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  • Pedro Sierra
Funcionarios cercanos al ex gobernador prófugo laboran en la SESA de Tlaxcala con la complacencia de autoridades

La corrupción del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa pudo haber alcanzado a los niños tlaxcaltecas gracias a funcionarios provenientes de su administración, luego de que el actual mandatario Miguel Ángel Yunes Linares diera a conocer que en el gobierno que le antecedió les suministraban a los menores con cáncer agua destilada en lugar de quimioterapias.

Lo sucedido en Veracruz podría estar ocurriendo en Tlaxcala considerando que el actual director de Servicios de Salud, Samuel Orrico Torres llegó hace dos años preveniente del gobierno de Duarte de Ochoa, ocupando la dirección más importante en el estado y que prácticamente es la que rige y gobierna la Secretaría de Salud (SESA) en la entidad.

El primero en llegar del gobierno de Javier Duarte fue Javier Guevara Arenas, quien en ese momento llegó como director de Servicios de Salud a Tlaxcala y fue él quien mandó a traer a Samuel Orrico Torres que se desempeñaba como asesor en materia de salud, además de que fue el director de Atención Hospitalaria en el gobierno veracruzano, según él por invitación del ex gobernador jarocho.

Ambos llegaron por haber estado dentro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ya que el anterior secretario de Salud en Tlaxcala, Alejandro Guarneros Chumacero fue compañero de los dos, quien a su vez arribó por la cercanía con Joaquín Cisneros Fernández, precisamente fue el ex senador el que llevó al actual gobernador Marco Mena Rodríguez a la arena política por su hermano Fabricio Mena, eterno administrador del también ex presidente municipal de Tlaxcala.

Incluso los dos personajes fueron en su momento denunciados en Veracruz por presuntas irregularidades en sus cargos, siendo lo más grave lo dado a conocer por el actual gobernador Miguel Ángel Yunes de que los niños con cáncer eran inyectados con agua destilada justo cuando Guevara y Orrico eran funcionarios de Salud en ese estado.

De haber sido participes de esta violación a los derechos humanos de los niños veracruzanos, los infantes tlaxcaltecas corren peligro por el antecedente que envuelve a una administración conocida por la corrupción y de la cual formaron parte personajes que están enquistados en la nómina de la SESA de Tlaxcala y lo más grave es que uno de ellos en la posición número dos de la dependencia de salud.

 

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