• Miguel Ángel Meléndez Nava
Espacio Político

La situación que vive la Comisión Estatal de Derechos Humanos es sin duda preocupante, y no porque casi todo su trabajo sea raquítico y poco productivo, sino porque su titular Víctor Cid del Prado Pineda, resultó ser un personaje de piel muy delicada, pero a la vez muy mañoso, ya que según las malas lenguas, incitó a sus compañeras de trabajo para manifestarse en el Congreso del Estado, según reclamando que a su jefe lo calificó como “Padrote”, el diputado Víctor Castro López, por la forma como se comporta al frente de la CEDH.

Tal fue la efervescencia que causo la manifestación de las trabajadoras de la CEDH, que la sociedad tlaxcalteca en su mayoría desaprobó tal medida, primero; porque lo hicieron en horas de trabajo, y segundo; porque se vio una manipulación de Víctor Manuel Cid, con quienes son sus compañeras de trabajo, creando un total malestar, ya que se vio dolo y falta de respeto a quienes merecen ser reconocidas, y no ser utilizadas para tratar de darle una personalidad a un personaje que ha dejado mucho que desear en su trabajo al frente de la comisión estatal de derechos humanos.

La situación que ocurre en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) es preocupante. La actuación de su titular Víctor Cid del Prado Pineda debe ser revisada por el Congreso local, es un tema urgente. Resulta inverisímil que el responsable de pugnar por la defensa de los derechos humanos en Tlaxcala, haya utilizado a las trabajadoras de la institución para responder a la descalificación que le hizo el diputado Víctor Castro López, quien lo calificó como “padrote” para exhibir la manera grotesca con la que se ha manejado al frente de la CEDH.

Del Prado Pineda ha utilizado a su antojo su posición como ombudsperson para gozar de beneficios personales. No es secreto que dentro de la CEDH, hay inconformidades por los abusos y exceso del titular.

De acuerdo al diputado Víctor Castro, Víctor Manuel Cid del Prado ha manejado 1.5 millones de pesos en regalos y viajes al extranjero. Además, al interior del organismo, se conocen historias de privilegios que gozan sus más allegados, que van desde salarios preferenciales, escaso trabajo en oficina, permisos con goce de suelo, y hasta gente que cobra sin trabajar. En cambio, quienes no forman parte de su círculo cercano tienen mayores cargas de trabajo y salarios exiguos. Tal es su insensibilidad y falta de sentido común que, durante la pandemia de

Covid-19, obligó a su personal a trabajar en oficinas, lo que provocó que al menos 12 personas contrajeran la enfermedad, poniendo en riesgo a sus compañeros de trabajo y a sus familias. Y ahora, tan luego pasó Tlaxcala a semáforo amarillo, ordenó el regreso a actividades normales en la Comisión, lo que a todas luces es irresponsable, como la manifestación de mujeres que azuzó y de la cual no quiere hacerse responsable.

La falta de controles administrativos dentro de la CEDH permite que el ombudsperson se maneje a su antojo, como autentico virrey, en total impunidad, y sin rendirle cuenta a nadie, mientras la protección a los derechos humanos vive su momento más oscuro en la entidad, por la falta de trabajo profesional y comprometido a favor de las causas de sectores vulnerables, como los niños, los jóvenes, los adultos mayores, los discapacitados, y por supuesto, las mujeres.

Fue sumamente cobarde que obligará a sus colaboradoras a manifestarse en el Congreso local, manipulando las declaraciones de un legislador que pretende llamarlo a cuentas. Lo que por justicia procede es exhibir los permisos que solicitaron estas servidoras públicas por abandonar su área de trabajo en aras de defender “a fuerza” a su jefe, y si no los hay, que se presenten los descuentos correspondientes y las amonestaciones respectivas por esta evidente falta.

Es una pena que, en un momento en el que la lucha feminista en México y el mundo gana fuerza, en Tlaxcala ocurra este ruin ejercicio de dominación laboral en contra de este sector.

Los diputados locales no pueden pasar por alto la situación. Es un evidente abuso de poder que merece la remoción de un personaje que no ha servido al estado ni a la institución que encabeza. Por el contrario, la manera obscena con la que se sigue comportando es una afrenta al Congreso, instancia que lo nombró.

Es pertinente que el Órgano de Fiscalización Superior (OFS) intervenga también e investigue lo que pasa en la CEDH, cuyo trabajo a favor del pueblo de Tlaxcala es prácticamente nulo. Es por esa falta de calidad moral y de espíritu de servicio por la que se ha planteado la desaparición de este tipo de organismo, que consumen presupuesto y no dan resultados. Del Prado Pineda cree que sus coqueteos con la delegada federal Lorena Cuéllar lo posibilitan para soñar en su reelección, que a todas luces es una ofensa para los tlaxcaltecas, que estamos hartos de personajes sin escrúpulos que se sirven de las instituciones para saciar sus ambiciones personales.

Si los diputados locales son congruentes, no solo deben llamar a comparecer a Víctor Cid del Prado, sino también fincarle responsabilidades y analizar con seriedad su inmediata salida del cargo.

El año pasado, el pleno del Congreso destituyó a los tres comisionados del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala (IAIP–Tlax), por incurrir en omisiones en el desempeño de sus funciones, y por incurrir en actos que trastocaron y pusieron en riesgo la operatividad del organismo. En la CEDH hay elementos para actuar con rigor y volver a poner orden en una institución que tiene una función social sumamente sensible que su actual titular no ha logrado comprender.

Como también lo manifestaron algunas representantes de organizaciones sociales que defienden los derechos de las mujeres, el actuar del presidente de la CEDH es reprobable, pues responde a mezquinos intereses políticos que no deben pasarse por alto. Ya veremos hasta dónde Víctor Castro y otros diputados toman enserio el tema y llaman a cuentas a este personaje que se burla de su autoridad.

Pasando a otro tema, en el Poder Judicial, se ve que el cambio va en serio, el Magistrado Presidente Fernando Bernal Salazar, sin protagonismos y sí con un trabajo serio, ha realizado cambios, ha suscrito convenios y una serie de actividades que hacen que en ese poder se viva un ambiente de cordialidad y respeto, por cierto, me llamo la atención su postura hacia la autonomía para que los juzgadores impartan y emitan sus sentencias, pero que estos deben responder si realizan actos fuera de la Ley, sin duda una posición que como dice el dicho “a los buenos entendedores, pocas palabras”, ojalá su legado se refleje al erradicar la corrupción que se vive en la mayoría de juzgados.

También donde se viven tiempos de cambio, es el subsistema de Colegio de Bachilleres, donde Victorino Vergara, está trabajando a marchas forzadas para que alumnos y maestros, tengan los mejores resultados en la nueva modalidad de impartir el Proceso Enseñanza- Aprendizaje, hasta el momento los comentarios son positivos, bien por el Tigre.