• Miguel Ángel Meléndez Nava
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El pasado 26 de septiembre para los familiares de los 43 alumnos de la Normal Rural “Isidro Burgos”  de Ayotzinapa  Guerrero, se cumplió un año de sufrimiento y dolor, por la desaparición de sus hijos,  el recuerdo de los momentos que convivieron en su infancia y juventud   quedará marcado en los anales de su vida familiar, pero también quedará  marcado  en la historia de nuestro país, como un acto de violencia y barbarie por parte de grupos delictivos, o por encargo de autoridades municipales, estatales o federales,  la verdad nadie la sabe con exactitud, ya que,  hasta la fecha se han hecho una serie de hipótesis, conjeturas  e historias que nadie puede afirmar. Quizás quienes conocieron  la verdad ya están muertos, o también desaparecidos, el gobierno federal ha tratado de dar una explicación de lo que sucedió ese día, pero los verdaderos actores  políticos  a esta fecha; uno  está en la cárcel, y otro ya no es gobernador, por lo que la verdad sigue en el aire, no con esto quiero decir que los Abarca o el Gobernador, fueron los que  raptaron o asesinaron a los estudiantes, pues en ese estado el narcotráfico y la delincuencia organizada son un poder que controla gran parte de la actividad económica y política de Guerrero, y  aunque el gobierno estatal y federal no lo quieran reconocer, los grupos delictivos  tienen una presencia y un poder que en muchas de las ocasiones rebaza los poderes gubernamentales.

En el inicio de mis comentarios, mencione que este 26 de septiembre es una fecha inolvidable  para los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos, pero  nunca mencione que todo el País está de luto, o triste o que nos faltan 43,  ya que esa es una mentira del tamaño del mundo pues  no han sido los únicos mexicanos que han desaparecido o los han asesinado, el caso Ayotzinapan, ha alcanzado grandes dimensiones, primero; porque muchas organizaciones sociales,  grupos de  derechos humanos,  partidos políticos y   una bola de vividores y falsos redentores  han usado como  pretexto el  dolor de las  43 familias, y se han dedicado a buscar culpables, vinculando principalmente al gobierno federal que hay que reconocer que desde un principio falló en su estrategia de seguridad, ya que el problema quien debió resolverlo era el gobierno de guerrero, pero el gobierno federal entro al quite, queriendo quedar de héroe y les salió el tiro por la culata, ya que ahora los que exigen justicia se la reclaman al Presidente Enrique  Peña Nieto, quien quizás sea el menos culpable, ya que el problema era de competencia estatal,  a un año de la desaparición de 43 normalistas, muchos mexicanos nos preguntamos ¿Que hacían esa madrugada los normalistas fuera de su escuela?, ¿Quién iba al frente de los normalistas y cuál era su destino?, ¿Quién dio la orden de secuestrar o asesinar  a los estudiantes, el gobierno municipal, el gobierno estatal, el gobierno federal  o los narcos?, la respuesta sigue en el aire, pero  es triste ver como grupos como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, dice tener la verdad, pero al analizar sus conclusiones, nos damos cuenta que  detrás de sus conjeturas hay  mucho protagonismo, y si su objetivo era llamar la atención lo lograron pues  ahora los familiares de los 43, y los grupos que piden justicia los ven como héroes, cuando mucha de  esa  gente ni siquiera vive en nuestro país,  seguramente  van a seguir surgiendo grupos que amparados en el dolor de las familias van a decir que tienen su verdad,  ojalá el gobierno federal, actué sin presiones, tiene en la cárcel al matrimonio Abarca, a mandos policiales de Iguala y Cocola, y a  delincuentes del cartel “guerreros unidos”, muchos de ellos fueron actores esa madrugada, entonces  ¿Por qué caer en el protagonismo o  en el juego mediático?, ahí puede estar la verdad, ya que es inconcebible ver y saber que los estudiantes de la Normal “Isidro Burgos”, llevan un año sin clases, exigiendo justicia, paseándose de un lugar a otro, en autobuses que secuestran o que les dan los gobiernos, aunque lo más triste es ver sus actitudes y acciones, embozados cual delincuentes destruyen oficinas, cierran carreteras, secuestran y queman transportes, ante la complacencia de los diferentes órdenes de gobierno, ¿Hasta cuándo el gobierno va aplicar la Ley?,  en este contexto  para nadie es desconocido que las normales rurales, han sido y  son utilizadas por grupos subversivos que están en contra de todo y en favor de nadie, lo que ha propiciado que muchos de los estudiantes de estas normales en lugar de estudiar, se dediquen a ser activistas con ideas populistas, y según ellos revolucionarias y un ejemplo claro lo tenemos los tlaxcaltecas con las normalistas de Panotla, que quieren que todo les de el gobierno, y si no toman carreteras, toman la USET y hacen berrinche, hace  unos días  el buen Napo Ordoñez, les dio una tunda, pero luego se asustó y cedió ante el temor de perder su candidatura, así nunca van a parar los desmanes de las normalistas que en su mayoría ni de Tlaxcala son.

Cambiando de tema, se dice que el Director de Notarias y Registro Público, Sergio Cuauhtémoc  Lima López,  además de ser un don Juan cualquiera, que ha sido acreedor a un par de moquetazos por  algunos  esposos ofendidos , ahora  tiene la idea de que antes de que termine el sexenio quiere  adjudicarse una notaria, y  de no ser así, le gustaría ser Presidente Municipal de la capital del estado, dice el dicho “que soñar no cuesta”, pero lo triste de sus aspiraciones es que a todos los tramites les ve signo de pesos, a su personal lo trata con la punta del pie, y el angelito anda siempre de conquista.

Por último, desde esta modesta columna periodística le envió mi más sentido pésame al periodista Sergio Enrique Díaz, y a su familia, por la irreparable pérdida de su señor padre: Don Manuel Díaz Martínez, quién ya está en presencia del Todo Poderoso. Descanse en paz.