• M.C.S Elsa Martínez Flores
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Conocí a la doctora Miriam Yvonn Márquez Barragán cuando ella ejercía el periodismo, simpatizamos desde el inicio y poco a poco cultivamos una amistad que con el pasar de los años se fortaleció y no perdimos de vista la trayectoria una de la otra.  

Para mí, una relación amistosa debe sostenerla dos tipos de eslabón: la admiración y respeto; siempre reconocí su pulcritud en el difícil arte de escribir, el desarrollo de su vida académica en el extranjero y saber adaptarse con éxito en una nación como Estados Unidos de América.  

Los viajes ilustran, dan otro matiz a la visión que tenemos como personas, el francés Alexis de Tocqueville, se desplazó por muchos países de Europa y fue gracias a sus periplos en diversas ciudades americanas que pudo desarrollar y plasmar su talento de sociólogo y político en libros tan importantes, por ejemplo “El sistema penal norteamericano y su aplicación en Francia”, “Democracia en América”, sólo por mencionar algunos, resultado de sus observaciones y contacto con otras civilizaciones. 

La movilidad y avidez que demostró la doctora Miriam dieron frutos en su trayectoria profesional y unió su cúmulo de conocimientos a una interdisciplinariedad y poder ofrecer a sus lectores una gama de vivencias increíblemente bien relatadas con los cuentos, ensayos y tantas reflexiones del mundo que la rodea bajo la estricta observación que la hace socióloga per se. 

Recientemente fue reconocida por la calidad de su trabajo con el Premio Estatal de Literatura Tlaxcala 2021 Beatriz Espejo, en la categoría de cuento, gracias a su libro titulado “El camino de los huérfanos”, acontecimiento que fue ampliamente replicado en las redes sociales y en medios de comunicación de la entidad y de Puebla. Me queda claro que la sencillez de Miriam continúa incólume, siempre amable a la felicitación, a la crítica constructiva y dedicada al siguiente proyecto.  

Recuerdo que, durante una plática que sostuvimos hace algunos años le comenté algunas anécdotas mías y me sugirió escribirlas o bien dedicarme a realizar algún tipo de novela, lo cual no lo he concretado porque necesito afinar la pluma. Más tarde, Miriam me contó que escribiría un libro y que tal vez sería en la categoría de cuento, lo que finalmente cristalizó y que la hizo acreedora a una distinción de un grupo de literatos en el Estado.  

Reconocer los éxitos de una amistad es un ejercicio que todos deberíamos hacer y dejarnos de envidias o enconos, es también inspirador, motivacional, por ello, refrendo lo que le dije a ella en alguna ocasión, es un honor ser su amiga, un deleite platicar de las cosas que nos han ocurrido, intercambiar experiencias y para poder llegar a ser perfectibles en este transitar por la vida.