Siempre envalentonado, y crítico hasta la locura de todo aquello que no coincida con su forma de actuar y ser, el señor López es el mal ejemplo de lo que ha criticado.
Nepotismo y violación de la norma es lo que describe y retrata muy bien al político tabasqueño que utiliza a Morena para sus fines personales y ahora hasta familiares.
José Ramón, Andrés Manuel y desde luego Gonzalo Alfonso López Beltrán son para el líder de Morena, como dijo en su momento el nada célebre ex presidente de México, el priista José López Portillo, “el orgullo de mi nepotismo”.
Como en antaño, el señor López Obrador es el ejemplo claro de los contrasentidos y la hipocresía política, que ha estado inmersa en la vida de la humanidad, como cuando los Cesares en el Imperio Romano, designaban en los cargos públicos más importantes y poderosos a sus hijos, sobrinos y familiares aunque no tuvieran la capacidad para ejercer una función de poder.
A cada uno de los “pequeños” del Clan del señor Obrador se les ha designado áreas claves para administrar los cerca de mil millones de pesos que los mexicanos pagamos de nuestros impuestos a la riqueza de Morena.
El primogénito del casi tres veces candidato a la presidencia, como es José Ramón coordina los seis mil 459 comités seccionales de Morena en el Estado de México, por lo que controla al menos a 51 mil 672 militantes y los millones de pesos que allá tiene como prerrogativas.
En tanto, Andrés Manuel López Beltrán —el segundo de los hijos— arma la estructura electoral de dicho partido en la Ciudad de México. Es decir, el joven Morenista está a cargo de conformar un ejército de cinco mil 539 personas para que cada una de ellas represente al instituto político en cada sección electoral que hay en la capital del País.
Mientras que el pequeño de los hijos del señor López Obrador, Gonzalo fue enviado a Tlaxcala para apropiarse, y estructurar la lucha personal de su padre de cara a la sucesión presidencial, para lo cual, dicen, solo viene a la entidad por las prerrogativas y financiamiento público que aporta la entidad a su lucha nacional, pues de las más de 500 secciones electorales poco las conoce y mucho menos, las ha apoyado.
Y eso pocos nos habría de importar, a no ser porque los partidos políticos son instancias de interés público, mantenidas con recursos que aportamos todos, vía impuestos, por lo que tenemos la posibilidad, al menos, de cuestionar la doble moral y el contrasentido del proceder de sus líderes.
El señor López Obrador al designar a su hijo González en Tlaxcala, así como a las otras dos “ternuritas”, viola los documentos básicos de su partido y que nadie, ni militantes de Morena y mucho menos autoridades electorales han increpado e impugnado.
La designación de los tres hijos de López Obrador al frente de estructuras partidistas es ilegal, ya que de acuerdo con sus estatutos, en su numeral 2, fracción c, establece que Morena se basa en “la integración plenamente democrática de los órganos de dirección, en que la elección sea verdaderamente libre, auténtica y ajena a grupos o intereses de poder, corrientes o facciones”, así como la “búsqueda de la erradicación de la corrupción y los privilegios a que se han asociado de manera dominante los cargos públicos y la representación política.
El artículo 3 es violado de manera sistemática con la designación de los hijos del señor López al frente de las estructuras partidistas, pues dicho numeral establece que la organización de Morena se construirá a partir de los siguientes fundamentos: Buscará la transformación del País por medios pacíficos, haciendo pleno uso de los derechos de expresión, asociación, manifestación y rechazo a las arbitrariedades del poder, garantizados por la Constitución; que a las y los protagonistas del cambio verdadero no los mueva la ambición al dinero, ni el poder para beneficio propio. Además, que las y los protagonistas del cambio verdadero busquen siempre causas más elevadas que sus propios intereses, por legítimos que sean; Asumir que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás; Luchar por constituir auténticas representaciones populares y (aquí parece que el señor López no los leyó o de plano se los pasa por el arco del triunfo, como lo hizo con su libro , "Nuevo Proyecto Alternativo de Nación” que es la base de su Plataforma de Gobierno rumbo a Los Pinos, cuando ante una reunión a puerta cerrada con 200 directivos e integrantes de grandes empresas, de la COPARMEX acepto no haber escrito ni leído su propio documento) el no permitir ninguno de los vicios de la política actual: el influyentísimo, el amiguismo, el nepotismo, el patrimonialismo, el clientelismo, la perpetuación en los cargos, el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad de otras y otros, la corrupción y el entreguismo”.
No hay calidad moral en el señor López Obrador, quien ha hecho de sus hijos el orgullo de su nepotismo y una estrategia clara de que en Morena, “la democracia soy yo".