• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

La “Alianza Federalista”, conformada por 10 gobernadores opositores al presidente Andrés Manuel López Obrador, no es más que una absurda estrategia electorera de una oposición desesperada ante el adverso escenario que vislumbra de cara a los comicios del año próximo. Esos mandatarios locales tienen la mira puesta en las elecciones y quieren, a como dé lugar, más recursos para maniobrar a favor de intereses propios y partidistas.

 

Conscientes de sus limitaciones y carencias como jefes políticos de sus respectivos estados, los gobernantes de Chihuahua (Javier Corral, PAN), Jalisco

(Enrique Alfaro, MC), Durango (José Rosas Aispuro, PAN), Coahuila (Miguel Riquelme, PRI), Tamaulipas (Francisco García, PAN), Aguascalientes (Martín Orozco, PAN), Nuevo León (Jaime Rodríguez, Independiente), Michoacán (Silvano Aureoles, PRD), Colima (José Ignacio Peralta, PRI) y Guanajuato (Diego Sinhué Rodríguez, PAN) han optado por polarizar el discurso y al electorado de sus territorios con el añejo y controvertido tema del dinero que sus entidades aportan y reciben de la Federación.

 

Quienes adelantaron una guerra entre ricos y pobres en el gobierno de López Obrador no se equivocaron. Los gobernadores de la chantajista “Alianza Federalista” han optado por el encono y han tomado la bandera política de los estados ricos de la nación que están hartos de “subsidiar” a los estados pobres.

 

Instalados en un egoísmo ciego, los 10 gobernantes aliancistas han solicitado, para su beneficio, un replanteamiento del Pacto Fiscal que afectaría gravemente a la población de estados como Tlaxcala, Oaxaca, Chiapas y Guerrero que dependen en gran medida de los recursos económicos provenientes de la Federación. Lo que quieren estos 10 mandatarios es que la raída cobija presupuestal los abrigue más a ellos aunque se descobije a la población de los otros 22 estados del país.

 

Lo que es un hecho, es que el discurso de los integrantes de la “Alianza Federalista” no contempla las relaciones asimétricas que existen entre las 32 entidades de nuestro país. Tampoco considera los rezagos históricos del sur de México e ignora por completo la solidaridad del Pacto Federal, cuyo propósito es promover el desarrollo equitativo de todos los miembros de la Federación.

 

Además, los planteamientos de los gobernadores aliancistas chocan por completo con los intereses de estados pobres que históricamente han sido una notable fuente de recursos naturales y de mano de obra para la industrialización de las entidades más desarrolladas.

 

Las desbocadas pretensiones de la “Alianza Federalista” parecen ignorar que los recursos del país son limitados y que hoy México vive un momento crítico porque los ingresos petroleros se desploman y estamos en medio de dos crisis mundiales, una sanitaria y otra económica.

 

Considero, estimado lector, que replantear el Pacto Fiscal en los términos que han manifestado los 10 gobernadores de la “Alianza Federalista” pone en riesgo la viabilidad económica de estados como Tlaxcala, por nuestra marcada dependencia de los recursos federales. En un país en el que existen relaciones tan asimétricas, y evidentes diferencias entre actores dominantes y actores subalternos, no se puede tratar igual a los desiguales, como decía Don Emilio Sánchez Piedras.

 

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.