• Héctor A. Villalba
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Ayer al mediodía, pudimos ser testigos de la impostergable transición de los servicios de salud a IMSS-Bienestar, un proyecto del presidente de la república al que Tlaxcala se sumó sin dilación. El asunto era sencillo: atender dignamente la salud de todos los tlaxcaltecas.

Afortunadamente, la gobernadora leyó bien los movimientos del presidente, supo hacia dónde se tenía que caminar de la mano de Zoé Robledo, trabajando conjuntamente se lograría una mejora en los servicios de salud, tanto como para los usuarios como para aquellos que prestan los servicios.

Hay que decirlo, el sindicato de salud que tenía secuestrado al sector en Tlaxcala, había marginado durante muchos años a miles de profesionales de la salud, convirtiendo su representación en una oficina de afiliación y promoción del ya casi extinto Partido Revolucionario Institucional.

En Tlaxcala se entregaron las primeras 300 bases de lo que será el nuevo modelo de salud donde se espera que los profesionales de la salud, ejerzan sus conocimientos y especialidades con responsabilidad, ética, compromiso y amor por Tlaxcala.

Luego de que muchos médicos y enfermeras laboraran durante más de diez años de forma “eventual”, ayer se dio muestra de que el camino a seguir es el de la cuarta transformación, donde el acceso a servicios de salud es una realidad y no un privilegio.

El camino es largo, ojalá que nadie se equivoque en el camino, se da un voto de confianza a aquellos que, sirvieron en el frente de batalla contra la covid, que arriesgaron sus vidas para salvar más vidas. Al fin se ha hecho justicia con aquellos que, por caprichos e intereses de líderes mezquinos, fueron marginados de la posibilidad de acceder a mejores oportunidades laborales, profesionales y personales.

Enhorabuena, el IMSS-Bienestar es ya una realidad en esta nueva historia, no se puede retroceder.