• Cristal Corona Sánchez
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Los médicos tienen la misión de ayudar a promover la salud, prevenir enfermedades, disminuir el dolor, dar tratamientos, y rehabilitación.

México cuenta con 2.4 médicos por cada 1,000 habitantes, cifra menor a la Argentina con 4.0, Uruguay con 5.1 y Cuba con 8.3, siendo la mayor del mundo. Este indicador muestra en mayor o menor medida el interés de los países por la formación profesional del médico para cubrir las necesidades de salud de la población. 

En esta pandemia se evidenciaron estas carencias, por la falta de planeación durante décadas que llevaron a un sistema de salud frágil. En cantidad faltan médicos en México, en Tlaxcala, por ejemplo, no hay neurocirujanos de base en el OPD Salud de Tlaxcala que cubran las necesidades del estado, u otros especialistas. En ISSSTE e IMSS esto no es mucho mejor.

Un médico tarda de 6 a 7 años en estudiar la carrera para ser “médico general”, habitualmente son 2 años de teoría, 2 años de teoría y práctica en hospitales, 1 año de internado y 1 año de servicio social. Mientras que en otras carreras después de 4 años terminan, en esta apenas se inicia el internado que es una especie de práctica intensiva sin derechos laborales y si obligaciones de gran magnitud, con guardias cada 2 o 3 días, mas castigos, caprichos de superiores y clases; después de esto inicia el servicio social de un año que se realiza habitualmente en comunidades rurales, algunos con la responsabilidad de ser el único médico en varios kilómetros alrededor, varios en poblaciones en zonas de riesgo por narcotráfico, delincuencia, etc., algunos han sido asesinados en ese entorno.

Terminada la carrera inicia otra, que es la especialización, enfrentados a un examen exhaustivo que determina quién puede seguir y quién no. Las especialidades duran de 3 a 6 años, en los que el tiempo es exclusivo, incluso el tiempo familiar se sacrifica en aras de la especialidad, guardias, estudio y en gran medida más castigos. Al finalizar el especialista se encuentra con la disyuntiva de trabajar por su cuenta o en una institución pública.

IMSS, ISSSSTE, Secretaría de Salud, tienen tabuladores de sueldos de acurdo al catálogo de puestos, los de base cuentan con estabilidad laboral y prestaciones; no así los de contrato, siendo los más precarios con sueldos diferenciados, así que a esas alturas queda esperar una base, algunos esperan hasta 10 años, dependiendo de sus habilidades políticas en el entorno sindical o con las autoridades de salud. Para entonces ya tienen entre 35 y 40 años, una familia con hijos adolescentes y gastos de lo que eso conlleva. 

El médico no deja de estudiar, todos los días hay que estar atentos al avance médico, la sociedad le exige colegiarse, actualizarse, y eso cuesta. 

Finalmente llega una pandemia y obliga a muchos a comprar sus propios equipos de protección, unos KN95 de hasta $30 por día, al menos $600 al mes; y para los de áreas Covid equipos de hasta $5,000 o cubrebocas de hasta $200 para un uso, sumando hasta $6,000 al mes. Algunos rentaron departamentos o cuartos para evitar llegar a sus casas y contagiar a su familia, otros suplementos vitamínicos, trajes especiales, batas, pijamas quirúrgicas, desinfectantes, entre otros implementos.

El valor social del médico se ha demostrado en esta pandemia, y hoy también se notan las carencias y aciertos en su formación, pero sobretodo que la sociedad y los gobiernos tienen una deuda pendiente con este gremio.