Porque son millones de personas en el mundo, las afectadas por esta silenciosa enfermedad que causa ausentismo, bajo rendimiento y muertes prematuras, entre otras graves consecuencias y aunque en todos los países persiste, como lo he dicho anteriormente, con respecto a otras enfermedades mentales, es en los países subdesarrollados donde hay una mayor prevalencia y en México su presencia y crecimiento es alarmante.
Tiene que ver con estados de ánimo causados por factores externos e internos que están relacionados con mala calidad de vida emocional y en la que las adicciones juegan un papel fundamental, porque es la invitada de honor o selecta de la codependencia, del alcoholismo, la drogadicción en todas sus gamas, etc., mismas que son fuentes de todas las características que dan como consecuencia estados depresivos.
También es una realidad, que para las políticas de salud de los gobiernos neoliberales, no tiene importancia la salud mental, además de que predomina la errónea práctica de la atención a enfermedades, en vez de su prevención y esta enfermedad-la depresión- está detrás de casi todas las enfermedades físicas y mentales, en jóvenes y mujeres principalmente.
Los principales síntomas de la depresión, además de desánimo para la realización de actividades o aplanamiento emocional-no tener interés en ninguna acción o evento alrededor de la vida-, pueden ser también: euforia, sentimientos exagerados de culpa, agresividad, entre otros y contrario a lo que se piensa, que puede ser una enfermedad de personas mayores, esta enfermedad afecta en gran número a adolescentes y jóvenes, pudiendo desencadenar en suicidio, mismo que se ha convertido ya, en la tercera causa de muerte en este último grupo.
ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN
Es urgente implementar un esquema de salud mental y aunque el principal responsable de hacerlo, es el Estado, es importante que como sociedad civil tengamos la capacidad de organización e intervención, para ir fortaleciendo, creando y facilitando una mejor convivencia, en cada una de nuestras comunidades, sea en nuestro vecindario o trabajo, así como en todas nuestras prácticas sociales.
Sin embargo nadie puede dar lo que no tiene, por lo que un programa de salud emocional en nosotros, sería el inicio perfecto para poder hacernos propagadores e impulsores de salud mental entre nuestros pares.
Así como también es importante implementar grupos de gestión y apoyo para la atención de un gran número de adolescentes y jóvenes que son presa fácil de esta enfermedad a causa del maltrato, descuido o por el contagio temprano de adicciones, en las que también entra Facebook-existe el caso documentado en nuestro estado y al que una servidora está dando seguimiento, de un adolescente, que se suicidó porque su mamá le quitó el celular y al ya no poder seguir “conectado” se ahorcó en su recámara-.
Y no es precisamente con la prohibición del uso de los medios electrónicos, como vamos a solucionar esta gran pandemia, sino con la creación de condiciones de vida más aptas para la convivencia de las personas en medios más saludables, cálidos y amorosos.
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