Pensar, decir y hacer: Responsabilidad de la 4T
Vicente Morales Pérez
El pasado fin de semana la Comisión Federal de Electricidad (CFE), informó el restablecimiento del 93 por ciento de la infraestructura eléctrica en la costa de Guerrero, a 10 días del azote del huracán Otis, como categoría 5, que ha dejado a por lo menos 47 personas fallecidas y 59 desaparecidas, según reportes oficiales.
“El 7 por ciento restante corresponde a casas, edificios y otros establecimientos que, por el daño que sufrieron, no se encuentran en condiciones de recibir el suministro eléctrico”, informó la CFE en un comunicado.
Por la magnitud del daño dejado por el huracán Otis en la zona costeña de Guerrero, el trabajo ha sido arduo y permanente, pero ha dejado clara la fortaleza de la CFE como una institución que era necesario rescatar de las intenciones de desaparecerla o al menos minimizarla, para dar paso a otras privatizadoras, como lo planeaba el gobierno neoliberal de Enrique Peña Nieto.
Este resultado ante uno de los desastres naturales más difíciles que ha enfrentado el país en su historia, es indicativo de que las acciones emprendidas por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador van por buen camino y que por ahí es donde se debe seguir caminando.
A la vez, calla muchas voces provenientes de los partidos de oposición que anunciaban un fracaso estrepitoso en las intenciones gubernamentales de fortalecer a la CFE como una empresa pública de carácter social.
Esta empresa estatal lleva doce días de labores tras la caída de 12 mil 500 postes de luz por los vientos huracanados de Otis que, en menos de 12 horas, se intensificó a la mayor categoría 5 para un huracán, afectando 65 por ciento de la costa de Guerrero.
Para restablecer el servicio eléctrico, la CFE ha dispuesto más de 2 mil 900 trabajadores electricistas, 283 grúas, 875 vehículos y siete helicópteros, además de que ha instalado 147 plantas de emergencia y 38 torres de iluminación y ha trasladado más de 3 mil 639 toneladas de materiales, que se suman a las 3 mil 500 que ya se tenían en las zonas afectadas en Guerrero antes del impacto del meteoro.
Las acciones de la CFE han sido de un tamaño proporcional a la devastación generalizada en Acapulco y sus alrededores, pues tenemos que recordar que resultaron inundadas vías públicas, arrancados de tejados de residencias y hoteles, vehículos sumergidos y corte de conexiones de comunicaciones, carreteras y aéreas.
Todo ello llevó al gobierno de López Obrador a emitir una declaratoria de emergencia en Guerrero, situación que ya obliga la aplicación de recursos económicos inmediatos para hacer frente a los daños materiales para llevar a cabo la reconstrucción. Hay voces expertas y empresas especializadas que estiman los daños por alrededor de 15 mil millones de dólares, tan solo en la región de Acapulco. Por eso es meritorio el trabajo emprendido por la CFE.
Por supuesto que la reconstrucción apenas empieza en Acapulco, sin embargo, es bueno saber que el compromiso asumido por el presidente López Obrador de ponerlo de pie para el mes de diciembre, señaladamente en Navidad.
No solo el gobierno federal está volcado en la ayuda a miles de personas que prácticamente lo perdieron todo después del paso del huracán Otis. También la iniciativa privada y también los millones de mexicanos que, a través de diversas instituciones, han enviado ayuda en alimentos no perecederos, medicinas y otros artículos como cobijas, jabones y pañales.
México, como en otras situaciones difíciles, saldrá adelante. Gracias a la unidad de mexicanas y mexicanos.
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