La política mexicana ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas y significativas. La reciente muerte de la maestra Ifigenia Martha Martínez y Hernández, a los 99 años, marca no solo la despedida de una mujer excepcional, sino también el cierre de un capítulo en la historia del país que, sin duda, sigue siendo un testimonio de lucha, esperanza y transformación.
Nacida el 16 de junio de 1925, Ifigenia Martínez y Hernández fue pionera en todos los sentidos. Su camino comenzó en una época de cambios drásticos en México. Fue la primera mujer mexicana en obtener un posgrado en economía en la prestigiada Universidad de Harvard, un logro que abrió puertas no solo para ella, sino para muchas otras mujeres en el ámbito académico y político. A lo largo de su vida, se convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia social y la igualdad de género.
Desde su participación en la creación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) hasta ser cofundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Ifigenia Martínez no solo fue testigo de la evolución política del país, sino que también fue una agente activa de cambio. Su trayectoria se caracterizó por un compromiso inquebrantable con los ideales de la izquierda mexicana, los cuales defendió con valentía y convicción a lo largo de las décadas. Cuando el PRD dejó de representar los ideales de izquierda, la maestra decidió renunciar a su militancia en un acto de congruencia política.
En la última etapa de su vida las complicaciones medicas se hicieron presentes, pero su espíritu permaneció indomable. A pesar de sus problemas de salud, la maestra Ifigenia Martínez y Hernández, estuvo presente en la toma de protesta de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México, siendo ella quien entregó la banda presidencial cumpliendo su labor como presidenta de la mesa directiva de la cámara de diputados. Aunque posterior a su fallecimiento nos enteramos que no pudo pronunciar el discurso que había preparado para esa ocasión, su presencia fue altamente significativa.
El mensaje que la maestra Ifigenia Martínez y Hernández no pudo expresar ese día, queda grabado como un testamento de su incansable lucha. En su discurso, ella habría reconocido no solo el logro de la Dra. Claudia Sheinbaum, sino también a todas las mujeres que, como ella, han luchado por abrir caminos en un mundo dominado históricamente por hombres. Su legado es un recordatorio de que la historia de México está llena de mujeres que han luchado y siguen luchando por un futuro mejor.
La trascendencia de la maestra Ifigenia Martínez y Hernández fue más allá de sus logros académicos y políticos. Fue directora de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM y trabajó en la Secretaría de Hacienda, pero su verdadero impacto se sintió en su papel como líder de la oposición. Su protagonismo como la primera senadora por el Distrito Federal de un partido de oposición es solo una de las muchas hazañas que marcaron su trayectoria. En sus últimos años, la maestra Ifigenia Martínez y Hernández fue siempre una gran aliada del Lic. Andrés Manuel López Obrador, líder de la Cuarta Transformación y el mejor presidente que ha tenido México.
Hoy, he querido dedicar estas breves líneas para recordar a una de las más grandes mujeres que ha tenido la izquierda en México. Nuestra presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo ha mencionado en sus discursos la frase “No llego sola” y tiene razón, su victoria ha sido el crisol de la lucha de mujeres como la maestra Ifigenia Martínez, quien hoy observa desde la eternidad las hazañas de la primera mujer que llega a la máxima magistratura de nuestro país. Su legado y su ideario está vivo en la acción tenaz por la construcción del 2º Piso de la Cuarta Transformación.
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