• Pedro Morales
¿Llegara el plan B con viajes todo pagado? para limar asperezas

Qué rebonita foto la de los integrantes de la Unión de Periodistas de Tlaxcala (UPET), hasta parece sacada de un álbum familiar, trajeados, sonrientes, con sus carteles en las manos, en fin pura felicidad.

Es claro que ningún pleito es para siempre, pero cuando un buen dirigente logra algo para sus representados o para su gremio, lo primero que hace es compartir los beneficios, si es que los hubo.

Pero guardar hermetismo, callar, ocultar lo que se dijo, no es buen augurio, sin embargo como dijo el dirigente Moisés Morales, queda el beneficio de la duda, aunque se dice que sucumbieron al “canto de las sirenas”.

Es año electoral, hay que limar asperezas, aunque el abismo es cada vez más ancho, pero así es la vida y en este caso Tlaxcala tiene el periodismo que no eligió, sino el que le impusieron.

Hay que ver más adelante, como diría Mariano González “la verdad siempre sale a flote”, aunque hay que destacar que los periodistas de Tlaxcala, como en la vida, hay de todo.

Hace más de dos años, parecía que habría un cambio verdadero, como ese día en que se organizó la tamaliza de “La Candelaria”, con atole de limón y tamales que se recuerdan.

Lo que llamó la atención fue el lugar, el salón rojo del palacio de gobierno, la enorme mesa donde se ha escrito la historia de Tlaxcala, fue para los periodistas, por un día parecía que la relación prensa-gobierno prometía ser cordial.

Pero algo pasó, fue una transformación repentina, tal vez creada en la mente de quienes ven telarañas por todos lados, vino el divorcio, la cerrazón, ver enemigos a salto de mata, elucubraciones, chismes y grilla rompieron la cordialidad.

Vino el abuso, la denostación, el linchamiento, para culpar a otros de la incapacidad de hacer un trabajo decoroso, pero alguien debe de tener la culpa, menos los que la tienen y que ahí están con su grilla ratonera.

La negación para que los reporteros fueran a las giras, no será que se quería ocultar algo, la forma de trabajo, la relación pueblo gobierno, los reclamos, las inconformidades que no solo fueron con los reporteros.

Esta situación de reconciliación, nos lleva  a pensar en el paso número dos, al que han recurrido gobiernos anteriores, los viajes todo pagado a sitios turísticos, como ese viaje en tiempos de Beatriz Paredes.

Sus asesores le recomendaron reconciliarse con la prensa, ahí comenzó el canto de las sirenas. Llévatelos a la playa, le dijeron, aunque realmente nunca vimos a la ex gobernadora en traje de baño.

Quede claro pues que no se trataba de viajes de placer, en todos los casos sino de cobertura informativa de los gobernadores en turno, porque así como a veces ni siquiera hay modo o tiempo para alimentarse.

Estaba peleada con todos los reporteros, ya no hallaba el camino para evitar las críticas, las notas negativas, todo era caos, mientras que hacía esfuerzos por mantener el control y la gobernabilidad.

En ese entonces como ahora, la prepotencia, la altanería y el desprecio por los reporteros era más que evidente, tal vez se trata de meras coincidencias.

Tenía a un jefe de prensa muy peculiar, su nombre Gabriel Amante Montero, que ya entregó cuentas al creador y no se vale ofender a los muertos, sin embargo fue una semana de conocer bien el puerto.

Invitaciones de líderes, reuniones, comidas, mar, playa, mariscos, todo pagado, buen hotel y mejores bebidas, diversión que al tercer día ya no lo es tanto, lejos de la Malintzi y la familia.

Total que en el susodicho viaje surgió la idea de crear una asociación de periodistas, ahí se acabó la luna de miel, el enojo, los gritos, las pataletas fue la respuesta.

El regreso fue tormentoso, alguien para acabarla de amolar se robó las toallas del hotel, fue el oso, además de todo lo que se vivió en los lugares de moda, lo bueno de ese viaje es que se logró la unidad del gremio.

A final de cuentas la apreciación de la gente por su gobernadora ya no cambió, un alud de apodos se le vinieron encima, total que finalmente no acabó su sexenio, a los cinco años la mandaron de embajadora a Cuba.

Para que no hiciera daño, ahora la mandaron de embajadora a Brasil.

La semilla ya se había sembrado, así es como Valentín Ahuactzi Avila, quien también ya no esta entre nosotros fundo la Unión de Periodistas de Tlaxcala, con todas las de la ley, su lucha por la unidad es de reconocerse.

Referimos que vienen  los viajes, porque el perredista Alfonso Sánchez Anaya al iniciar su mandato, tachó a los periodistas de “chayoteros” y la agarró con todos a quienes consideraban sus enemigos. Igual que ahora.

Varios medios desaparecieron, quienes se alinearon prosperaron, pero de ahí a la fecha definitivamente no hay buenas relaciones entre la prensa y el gobierno, salvo con los dueños de los medios, que ese es otro cantar.

Los bien portados se fueron a viajar para cubrir las reuniones de la Conago, fueron privilegiados, viajes por avión, todo pagado y así se consumió el sexenio, pero la relación nuca fue la misma.

Luego con el arribo del panista Héctor Ortiz, pasó casi lo mismo, la estrategia era llevar prensa a todas las giras, eso atemperó las críticas y se puede decir que el segundo tercio de su mandato transcurrió tranquilo.

Su vocero Domingo Fernández Ahuactzi  organizó un viaje de descanso al puerto de Acapulco, con todo pagado, autobús de lujo y le dio tan buenos resultados que quienes no fueron comenzaron a criticar, tal vez con razón o sin ella.

Entrevistas en las que en lugar de enojarse se divertía, en contadas ocasiones Ortiz se puso bravo, agotaba los temas, no les daba la vuelta y siempre se salía con la suya.

En el último año, se portaron más accesible, tras agotadoras giras a comer, lo que se apeteciera, eso si sin abusos, lo que se pedía era para todos y con el detalle de que estaba prohibido el consumo de alcohol.

Luego por bocones, los reporteros de la fuente fueron llevados a Colima, en viaje infernal de 16 horas, a la llegada sin dormir y sin bañarse a la reunión de la Conago donde solo había galletitas y café.

Todos salimos con hambre, luego nos desquitamos, y así medio marchitos, al otro día de regreso, con una parada en Guadalajara, la Perla Tapatía fue acogedora con los tlaxcaltecas, esos mariachis, ese tequila, valieron  la pena.

Hubo otro viaje más al puerto de Acapulco, aunque algo pasó y no se quiso hablar mucho de ese viaje, curiosamente como ahora los de la UPET, algo se comieron que no quieren contar.

Total que ahora parece que este premio estatal de periodismo será diferente, en otro nivel.

Están contentos a los que les gustan los toritos, les dieron en su mero mole, y se dice que hasta les soltaron un burel para que se ayuden, ya falta poco para conocer quien merece el reconocimiento… FELICIDADES A ELLOS.