedad que se dispersa rápidamente, se trata del Dendroctonus mexicanus, comúnmente conocido como “gusano descortezador”, que generalmente es parte del bosque, pero que por la alteración del medio se pierde el equilibrio y se multiplica de más provocando una plaga que de no atenderse adecuadamente se extiende sin control, afectando alrededor de 1,300 hectáreas en 12 municipios de las faldas de la Malintzi.

Y justamente esto está pasando, se sabe que llegaron empresas que se comprometieron a talar los árboles afectados y tratarlos a cambio de llevarse la madera, pero pobladores de las comunidades refieren que sólo los talan sin hacer el tratamiento adecuado, y bajan camiones repletos de madera sin tratar que van esparciendo en su camino la plaga, quizá esa es parte de la explicación del porqué sigue avanzando sin control y ha llegado incluso a otros bosques de Tlaxcala.

Desde la teoría podría argumentar que no se respeta el principio de precaución, y que el principio de responsabilidad no se asoma, en la práctica este tema huele a intereses económicos de diversas instancias; los pobladores se organizan para buscar soluciones, para enfrentar estos intereses, para ellos  significa conservar raíces, mantener parte de su casa grande, para los demás tlaxcaltecas, ¿qué significa la Malintzi?, ¿somos conscientes de que de ahí se obtiene, en gran medida, la retención de dióxido de carbono y la emisión de oxígeno para nuestro entorno?, ¿Qué la retención de agua es vital para conservar que tengamos ese líquido?, ¿no nos interesa porque simplemente no vemos el problema?

Ante esta situación invito a todos aquellos que se interesen a tomar acciones contundentes, desde alzar la voz hasta apoyar a los pobladores y exigir a las autoridades competentes que dejen de lado intereses particulares para actuar en conjunto con las comunidades; desde apoyar difundiendo la problemática hasta plantar un árbol, hoy todo ayuda para este problema que nos agobia a todos los tlaxcaltecas. Salvemos a la Malintzi o nos arrepentiremos por años y nos reclamarán las siguientes generaciones.