• Dulce Mastranzo
La salud debe constituir una de las prioridades más urgentes en toda administración y ejecución de políticas públicas, su trascendencia es tal, que no podríamos preservar ni siquiera nuestra propia vida si esta se descuida. La OMS afirma que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano.”

 

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios”.

Este derecho incluye el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad suficiente, y se encuentra estrechamente ligado a otros derechos humanos tales como los derechos a la alimentación, la vivienda, el trabajo, la educación, la no discriminación, el acceso a la información y la participación.

Como todo derecho humano es susceptible de violaciones por parte del Estado, por ello todas las políticas, estrategias y programas que se formulen en esta materia, deben pensarse con el fin de mejorar progresivamente el goce del derecho a la salud para todas las personas, evitando la discriminación y asegurando su disponibilidad a los más necesitados, su accesibilidad tanto económica como física, y su calidad.

En nuestro Estado, los servicios de salud han sido severamente criticados por los usuarios y, quienes se encargan de proveer los servicios médicos a la población constantemente han sido señalados por actos de corrupción. El Plan Estatal de Desarrollo que presentó el Gobernador del Estado, en su capítulo 2 hace énfasis en asegurar el acceso efectivo a servicios de salud de calidad, como un elemento fundamental para que nuestra sociedad se desarrolle de manera sana y fuerte, para lo cual pretende que se de atención oportuna y de calidad a los padecimientos y enfermedades que más nos afectan.

Señala así mismo, que los principales problemas de salud que afectan a los tlaxcaltecas son la diabetes mellitus, las enfermedades del corazón, los tumores malignos, los accidentes, enfermedades del hígado, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades pulmonares y la insuficiencia renal. Entre otros aspectos, refiere que los recursos públicos para salud en Tlaxcala han aumentado de forma considerable, sin embargo es realista al señalar que el número de médicos especialistas en Tlaxcala es menor que el promedio del país, el estado se encuentra en desventaja en lo que respecta al número de camas, quirófanos y tomógrafos y que la calidad de los servicios de salud es menor en el Estado que en el promedio nacional. Para lo anterior ofrece soluciones como fortalecer la capacidad instalada de los servicios estatales de salud y mejorar la calidad de sus servicios, entre otras promesas que ojalá no solo queden en promesas. 

Recordemos que los servicios de salud en la pasada administración se vieron envueltos en los escándalos de corrupción y negligencia, que casi estallaron en huelga de los trabajadores de este sector, principalmente por el incumplimiento de derechos laborales adquiridos a lo largo de los años.

No pasa desapercibido que, pese al desabasto de medicamentos que enfrenta la entidad, miles de estos fueron tirados a la basura al haber caducado ante la incompetencia para hacerlos llegar a quien más los necesita. Entre otros señalamientos que pusieron en entredicho la capacidad de la entonces administración de proveer un servicio tan esencial, a pesar de encontrarnos en un Estado tan pequeño.

El actual titular del Ejecutivo se encuentra ante un reto inmenso, porque para demostrar que de verdad le preocupa la salud de los tlaxcaltecas debe comenzar con una depuración masiva de la secretaria de salud y el OPD Salud de Tlaxcala en sus mandos directivos, olvidando compromisos políticos y anteponiendo el bienestar de los tlaxcaltecas; así como garantizar las prestaciones sociales del personal médico, la existencia de especialistas y el abasto de medicamentos. Esperemos que sus intenciones en el PED no queden en la sola retórica del discurso político.