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  • Pedro Morales
Desde hace 50 años “Carito” Hernández Castillo borda el vestido de la Virgen de la Caridad.

Huamantla, Tlaxcala.- En el taller de bordado, en que se ha convertido la sala de la casa de Carolina Hernández Castillo, en la ciudad de los muéganos, la actividad sobre la fina tela de raso blanco y azul cielo es frenética.
 
Se acaba el tiempo, para confeccionar el vestido de la Virgen de la Caridad.

La sagrada imagen portará este atuendo el próximo 14 de agosto durante “La Noche que Nadie Duerme”, en el Pueblo Mágico de Huamantla.

Miles de feligreses nacionales y extranjeros llegan para recorrer las alfombras y participar en la impresionante procesión que se prolonga toda la noche.

Todo lo dirige Carolina Hernández Castillo, “Carito”, como le dice toda la gente, quien con sus suaves y cansadas manos continua, año tras año, con la confección del vestido de la Virgen de la Caridad.

Así lo ha hecho ininterrumpidamente a lo largo de 50 años, en su exquisito bordado nunca a repetido un diseño.

Sobrinas, nietas de sus hermanos y muchas damas de la sociedad de Huamantla siguen la tradición que deja esta ejemplar mujer.

Carito Hernández recuerda que el general Porfirio Díaz se encomendó a la santísima virgen de la Caridad, para que lo ayudara a ganar la batalla de Tecoac al Ejército Gobiernista.

Ante su triunfo el general donó en agradecimiento a la imagen, una palma y una aureola en oro,  desgraciadamente estas fueron robadas tiempo después.

Solo  una fotografía de la virgen, con la palma y aureola de oro, es con lo que se cuenta  aseguró.

El vestido de raso francés de 80 centímetros de largo en color blanco, fue diseñado y está siendo bordado desde hace dos meses, por las manos de al menos 50 mujeres voluntarias, al igual que el manto azul turquesa.

Explicó que para realizar el bordado fue adquirido 1.5 kilogramos de canutillo de oro con material importando de Alemania,  cuyo precio fluctúa entre los 25 mil pesos el kilo.

En una solemne ceremonia se viste a la virgen el 13 de agosto, el párroco de la basílica es el encargado de bajar del altar la imagen.

Tiene una altura de aproximadamente un metro y está tallada en madera, para luego en la sacristía en completa intimidad, un grupo de cinco mujeres encomendadas por la comunidad, preparan por un lapso de cuatro horas, a la festejada con su nuevo ajuar.

“Cuando el sacerdote baja a la virgen de su altar, su rostro está pálido, pero milagrosamente luego de que es vestida y preparada para la fiesta, la imagen luce con un rostro rozagante y lindo e incluso la expresión de sus ojos es distinta”, aseguró.

Hernández Castillo,  de 88 años de edad, refirió que la elaboración del ajuar de la virgen de la Caridad, la inició su abuela María de Jesús Farfán hace más de un siglo.

Esta tradición que se ha heredado de generación en generación, en su caso  dijo  que lleva 50 años, realizando esta noble tarea de forma voluntaria.

Indicó que hasta el momento la Virgen cuenta con 47 vestidos en buenas condiciones, los cuales fueron diseñados y bordados de forma distinta y con motivos especiales.

Aseguró que la virgen de la Caridad es milagrosa, y el último prodigio del que se tiene conocimiento, es haber salvado de la muerte a un joven accidentado, que presentaba 60 fracturas en el cuerpo y que los médicos declararon un caso perdido.

Sin embargo, “un grupo de creyentes emprendimos una jornada de oración para pedir la intercesión de la Virgen, para que Juvenal sanara y milagrosamente volvió a la vida, y hoy camina por su propio pie y no tiene ninguna cicatriz en el rostro”.

Recuerda que la Virgen de la Caridad le hizo un milagro, ya que en un accidente resultó con dos vértebras de su columna pulverizadas, los médicos le dijeron que no volvería a caminar.

Se encomendó a la Virgen y milagrosamente le creció una especie de cartílago que suplió a las vértebras, el dolor desapareció y los médicos se sorprendieron por este prodigio, que para ella fue un milagro.

“Nunca me case, pese a que tenía mis pretendientes que me traían serenatas y me enamoraban, porque estaba al cuidado de mi madre, luego atendí a muchos niños como maestra y junto con la actividad en torno a la Virgen de la caridad, mi vida está llena de amor”, asegura.

Indica que la tarea que ha realizado la llena de orgullo y de satisfacción, gente de fuera la viene a saludar, ni se diga de la gente de Huamantla y en especial agradece las muestras de afecto que ha recibido por parte de los gobernantes y en especial por la comunidad religiosa de la región.

“Las misión está cumplida, ahora toca a la cuarta generación de la familia tomar la estafeta, iniciar el camino y seguramente en el futuro inmediato habrá que seguir admirando este trabajo que ya es parte del Pueblo Mágico de Huamantla”, concluyó.

 

 

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