Recientemente escribí en este espacio sobre la significativa importancia que tienen la productividad y competitividad en el desarrollo económico de una entidad federativa. Para el caso de Tlaxcala me atrevo a decir que pocos analistas han desmenuzado con detalle el porqué de la deprimente situación económica en nuestro estado y si existe solución al respecto. Cabe decir que a pesar del ralentizado crecimiento de la riqueza en México con un promedio de 2.0% del PIB anual – porcentaje que según los economistas es insuficiente y mediocre-, existen en el país estados cuyos indicadores económicos resultan sobresalientes, al grado que su tasa de desempleo es 0 y su PIB supera el 6% anual.
De este modo, si tenemos alguna duda sobre qué hacer o cómo empezar a impulsar a nuestra entidad procedamos a analizar lo que puede ser una luz al final del túnel. Este análisis lo dedico –con respeto-, a nuestros políticos Tlaxcaltecas quienes raramente piensan en alternativas técnicas y no retóricas para mejorar la calidad de vida en este pedazo de tierra donde nos tocó nacer y vivir.
De acuerdo con el índice anual de competitividad estatal 2014 publicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) Tlaxcala ocupa varios primeros lugares…pero de deshonra. A nivel nacional Tlaxcala es el estado más pequeño del país pero uno de los cuatro menos competitivos. Tiene un PIB per cápita anual – o sea el promedio de riqueza producida por habitante- de 59 mil pesos, a diferencia de Aguascalientes que es de 166 mil no obstante que su territorio y población son similares al nuestro.
Pero esta diferencia tiene una explicación racional: En tanto que Aguascalientes obtiene 7.9% de sus ingresos totales de impuestos locales propios, Tlaxcala solamente obtiene el 1% siendo además el peor estado con capacidad recaudatoria según el IMCO. Al mismo tiempo, Aguascalientes presenta una tasa cero de secuestros; es el más ágil en el registro de una propiedad en el país y presentó el nivel de desempeño más alto en matemáticas de los jóvenes de 15 años en la prueba PISA para el año 2012.
En contraste, Tlaxcala ocupa el PENULTIMO LUGAR en el SUBÍNDICE GOBIERNO EFICIENTES Y EFICACES del IMCO, índice que califica: la información presupuestal disponible, la calidad del gobierno electrónico (nada más cheque usted la página electrónica del gobierno del estado), la facilidad para aperturar un negocio, la agilidad para registrar una propiedad, el número de empleados en el sector informal y el porcentaje de ingresos propios. Más aún, en el SUBÍNDICE ECONOMÍA ESTABLE nuestro estado se encuentra en EL ÚLTIMO LUGAR de todo el país. Este índice mide variables como el crecimiento del PIB, su deuda pública y las personas económicamente activas u ocupadas en la entidad en edad de laborar.
Y para acabar, en el SUBÍNDICE SECTORES PRECURSORES nuevamente ocupamos EL ÚLTIMO LUGAR; cabe mencionar que estos sectores son de gran importancia y se les considera como condiciones necesarias para impulsar el crecimiento económico, la inversión y la generación de empleo además de ejes fundamentales para mejorar la competitividad de los estados. Este índice mide la disponibilidad de carreteras pavimentadas, el número de accidentes por malas condiciones en el camino, el número de despegues y aterrizajes al año, el número de viviendas con internet o la disponibilidad de cajeros automáticos.
De este modo, se concluye que no debiera existir duda alguna acerca de qué debiera hacer el gobierno para incidir en el desarrollo económico de Tlaxcala. Está claro que lo único que se requiere es voluntad y deseos de trabajar a efecto de construir el andamiaje que apoye el crecimiento económico de Tlaxcala, mismo que ineludiblemente deberá tener dos bases fundamentales: la competitividad y la productividad.
Como colofón: por ahí anda un gobernador que viaja mucho al extranjero para atraer inversión a su estado, pues Sr. gobernante, permítame expresarle que la promoción de los estados para atraer industrias de alto valor agregado es un proceso de largo plazo que implica la construcción de la infraestructura necesaria de manera previa al proceso de promoción. Los casos exitosos en México, como en los estados del Bajío, implicaron un plan muy detallado que trascendió varios períodos de gobierno y que incluyó la adquisición de terrenos, creación de infraestructura básica y sobretodo la formación de capital humano.
¡Hay mi Tlaxcala! ¿Hasta cuándo tendremos políticos visionarios…hasta cuándo?
Mtro. Marco Antonio Muñoz Sánchez