• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero……..

Pues bien, estimados lectores, la historia volvió a repetirse. A pesar de todas las previsiones y declaraciones de ALEJANDRO AGUILAR, presidente municipal de Huamantla, este año la feria en poco o nada se diferenció con las de años anteriores. No podía ser de otra forma: fue organizada de manera similar y no se advirtió cambio ninguno. Bueno, sí, uno, los protagonistas que perdieron la vida o resultaron heridos, lógicamente fueron otros; por lo demás se repitieron los excesos de siempre.

Es una lástima que un evento de esta naturaleza que debiera utilizarse para proyectar positivamente la imagen de ese municipio, y por ende la de Tlaxcala, sólo sirve para mostrar escenas de salvajismo, desorden y barbarie, como si no fuera suficiente con las posiciones sotaneras que ocupamos en los diferentes indicadores sociales y económicos de la escala nacional. Y todo ello gracias al pésimo trabajo de nuestros “políticos” y gobernantes.

Lo acontecido en la “ciudad de los muéganos” refleja una triste realidad. El actual gobierno municipal en poco se diferencia de los anteriores; si acaso, quizá en los deseos y buena voluntad de hacer las cosas de manera diferente. Sin embargo, para hacerlas realidad se necesitan “tamaños” y el mejor ejemplo lo tenemos en la llamada “carrera de carcachas”, donde uno de los pilotos perdió la vida y algunas personas resultaron heridas. Los que pasaron el terrible susto juraron jamás volverse a acercar a Huamantla en días de feria. Todo debido a la improvisación e irresponsabilidad de los organizadores, y a la falta de supervisión y control de la autoridad municipal. ¿Cómo es posible que, después de tantos años de realizarse este evento, se siguieran cometiendo los mismos errores? Lamentable, ningún funcionario del ayuntamiento salió a dar una explicación al respecto, lo que demuestra que, para la autoridad huamantleca, la vida de un ser humano no merece mayor cuidado.

Seguramente a muchas personas la vida les cambió de manera drástica a causa de haber asistido a la “feria de Huamantla”, algunos por haber sido directamente afectados, y otros por ser familiares de los fallecidos o heridos. Este año en la Huamantlada se reportaron nueve lesionados, uno de ellos con riesgo de perder la vida, pues el asta del toro le atravesó el abdomen; en las noticias se dijo que “solo un milagro podría salvarlo”. El morbo y la ingesta de alcohol conducen irremediablemente a desgracias como la referida.

Así es, queridos amigos, creo que sólo en Tlaxcala, y en pleno siglo XXI, se dan sucesos de esa naturaleza. Y a los despistados hay que señalarles que hay una diferencia abismal entre la “pamplonada” española, donde cientos de personas corren seguidos de los astados rumbo a la plaza de toros en un evento que dura pocos minutos, y nuestra “huamantlada”, que se prolonga durante un tiempo que se hace interminable, y en la que predominan los borrachos rijosos con ínfulas de toreros que se dedican a maltratar, hostigar y molestar a los toros. Y aclaración final al canto: ese denigrante espectáculo nada tiene que ver con el “arte taurino”.

                                                                      

                                                                        Frase para la reflexión

“QUIEN A LAS BESTIAS HACE MAL, ES BESTIA CABAL”

 

Como siempre, mi total agradecimiento y absoluto respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Gracias y hasta la próxima.