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Un grupo de científicos alertó sobre un padecimiento al que llamó “alucinaciones invertidas” y que afecta a gran parte de las personas; es originado por el uso de la tecnología, en especial por los dispositivos móviles como los teléfonos inteligentes.
 
El doctor William Van Gordon, de la Universidad de Derby, junto con académicos de la Universidad de Exeter; CHU Montpellier, en Francia; y el Centro de Investigación de Meditación y Atención plena, Awake to Wisdom, en Italia, presentaron la nueva teoría, que estima que la mayoría de las personas experimentan al menos una forma leve de la afección en algún momento de su vida.
 
En las “alucinaciones invertidas”, a diferencia de las alucinaciones convencionales que generalmente implican ver o sentir cosas que realmente no existen, los investigadores han descrito que es no ver o sentir cosas que existen.

Se ha identificado como una nueva enfermedad psicológica y un problema emergente de salud pública.

Si una persona sufre de alucinaciones invertidas, implica que su conciencia en tiempo real de las experiencias psicológicas y sensoriales se ve significativamente afectada y, por lo tanto, experimenta una percepción distorsionada de la realidad.
 
Los investigadores señalan que hay ejemplos específicos de comportamientos que probablemente indiquen la presencia de estas “alucinaciones invertidas”, como:

Ser desconsiderado o completamente ajeno al bienestar o espacio personal de los demás, como no usar audífonos cuando se usan aplicaciones o videos en público.

El uso consciente de un teléfono móvil en situaciones en las que dicho uso representa un riesgo para la salud, como al cruzar la calle o manejar.

Participar en una conversación con otra persona sin escucharla total o parcialmente.

Apresurarse para llegar a algún lugar y luego apresurarse para regresar a casa sin darse cuenta del entorno durante el viaje. 
 
El doctor William Van Gordon asegura que las “alucinaciones invertidas” parecen reflejar una preocupación de salud pública que se pasa por alto y que no sólo disminuye el potencial y calidad de vida, sino que puede representar un riesgo para el bienestar de la población en general.
 
La investigación afirma que este padecimiento puede fomentar la infelicidad, el pensamiento depresivo, los comportamientos problemáticos, como la adicción a las redes sociales, y una mayor susceptibilidad a otros problemas de salud mental, además de la obesidad