• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

Aunado a los terribles efectos sanitarios y económicos que ha provocado la pandemia del coronavirus en el estado y el país, actualmente también padecemos otra crisis que genera pánico social, desestabilización y confusión. Me refiero, estimado lector, al fenómeno conocido como INFODEMIA.

 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infodemia es una epidemia nociva que afecta la convivencia social a través de noticias alarmantes. Se trata de una sobreabundancia de información respecto de un tema en particular, lo que hace que sea difícil encontrar fuentes confiables y fidedignas.

 

Aunque el término se utiliza desde hace varios años y fue incorporado al Diccionario de la Lengua Española en 2017, para muchas personas se trata de una palabra nueva y desconocida que comenzó a ser de uso común con la llegada de la pandemia de Covid-19.

 

A partir del confinamiento en casa, el contacto con el mundo exterior se dio por medio de internet, lo que facilitó que cualquier persona tuviera acceso a fake news (noticias falsas) que, consciente o inconscientemente, fueron compartidas con otras personas.

 

Al no verificar la veracidad de las noticias que enviamos a nuestros contactos ni comprobar la confiabilidad de la fuente que emitió la información compartida, sin saberlo, usted y yo contribuimos con el nocivo y mortal fenómeno de la infodemia.

 

El tema es tan delicado, que la propia OMS ha establecido que la infodemia es igual de peligrosa que el coronavirus. Y esto no es ninguna exageración porque este fenómeno tiene efectos mortales al sabotear las acciones de los gobiernos del mundo que están encaminadas a la prevención y la atención del brote.

 

La infodemia es la nueva epidemia de información falsa, propagada principalmente a través de redes sociales en forma de mensajes, audios o noticias aparentemente verdaderas, que en realidad esconden intereses políticos, mediáticos o comerciales.

 

En 2019, México fue la segunda nación a nivel mundial en la que se generaron más noticias falsas, según la OMS. Eso significa que en nuestro país las redes sociales se están utilizando de manera perversa para distorsionar la realidad, confundir y mal informar con intereses particulares.

 

El pasado domingo, el gobierno federal informó que las noticias falsas sobre la actual pandemia se han vuelto una crisis alterna a la del coronavirus, sobre todo en espacios como Whatsapp, Facebook y Twitter.

 

La gravedad de esto radica en el hecho de que la información falsa puede alterar la percepción y el estado de ánimo de la sociedad. Incluso, puede provocar muertes y caos.

 

La propagación irresponsable de fake news sobre el coronavirus ya ha ocasionado la pérdida de vidas humanas en el mundo. Las recientes muertes reportadas en Argentina por ingesta de dióxido de cloro son solo un ejemplo.

 

Pero en Tlaxcala también conocemos las consecuencias de la infodemia. El pasado mes de mayo, pobladores del municipio de Tlaxco impidieron la sanitización que emprendió el gobierno estatal en sus comunidades, alegando que el coronavirus no existe y que el líquido rociado los contagiaría de una enfermedad mortal.

 

El saldo de ese episodio fue una pipa quemada, una ambulancia baleada y una patrulla vandalizada. El personal de Protección Civil encargado de la sanitización tuvo que huir del lugar para salvaguardar su integridad física. La desinformación compartida a través de redes sociales fue la causa de este altercado.

 

Pero el caso de las comunidades de Santa María Lagunilla y San José Tepeyahualco, municipio de Tlaxco, no ha sido el único de ese tipo registrado en nuestra entidad. Antes, por la propagación de información absurda, también se impidió sanitizar espacios públicos en Villarreal, Terrenate; San Sebastián Atlahapa, Tlaxcala; y San Cosme Xaloztoc.

 

Sin duda, un factor que ha facilitado la proliferación de noticias falsas es la baja confianza de la que gozan nuestros gobernantes. La sociedad no confía en los políticos a causa de su interminable historial de incompetencia y corrupción.

 

Por desgracia, esa desconfianza ha sido aprovechada por charlatanes que lucran con el amarillismo y la mentira sistemática y deliberada. No permitamos que la pandemia de Covid-19 continúe agravándose por la manipulación perversa de quienes buscan sacar “raja política” de la tragedia que vivimos.

 

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.