• M.C.S Elsa Martínez Flores
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Un profesor me dijo que realizara un ejercicio reflexivo acerca del hombre, su relación con los demás y con Dios. Pensar de forma científica, observar al mundo como una representación social, es decir, el mismo ser humano impuso categorías para todo y así poder entender y controlar el universo. 

Las personas crearon religiones, grupos, sistemas, creencias para controlarse unos a los otros, ¿Quién más dio forma a la serie de leyes para mediar la conducta humana? El hombre sería la respuesta. Inventó algo que se llamó gobernantes porque sin alguien al frente, el desorden imperaría en el mundo:

“Introduce un poco de anarquía, altera el orden establecido y todo se volverá un caos”, frase del personaje El Guasón de la película El Caballero de la Noche, que encierra lo que aquí queremos analizar, el hombre se sometió a sus propias reglas para no caer en los excesos y que el universo ardiera. 

Crecimos bajo normas que ya estaban creadas cuando nacimos para que las cumpliéramos, y nos sometieron a creencias para controlar nuestra propia naturaleza, les dieron un nombre a nuestros sentimientos de culpa y la llamaron conciencia. 

Dijeron que, si salíamos al exterior y si veíamos hacia arriba había algo de color azul que se llamaba cielo y más allá moraba Dios, mirándonos, para aprobar o sentenciar nuestra conducta, crecimos con miedo, comenzamos a marcar en la mente el ABC del comportamiento humano según el criterio de la familia, sociedad y religión, somos manipulados por otros y nosotros a otros.

Desde el inicio de los tiempos nos hemos conducido por cánones, reglas, leyes, creencias de todo tipo, para encajar en la sociedad que creó todo ello para poder convivir de la mejor forma posible, mantener criterios de ética, de valores y de esta manera castigar a quien comete ilícitos que son sometidos a la valoración del hombre, siendo el más grave el delito de matar a otro. 

Actualmente, rechazamos la guerra, las malas acciones de acuerdo al criterio global, el núcleo social ha aceptado nuevas formas de conducta, pero al final tenemos que aceptar que somos una sociedad que fue manipulada y que continúa ahora como manipuladora con nuevas formas de control como la tecnología o el alto consumismo que se ha fomentado en diversos sectores y que calma momentáneamente otras necesidades. 

Termino esta reflexión, para decirles que, a la par que escribía esto, escuchaba una y otra vez la melodía del “Aleluya” con la Orquesta Sinfónica de Atlanta, de la inspiración del alemán Händel, melodía inspiradora que me lleva a no olvidar que, finalmente somos parte del universo que está compuesto por partículas que han viajado por siglos, y henos aquí…tomamos forma para darle un sentido a la vida.