La gobernadora Lorena Cuéllar ha estado muy activa en la Ciudad de México, buscando coordinarse con las autoridades federales para proyectos que beneficien a Tlaxcala. Mientras tanto, en el estado, su equipo parece estar más preocupado por las fiestas y los escándalos que por atender las necesidades de la población.
Es admirable que la gobernadora busque recursos y apoyo para Tlaxcala, pero ¿de qué sirve si su equipo no está a la altura de las circunstancias?
Las noticias de funcionarios estatales involucrados en escándalos y fiestas son una constante. La imagen de un gobierno que no se toma en serio su responsabilidad se fortalece con cada nuevo caso. Mientras la gobernadora busca apoyo en la capital, su equipo parece estar más interesado en el "pachangueo" que en el trabajo duro y la entrega a la ciudadanía.
Es hora de que la gobernadora ponga orden en su equipo. La ciudadanía merece un gobierno que se enfoque en resolver los problemas del estado, no en fiestas y escándalos. La gobernadora tiene la responsabilidad de garantizar que su equipo trabaje con eficiencia y responsabilidad. La gente de Tlaxcala necesita resultados, no promesas vacías y escándalos.
La gobernadora debe tomar medidas drásticas para recuperar la confianza de la ciudadanía. La imagen de su gobierno está en juego. ¿De qué sirve coordinarse con el gobierno federal si no se puede garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y transparente? ¿De qué sirve buscar proyectos si no se cuenta con un equipo capaz de ejecutarlos?
La gobernadora Cuéllar debe actuar con firmeza. La ciudadanía tlaxcalteca espera que se tomen medidas para que su gobierno sea realmente un motor de progreso y desarrollo, no un espacio para fiestas y escándalos.