Por todos los rincones del país fluye y se disemina el descontento de la gente, mismo que se refleja a través de la protesta social y la desobediencia civil, es vivificante ver cómo nacen liderazgos y se consolidan a lo largo y ancho de nuestra nación, producto del hartazgo, miseria y violencia que vivimos.
Cada región, estado o comunidad, ante la injusticia y la complicidad de la autoridad, que exacerba las problemáticas, acuña esta forma de lucha, de autodefensa del pueblo, pero desgraciadamente es implacablemente reprimida con violencia, cerrazón y criminalización.
El ejemplo de nuestros hermanos mayores (más afortunados) de la democracia-por tener más lejos al verdugo americano-, como Argentina, Venezuela, Bolivia, por nombrar a algunos y la dignidad revolucionaria del pueblo cubano, se mezclan con nuestra estirpe guerrera para ir amasando la gran resistencia contra la impunidad y contra la consolidación del gran asalto a nuestro país, largamente acariciado y preparado por las grandes potencias neoliberales de siempre.
Se está demostrando que el pueblo mexicano está preparado para iniciar una lucha más, para la defensa de nuestro patrimonio y del de las nuevas generaciones, que hoy se vislumbran sin futuro o con uno, terrible y devastador, ante los embates de los países imperialistas, “engullidores” de naciones enteras, al más bárbaro estilo de lucha descarnada y fratricida de persona contra persona.
Cada movimiento surge con la pasión y amor a nuestra patria, para reivindicar nuestros derechos inalienables y tenemos la obligación de apoyar a cada uno de ellos, como el de la defensa de la tierra, del aire y del agua, el de la defensa del trabajo seguro, digno y bien pagado.
También es prioritaria la defensa de nuestra soberanía y de nuestro territorio, no se diga la defensa a la educación, a la salud, luchas todas ellas, que van surgiendo inexorablemente en todo el territorio nacional para defender los principios y derechos universales consagrados en cartas magnas internacionales regadas con el talento y la sangre de tantos hombres y mujeres visionarios.
Por lo que es urgente, implementar escuelas de cuadros para una concientización profunda, apagar la televisión abierta, en fin, estar bien preparados para que por cada líder cooptado, encarcelado o asesinado surjan varios, decididos a continuar la lucha a favor de nuestros hijos.
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