• Abel Velázquez
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El Ayuntamiento de Apizaco, en un intento desesperado por limpiar su imagen, ha emitido un "comunicado oficial" en el que se desmienten "intentos de fraude" que involucran al presidente municipal y a los demás miembros del ayuntamiento. La frase "invita a denunciar" suena a un intento de lavarse las manos y a una estrategia para desviar la atención del verdadero problema: la falta de credibilidad y la ineficiencia del actual gobierno.

El comunicado no hace más que confirmar lo que ya se sabía: el bono democrático del presidente municipal se ha esfumado. Sus promesas de campaña se han evaporado como el rocío matutino y su gestión se ha convertido en un catálogo de errores, improvisaciones y, ahora, en un escenario de posibles fraudes.

A estas alturas, nadie espera soluciones del "Patitas de Molcajete". Su incapacidad para gobernar es evidente, y cada día que pasa se convierte en un nuevo capítulo de su incompetencia. Las promesas de campaña se han transformado en un amargo sabor de decepción para los apizaquenses.

Tres largos años quedan para que el presidente municipal siga siendo exhibido por su ineficiencia. Un tiempo que se antoja eterno para una población que anhela un gobierno que realmente los represente, que les brinde soluciones y que no se esconda detrás de las faldas de la primera dama.