Este fenómeno es muy complejo y tiene que ver con esta tormenta de posmodernidad en que estamos envueltos, porque los niños y adolescentes que se están desarrollando en esta vorágine de adelantos científicos y tecnológicos, desarrollan sus capacidades cerebrales al mismo ritmo como van surgiendo éstos adelantos, cual saltos cuánticos que rebasan nuestra capacidad de asombro y de comprensión hacia sus mentes tan desarrolladas.
Padres y educadores tenemos un ritmo más moderado, de por si determinado por la manera en que fuimos educados, que aunque fue en muchos casos muy estricta y de mucho trabajo físico, no nos alcanza para seguirle el ritmo a cerebros tan sofisticados como los que ha ido creando en últimas fechas tanta tecnología aplicada en nuestros vástagos y alumnos por los sistemas de información cibernética, misma que se vuelve inconmensurable e inasible por los adultos “del siglo pasado”
Y si a eso le agregamos nuestra pereza mental para actualizarnos y estar, ya no digamos a la vanguardia, tan solo siquiera en la posibilidad de comprender el proceso de información que manejan las nuevas generaciones, el problema generacional se vuelve aún más profundo como jamás se había dado en el pasado.
De ahí la importancia de aprender urgentemente a manejar a nuestros relevos generacionales, que aunque podría antojarse una tarea casi imposible, con un poco de humildad, empeño y sentido común podremos lograrlo en beneficio de nuestras familias.
Necesitamos humildad para estar conscientes y aceptar que estamos rebasados por conocimientos y circunstancias que nos incapacitan para entender a nuestros hijos y educandos; empeño para que podamos remontar el conocimiento que nos hace falta para crear estrategias de comunicación comprensión y amor familiar y filial y por último necesitamos sentido común-un alto grado de inteligencia emocional- para calibrar y aprovechar las diferentes inteligencias que se han desarrollado en los niños y jóvenes.
De esta manera evitaremos la fatiga y desencuentros que no pocas veces hemos experimentado al no saber convivir y comunicarnos con nuestros hijos y en cambio convertiremos su crianza y acompañamiento en un acto amoroso de retroalimentación, que dará como resultado a personas felices e inteligentes, preparadas para la conquista no tan fácil de estadios justos, plenos y de riqueza en todo sentido.
INFORMES Y SUGERENCIAS AL CEL. 0442464591656 ó AL CORREO ELECTRONICO: [email protected], EN FACEBOOK Y TWITTER.