• Abel Velázquez
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La reciente explosión en la acerera de Xalostoc ha dejado una estela de dolor y confusión, pero también ha puesto en evidencia una preocupante disonancia cognitiva en la comunicación del gobierno de Tlaxcala.


En primera instancia, el área de comunicación del gobierno estatal informó sobre la identificación de cuatro cuerpos de las víctimas de la explosión. Esta información, que se difundió a través de su grupo oficial de WhatsApp, generó una sensación de avance en la investigación y un respiro para las familias que esperaban noticias de sus seres queridos.


Sin embargo, la misma Coordinación de Comunicación envió un boletín de la Fiscalía General de Justicia del Estado  en el que se precisaba que únicamente dos cuerpos habían sido identificados. Esta contradicción, lejos de aclarar la situación, sembró más incertidumbre y confusión entre la población.


Esta danza de la desinformación no solo pone en evidencia la falta de coordinación entre las instituciones, sino que también revela una preocupante falta de transparencia y responsabilidad.


En primer lugar, el gobierno se atribuyó una responsabilidad investigadora y de peritaje que no le corresponde. La identificación de cuerpos es una tarea que le compete a la Fiscalía, no al área de comunicación del EJECUTIVO. Al asumir este rol, el gobierno no solo incurrió en una incompetencia evidente, sino que también generó falsas expectativas en la población.


En segundo lugar, la Fiscalía utilizó los canales del gobierno estatal para promover "sus comunicados" que claramente contravienen a la autonomía de esta. Esta práctica genera una sensación de manipulación y falta de independencia, lo que debilita la confianza en las instituciones.


La disonancia cognitiva en este caso no solo es un error de comunicación, sino un reflejo de una profunda falta de coordinación y transparencia en el gobierno de Tlaxcala. Es fundamental que las autoridades asuman su responsabilidad y se comprometan a brindar información veraz y oportuna a la población.