• Citlali Ortiz Cano
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Basta echar un vistazo al panorama nacional para darnos cuenta que esto es una realidad; México, vive momentos álgidos y es urgente contrarrestarlos, cada uno de nosotros tiene una tarea que realizar para poder volver al estado de derecho y gobernabilidad de nuestro país.

En toda la nación están brotando movimientos ciudadanos inconformes con la ineptitud del gobierno para proveer y garantizar seguridad y bienestar a sus gobernados, ante la oleada de violencia y pobreza, resultado del neoliberalismo descarnado que ha privado en los últimos treinta años en México y ante la indefensión de los ciudadanos de a pie, se hizo inminente que hombres y mujeres desesperados pero muy valientes tomaran la decisión de defenderse.

Estos grupos, conscientes de la urgencia de acción para defender su patrimonio y sus vidas no han tenido otra opción que enfrentarse a los diferentes actores violentos que han sido impulsados, propagados y solapados, en un principio por los gobiernos panistas y ahora por el gobierno peñista.

Y AQUÍ EN TLAXCALA

No tenemos que permitir que malos gobernantes sigan haciendo su voluntad y su agosto a costa del erario público, es inadmisible que varios presidentes municipales dejaran saqueado las arcas de sus municipios, tanto los ayuntamientos entrantes, como los diputados y autoridades en turno, tienen que aplicar todo el peso de la ley sobre todos esos delincuentes de cuello blanco.

En cuanto a los pronósticos electorales para los procesos federales que vienen, y recordando la frase de un reconocido actor nacional que dijo cuando Fox ganó la presidencia de la república que “Qué bueno que perdió el PRI, pero que malo que ganara el PAN”, se sigue confirmando la sabiduría de su afirmación.

Porque está ampliamente demostrado que ambos partidos han significado la debacle del pueblo y en la historia reciente está a la vista su complicidad para perpetrar la peor traición que han infligido a la patria, al aprobar tantas reformas en contra de la gente.

El único gran problema del PRD en Tlaxcala, es que la caballada está muy flaca y muy dividida, amén de los grandes apetitos que se han despertado tan solo en el congreso local, ojalá se haga una toma de conciencia para marcar un cambio, que no sólo significa encumbrar a una buena candidata, sino de hacer compromisos de unidad y de trabajo a favor del pueblo.

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