Han tratado de crear novelas y series televisas en torno a sus miserias para tratar de transformar sus debilidades en fortalezas. Pero cuando la perra es cusca, aunque le quemen el hocico nunca cambia; así que ese PRI nunca cambiará ni la mayoría de sus militantes que han hecho de la pobreza y miseria social, su principal fortaleza para mantener el poder.
Las semanas que recién concluyeron, el Estado –en pleno activismo político- anunciaron la detención de dos especímenes priístas que resumen y reflejan el ADN del tricolor, como son los ex gobernadores Tomás Yarrington y Javier Duarte.
Con ellos, quieren hacer pensar a la ciudadanía que han cambiado, que no tolerarán los excesos cometidos por nadie…pero…
Deberían de empezar por el presidente Enrique Peña Nieto que nunca ha esclarecido el asesinato o muerte de su primera esposa. Tampoco la forma de adquirir algunos bienes, incluidos, los de su ahora cónyuge, Angélica Rivera, como lo es la llamada Casa Blanca.
Pero los de Yarrington y Duarte no son casos aislados, están otros 20 mandatarios emanados del tricolor en similares condiciones, que sumados sus desfalcos le adeudan a los mexicanos 258 mil 829 millones 185 mil pesos.
Entre ellos está incluido el ex titular del Ejecutivo local, Mariano González Zarur, que tiene pendientes, estimaciones benévolas, por casi 100 millones de pesos.
Pero los tlaxcaltecas sabemos que fueron más los recursos hechos al amparo del poder de parte de González Zarur. A dónde quedaron los millones de pesos “perdidos” en aquellas toneladas de fertilizantes que nunca llegaron a los hombres del campo.
En el resto de la lista, están César Duarte Jáquez de Chihuahua, Andrés Granier Melo de Tabasco, de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, de Nayarit, Roberto Sandoval, en Coahuila están los hermanos Rubén Humberto Moreira Valdez, en Jalisco la corrupción es Aristóteles Sandoval Díaz y en el estado de México tiene a Eruviel Ávila Villegas.
A ellos le siguen Rodrigo Medina de la Cruz, ex gobernador de Nuevo León; Fausto Vallejo Figueroa, de Michoacán; Roberto Borge Angulo de Quintana Roo; Mario Anguiano Moreno de Colima; también está Miguel Alonso Reyes, quien a pesar de es señalado por desviar mil 307 millones de pesos durante su gubernatura en Zacatecas, fue premiado con el cargo de director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y Carlos Lozano de la Torre de Aguascalientes.
También destaca Francisco Olvera ex mandatario de Hidalgo; Jorge Herrera Caldera de Durango; Fernando Toranzo Fernández de San Luis Potosí; José Calzada Rovirosa de Querétaro y hoy titular de Sagarpa, Roberto Sandoval de Nayarit, quien tiene bajo sí, una duda fundada de su proceder, luego de la detención de su Fiscal General, Edgar Veytia, acusado de narcotráfico en Estados Unidos y le sigue Rolando Zapata Bello de Yucatán.
Y del líder nacional de ese partido, Enrique Ochoa Reza podemos decir los mismo, con una autoliquidación de la paraestatal Comisión Federal de Electricidad que a nadie dejó claro; y solo evidenció su debilidad por el dinero fácil.
Por ello, como ciudadano no les creo a sus ovelas y a sus historias aderezadas con miles de millones de pesos utilizados en medios de comunicación para limpiar su imagen, esa que nadie pero nadie quiere comprar.
Por eso, y parafraseando a Jorge Zepeda Patterson en su más reciente colaboración en el diario El País, es verdad que se necesita talento para sacarle ventaja política a tu propia inmundicia. Y cuestiona: “No sé cuántos libros de autoayuda habrán leído en el PRI, pero ciertamente hicieron un arte de la antigua consigna de transformar los propios defectos en virtudes. El caso más indignante de corrupción de un funcionario priísta de los últimos años, los desfalcos ingentes del gobernador Javier Duarte en Veracruz, fue convertido en un argumento electoral a favor del PRI en la apretada y feroz batalla por el Estado de México. Un acto de prestidigitación notable, por donde se le mire”.
Solo que ya casi nadie les cree y solo les queda regresar a lo que han hecho siempre, usar la miseria y hambre en la que tienen sometida a la mayoría de la población para, con migajas, comprar su voto. Aunque ahora ya no les será fácil, México despertó y por el bien de todos, mantengámoslo así.