En un acto que parece más un intento de resistir el cambio que una genuina búsqueda de soluciones, un reducido grupo de burócratas del Sindicato 7 de Mayo de Tlaxcala realizó una protesta en la ciudad de México en la mañana de hoy.
La manifestación, que ha atraído muy poca atención, busca llamar la atención del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una demostración de obstinación que deja en evidencia su falta de voluntad para adaptarse a las transformaciones necesarias.
No es la primera vez que este selecto grupo de inconformes aparece en escena. En el pasado, estos mismos individuos se vieron involucrados en actividades de saqueo en farmacias de Pensiones Civiles de Tlaxcala, en complicidad con administraciones anteriores.
Sus acciones no solo han generado pérdidas millonarias, sino que también han minado la integridad y la confianza en el sindicato al que pertenecen.
Mientras estos burócratas se aferran a prácticas cuestionables del pasado, parecen ignorar el respaldo continuo que el presidente de México ha otorgado a las políticas implementadas por la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros. Cuéllar Cisneros quien ha trabajado incansablemente para enriquecer la vida de los ciudadanos de Tlaxcala y erradicar las irregularidades heredadas de administraciones previas.
Es lamentable que este grupo elija pasar por alto los esfuerzos positivos en lugar de abrazar la necesidad de un cambio real.
La protesta de hoy no solo es insignificante en términos de participación, sino que también refleja una resistencia al cambio que va en contra de los intereses del pueblo tlaxcalteca. En lugar de abogar por mejoras genuinas, esta protesta parece ser un intento por perpetuar comportamientos y actitudes que ya no tienen cabida en una sociedad que busca avanzar hacia un futuro más prometedor.

