• Héctor A. Villalba
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Lo ocurrido el día domingo en Xicohtzinco resulta sumamente penoso, es una muestra clara de tres cosas importantes a analizar, la primera es entender que el voto en las urnas no viste de legitimidad a quien gana la elección, mas bien lo viste de legalidad. Lo anterior nos deja entrever la crisis de ese municipio, porque a pesar de que un ciudadano fue electo, un grupo opositor no le ha permitido realizar concretamente sus funciones como alcalde.

La segunda es un tanto más complicada, porque una vez que el soez alcalde no ha tenido la posibilidad real de resolver el conflicto que prácticamente lo ha obligado a tomar protesta y despachar desde el agujero más recóndito de su pueblo. Quien se presumía como el director de obras más joven, y posteriormente uno de los alcaldes más jóvenes de Tlaxcala ha quedado al descubierto como el títere bisoño de quienes verdaderamente toman decisiones en Xicohtzinco.

Luego de que los canales institucionales no fueran utilizados, el joven alcalde se ha limitado a convertirse mediáticamente en una víctima porque sus inventivos asesores creen que le saben a todo, pero esta actitud nos lleva a analizar la tercera cosa importante: mientras que el gobierno estatal ha hecho lo que en medida de sus posibilidades está para resolver el conflicto, el otro poder que tendría que intervenir se hace de la vista gorda. Tal vez porque esta legislatura sea mucho más ignorante que la anterior.

Ningún diputado se ha interesado por resolver este tema, porque más de uno ha visto en la crítica una opción para no seguir siendo tan grises. Habrá que esperar a que la Comisión de Asuntos Municipales entre en acción, porque hemos de recordar que hasta el limitado mentalmente de José Luis Garrido hacía como que pretendía ser mediador de los conflictos municipales suscitados en la legislatura pasada.

Incluso hay quienes culpan directamente al secretario de gobierno por todos los intentos fallidos de solucionar este conflicto, pero qué se le puede hacer cuando el alcalde más joven no acude a las reuniones y mesas de trabajo para destrabar el desmadrito que le heredó su suegro.

Uno no quisiera pensar mal, pero sí está canijo que un diputado como la Garra Garrido intentara ser más eficiente que los actuales.

El futuro de Xicohtzinco es incierto, lo único cierto es que el presidente no podrá ser presidente ausente por siempre.