• M.C.S Elsa Martínez Flores
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Cuando alguien se convierte en funcionario público todo cambia, la gente lo ve de una forma y ella o de él misma se perciben de otra, definitivamente hay existe un cambio que comienza desde que el individuo tocaba casa por casa buscando el voto y la aceptación hasta lograr el puesto de elección popular gracias a que pudo convencer a la población.  

A lo largo de su camino, un político acumula reconocimiento por algunas acciones, sin embargo, en esta área los errores destacan más que los aciertos y debe de protegerse de alguna forma, por salud mental, debe hacerse a la idea de que una mentada de madre no le afecte, ni que los insultos variopintos lo pongan de malas o triste. 

Aprender a esquivar las groserías es caminar hacia una dirección peligrosa, ya que muchos adoptan la conducta cínica y se pierden en los laberintos de soberbia, al hacerse los duros e inflexibles.  

Por otro lado, la gente olvida que esa figura política es un ser humano, que al final del día, una grosería sí le afecta y todo porque no pudo cumplir o su forma de hacer las cosas no es del agrado de las demás.  

Sin embargo, el ego siempre debe ser menor a los sentimientos del pueblo, antes que ser funcionario público primero es persona y adquiere otra dimensión una vez que se dedica a resolver las necesidades de un país, estado, municipio o comunidad.  

Si alguien se dedica a la política, debe vestir con una armadura que soporte insultos, fracasos, obstáculos y todo lo que conlleve su administración, porque los aplausos disminuyen desde el momento en que toma posesión de su cargo.  

Servir al pueblo no es tarea fácil, porque en el mundo existe la injusticia, las leyes derivan de seres humanos, son perfectibles, muchos estarán de acuerdo en la forma de gobernar de algunos, otros no, los criterios varían siempre y todos son respetables. “Cada quien habla como le va en la feria” dirían.  

Endurecer la piel… ¿hasta qué punto para que no afecte un insulto? la nación los juzgará siempre al término de un mandato, dedicarse a la política es mantenerse siempre expuesto, se adquiere otro sentido de la vida y de las necesidades la gente, sólo no rayen en el cinismo.