• M.C.S Elsa Martínez Flores
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La historia del mundo está llena de relatos, narraciones, declaraciones y vivencias acerca de la violencia contra la mujer. Este problema parece interminable, acentuándose cuando la sociedad las convierte en victimarias si ellas deciden no otorgar el perdón al hombre.   

Llama la atención que, desde hace mucho tiempo, diversas organizaciones realizan ponencias, conferencias, foros, entre otras actividades para hacer conciencia acerca de las diversas agresiones que sufren las mujeres, pero los ataques no disminuyen. 

Muchas veces, dependencias e instituciones buscan sólo el reflector, atraer a medios de comunicación y cumplir con un objetivo más en su agenda; dan su cátedra de prevención, mencionan el incremento de cifras, y después…todo sigue igual

Claro, tampoco vamos a culpar a los ponentes que desde una tribuna alzan la voz para exigir que este problema finalice, después de todo, cumplen con la función social de generar conciencia, que las personas no olviden la existencia de un conflicto muy complejo, sin embargo, cuando un hombre de 70 kilos en promedio arrincona a una mujer para obligarla a cosas que ella no desea, dando como resultado que la violente física o psicológicamente, regresamos a lo mismo: se añade una cifra más a la estadística.  

La modificación de leyes, los libros de texto de las escuelas, y, sobre todo, en la educación familiar, son las posibles soluciones que se ofrecen en estas conferencias, el seguimiento a la agenda de igual forma acapara los reflectores, pero, en este momento, un hombre está golpeando a una mujer sin que podamos evitarlo.  

Es hora de abrirnos a nuevas opciones y soluciones, las redes sociales se han convertido en la voz, pero también en la mentira y rumor, porque las cifras se acumulan y ¿después qué?, no sucede gran cosa al dar a conocer cifras escandalosas si después de eso no hay cambios en la sociedad, en su mentalidad y su formación. 

“Dime como te educaron y te diré quién eres”, podría ser una frase que se aplicaría para decir que en México nuestra formación familiar se concentró en la atención y respeto hacia el hombre, y que ha sido difícil ese cambio de mentalidad que no es de hoy, sino de tiempo atrás, hace falta algo más que ponencias o relatos crueles de féminas y hacer que en las leyes se impongan sentencias más altas y sobre todo, un cambio en la actitud de la sociedad hacia la mujer.