• Citlali Ortiz Cano
Comunicación en la familia, la clave de la armonía

Es muy común escuchar que hombres y mujeres hablamos diferentes idiomas y que de esa discrepancia devienen innumerables problemas familiares y efectivamente, es la falta de comunicación asertiva, aunque no necesariamente sólo entre hombres y mujeres, la que acarrea problemas con la pareja o con la familia en general.

La convivencia humana, al igual que cualquier otro fenómeno social, tiene muchos matices y se tiene que aprender a relacionarse con los demás, educar el espíritu de colaboración y ayuda entre pares, para lograr interacciones de calidad

Y aunque todo lo anterior es prioritario para lograr una buena comunicación, un factor preponderante es el querer, por lo que si hay deseo de establecer relaciones de calidad entre las personas, se puede aprender para lograrlo, al igual que en casi todos los comportamientos humanos, también se puede reaprender y entrenar para relacionarnos adecuadamente.

Es a través de la convivencia con personas asertivas y con la ayuda de programas terapéuticos, con tal objetivo, que se pueden construir nuevos modelos de convivencia más cálidos y amorosos, para que  adolescentes y niños puedan aprender también a relacionarse bien con sus pares y a lo largo de su vida, estableciendo todo tipo de relaciones satisfactorias.

De ahí la importancia de la modificación de conductas, que nos han llevado a estadios caóticos de convivencia o discrepancias generacionales, podemos lograr transmitir mensajes correctos, precisos y concisos, con su inherente entendimiento o descifrado, siendo sensibles, atentos y empáticos, porque el ritmo de la vida posmoderna, ha dado al traste con la tan necesaria convivencia social, para la educación de mejores generaciones.

Es necesario reestablecer o mejorar la comunicación con nuestros familiares, amigos y vecinos, porque la deshumanización de las grandes comunidades nos ha alejado y abonado para todo tipo de problemas sociales y de salud mental, tales como la proliferación de la delincuencia y de enfermedades adictivas.

Por lo que es urgente establecer redes de comunicación y apoyo, que desanimen el aislamiento y el culto al egocentrismo,  que nos está separando y facilitando la conquista pacífica de nuestra nación por intereses mezquinos  y regresar a la cooperación colectiva y solidaria para fortalecer  nuestra convivencia y rescatar a nuestro país de la deshumanización y la debacle en la que desafortunadamente estamos cayendo, hagámoslo por nosotros y por nuestros hijos.

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